Se puede entender a la Arqueoastronomía como un estudio complejo y articulado al interpretar los conocimientos astronómicos de las antiguas culturas mediante los restos, principalmente, arqueológicos sin embargo para su comprensión amplia y extensa es necesario el tratamiento de fuentes etnohistóricas: el arte rupestre, pictografías y petroglifos, grabados e inscripciones, códices, estelas y conjuntos arquitectónicos e inscripciones, códices, estelas y conjuntos arquitectónicos.
Según la Universidad Complutense de Madrid la define como una rama de la astronomía y de la arqueología, cuya función es estudiar las orientaciones de las diferentes construcciones o lugares sacralizados, de las antiguas civilizaciones; para determinar el grado de conocimiento astronómico de esas civilizaciones que nos han precedido, su calendario, y cosmogonías.
Estos estudios se dan por ejemplo al comprender la relación entre:
- La orientación de construcciones ceremoniales y estructuras arquitectónicas corfespondientes a cuerpos y ciclos celestes, como lo puede ser Teotihuacan.
Posición y alineación de:
- Templos
- Basamentos pirámidales
- Plazas ceremoniales
- Avenidas y calles.
- Topografía y su importancia en la identificación de ciclos y estaciones.
Para dar un ejemplo más claro, tenemos el famoso monolito, mal llamado, “Calendario Azteca” o “Piedra del Sol“. Es un disco de piedra tallada, un disco solar representado como una sucesión de anillos concéntricos que contienen diferentes elementos relacionados con el registro, la concepción y cosmogonía del tiempo.
Marcan cuatro direcciones, las cuales corresponden a cuatro diferentes y antiguas edades del mundo y la destrucción de los mismos. Los movimientos del Sol, y en su centro se encuentra el glifo 4 Movimiento (nahui ollin), nombre del Quinto Sol, que fue la era de los mexicas, y la nuestra, según datos del Instituto Nacional de Antropología.
Aunque es un ejemplo de la cuantificación del tiempo y en lenguaje castellano el concepto de “calendario” es el que nos acerca más al objeto, no hay que dejar de lado que solo es eso, una aproximación al objeto.
De manera muy general este se compone de un ciclo civil que se denomina Xiutlalpohualli “la cuenta de los años”. Consta de 360 días que se dividen en 18 meses de 20 días, más 5 huecos o nefastos.
Cada mes se designaba con el nombre de un fenómeno natural y con rituales que se llevaban a cabo en ese momento. Los mexicas contabilizaban el tiempo en grandes períodos de 52 años “Xiuhmopilli” entendido como la Atadura de años. El calendario ritual, basado en el comportamiento lunar, comprendía un ciclo de 260 días, divididos en 13 grupos de 20 días cada uno. Cada día estaba asociada a una deidad o un punto cardinal, por ejemplo:
- Ocelotl, jaguar, Quetzalcóatl, norte.
En medio está Tonatiuh y alrededor 4 eras anteriores a la creación de nuestro mundo con finales en que conllevaron a la destrucción de los “prototipos ” de humanidades.
Hay inmensas investigaciones de este monolito y por supuesto más de arqueoastronomía, que con poco más de 30 años de posicionarse en los estudios arqueológicos han aportado un gran conocimiento al mundo prehispánico por encima y con del cielo mismo.
Aún así los estudios necesarios alrededor del mundo siguen aportando cada vez más aproximaciones a conocer el mundo antes de la Occidentalización, permitiendo, ver el cielo de formas infinitas.