“El expresionismo alemán fue el punto de partida de mi colección de maestros del siglo XX”.
Con estas sentidas palabras, Hans Heinrich Thyssen Bornemisza confiesa su debilidad por este tipo de pintura, que allá por 1931 le obliga a adquirir una acuarela de Nolde, y cuya amplia representación constituye una parte fundamental de su magnífica colección.
Una que, junto a las obras pertenecientes a su viuda (cuya generosa labor por la cultura española ya hemos glosado con anterioridad), podemos disfrutar normalmente en el Museo Thyssen de Madrid, y en esta ocasión, perfectamente explicados, en esta lograda exposición, de la que me vais a permitir ser vuestro guía.
Antes de comenzar, decir que lo que seguramente motivó al barón fue esta explosión del color por encima de los impresionistas, junto con una estética realmente rebelde, antiburguesa, por encima de los corsés sexuales, las líneas que forman el dibujo grotescamente distorsionadas y ciertamente, una forma de pintar violenta e impulsiva.
Hablando de los impresionistas, posiblemente fueron los más vanguardistas de ellos como por poner un ejemplo entre otros Gauguin, Munch y van Gogh, como a continuación veremos, su punto de partida.
Vincent van Gogh
Les Vessenots en Auvers
Paul Gaugain
Idas y venidas, Martinica
Edvar Munch
Atardecer
Y el proceso empieza a dar estos resultados, eliminando los contornos, es el color el que da la forma.
Erich Heckel
Casa en Dangast (La casa blanca)
Es uno de los cuadros más famosos de la colección, con los azules caballos de este plácido sueño miles de veces reproducidos. Armonía total con la naturaleza, ni siquiera el león parece amenazante. Regalo del pintor a Kandinsky.
Franz Marc
El sueño
Esta tendencia artística en su origen se localiza en Dresde. Die Brücke, comunidad expresionista cuyas reivindicaciones estilísticas resume perfectamente esta tela; aspecto abocetado, colores antinaturales, verde en el rostro (aunque esto ya lo habéis podido encontrar antes en muchos de los retratos de El Greco), efecto inquietante, mirada ausente, labios estridentes.
El artista, consciente de que lo es, ya no busca en ti una sensación, quiere provocarte una emoción. Y en numerosas ocasiones no espera que esta sea precisamente placentera.
Ernst Ludwig Kirchner
Fränzi ante una silla tallada
Emil Nolde
Puente en la marisma
Karl Schmidt-Rottluff
El pueblo de Dangast
Reparad en esta acuarela con carbón, con lo que Mueller ensucia toda la naturaleza y resalta de ese modo la pureza de las líneas de la muchacha desnuda.
Otto Mueller
Desnudo junto a un estanque del bosque
Mirad este reflejo en el río también de Otto Mueller mientras llegamos a la segunda parte; esta logradísima exposición no ha hecho más que empezar.