La deuda de la COP27
Es evidente que las conclusiones obtenidas en la última cumbre de la COP27 han sido realmente escasas. Además, todavía quedan muchísimos temas por los que llegar a acuerdos para que la vida en el planeta sea la mejor posible en próximas décadas.
Sharm el-Sheij (Egipto) ha sido el escenario de la reciente cumbre de la COP27. Este es un encuentro internacional dedicado al estudio, reflexión y comprensión de los problemas, avances y políticas necesarias para hacer frente al cambio climático y sus consecuencias.
En esta ocasión, como en otras anteriores, los resultados obtenidos por las diferentes comisiones, encuentros y mesas de trabajo, no han logrado llenar las expectativas. Muchos esperaban mejores y mayores decisiones ante la actual crisis climática y sus desafíos, pero todavía hay muchos cabos sueltos.
El neerlandés Frans Timmermans, vicepresidente primero de la Comisión Europea, ha dicho en esta dirección que hay que seguir trabajando dadas las escasas metas obtenidas.
Pequeñas pinceladas
A grosso modo, pudiéramos decir que los objetivos logrados en la COP 27 están enmarcados, en un primer nivel, en la posibilidad de tener una mayor comprensión sobre el origen del problema ecológico que en este momento atraviesa el planeta. Un segundo logro pudiera ser la reincorporación de Brasil al escenario internacional después de cuatro años de silencio.
El Gobierno del gigante de Sudamérica es poseedor de un alto porcentaje de la Amazonia, el pulmón vegetal más importante de nuestra geografía planetaria. Esto lo convierte en un administrador sustancial de nuestro futuro más cercano.
Como tercer elemento, tenemos la posibilidad de generar y concretar en la actualidad una mayor cantidad de litigios contra quienes rompen con la ley, independientemente de pertenecer a la esfera pública o privada.
Una cuarta percepción sería que hay una mayor claridad en relación a la implementación de políticas públicas dirigidas a disminuir el tema de las emisiones y contaminantes.
Los deberes sin hacer de la COP27
A pesar de encontrarnos ante uno de los escenarios más desfavorables para la humanidad, los esfuerzos son insuficientes. Cada día contamos con una mayor cantidad de inundaciones, pérdidas de cosechas, aumento del hambre, desequilibrios geopolíticos y demás. A pesar de todo ello, los resultados de la COP27 han sido escasos y desalentadores.
Sin duda, preocupa la pasmosa superficialidad con la que se han discutido temas trascendentales. También ofrece mucho para el análisis la poca disciplina que se muestra a la hora de cerrar acuerdos importantes. Sirva de ejemplo el tema de los financiamientos ante pérdidas y daños o la presencia de algunos actores impensables.
Por desgracia, esta cumbre se ha convertido en un eterno retorno de retóricas vacías, y no parece haber demasiado interés por atacar las causas reales del problema. Problemas evidentes como, por ejemplo, los altos niveles de contaminación y las formas depredadoras de producción capitalista.
En fin, en el texto final, el llamado a resolver temas importantes en posteriores reuniones y cumbres, indican la falta de interés político por resolver las contradicciones existentes en esta dimensión político-económica.