Luego de 8 años de su cambio de plano, Chávez está más vivo que nunca en los hombres y mujeres de bien.
5 de Marzo 4:25 de la tarde más triste jamás vivida y seguimos teniendo Chávez y Patria, Patria y Chávez.
Te quedaste Chávez en cada Mujer y Hombre libre de este mundo. No pudo la canalla acallar tu ser inmortal; te le escurriste a la perversidad de los idiotas y sus miserias ilustradas; transmutarte en montaña, albor, manantial o ríos en las sabanas infinitas de tus querencias.
Derrotaste al universo perverso de los dioses sacrosanto del libre mercado; exorcizantes las mezquindades del averno y sus fortunas, y por ello, los que te temen no pudieron, ni podrán impedir que sigas siendo referencia obligatoria para los caminantes de la paz, los militantes del amor, los justos, los buenos, los guerreros de siempre.
Nos entregaste los cimientos para la Venezuela nueva. Nos advertiste de los enemigos y desnudaste sus tácticas y estrategias. No conforme con tu grandeza de gigante y lejano a toda egolatría, lisonja y demás adulancias de los traidores, entregaste a cada revolucionario tu ser infinito y comprometido.
Chávez, siempre Chávez. Más que un hombre, una historia y un legado; la esencia de la Revolución Bolivariana.
Todo lo bueno se parece a Chávez; la sonrisa de los niños, el canto de los pájaros, la casa bien construida, el acervo cultural rescatado, las luchas anti imperialistas, los trabajadores empoderados, el pueblo organizado, el poder popular gobernando, produciendo y elevando al infinito la mayor suma de felicidad posible.
Sus detractores aun después de muerto no han podido con él. Los coleados, zorros y camaleones de siempre, huyen despavoridos ante su presencia. Chávez es un grito de guerra que pulveriza a las ignominias de gobernantes abyectos que se disfrazan de rojo para camuflar sus odios contra sí mismo y contra el pueblo. Chávez, espanta a “los predestinados como los más apto” los saltimbanquis sin gracia, que se arrastran a la normalidad que imponen sus amos imperiales.
Ser Chavista es ser Revolucionario y viceversa. Es la complejidad pura expresada en una dialéctica de lo concreto, donde el debate es la norma, la irreverencia su campo y la disciplina su acción. Mirar a Chávez es mirar el presente continuo y la lucha por la felicidad. No es fácil ser chavista, es un reto superior que pone a prueba nuestras fortalezas revolucionarias.