El pasado 25 de agosto de 2018 el Comité Nacional Demócrata de Estados Unidos (DNC) aprobaba una profunda reforma que neutralizaba la actuación de la élite del partido de Bernie Sanders, el Partido Demócrata (PD), con intención de evitar resultados negativos para este en las primarias del año 2020.
Estas reformas redujeron al mínimo el papel de los superdelegados, unos funcionarios electos del PD que se reservaban un sexto de los votos en la Convención Nacional y que podían votar con independencia de los sufragios populares emitidos en cada estado.
A partir de entonces estos superdelegados -un grupo que incluye a legisladores, gobernadores y expresidentes– ya no podrán votar en la convención que cierra el proceso de primarias del Partido, a no ser que se registre un empate entre los aspirantes demócratas. Su figura fue creada con el fin de dar mayor peso a personas entendidas o élites del aparato del Partido a la hora de decidir al candidato demócrata.
Tal y como comentábamos, la abrumadora ventaja de la exsecretaria del Estado, Hillary Clinton, en el voto de los superdelegados dio impresión a los votantes de que se alzó con la victoria gracias a esta representación y apoyo de las élites, a pesar de que el senador Bernie Sanders generó mayor entusiasmo popular; aunque realmente Clinton obtuvo más delegados en el voto popular que Sanders, muchos votantes consideraban este sistema como antidemocrático, sumándole un motivo para establecer esta reforma y que el sistema de voto se asemejase más al del Partido Republicano.
Bernie Sanders afirmaba en un comunicado que el cambio hará que el PD sea “más abierto y democrático y responda a las ideas de los estadounidenses de a pie”, alentando a otros Estados que mantienen diferentes tipos de esquemas electorales a realizar este cambio en las primarias por “considerar que su esquema es más sencillo y favorece una mayor participación ciudadana”. A pesar de este planteamiento recibió una gran crítica por parte de los medios de comunicación acusándole de transformar el sistema de votos por interés en su candidatura.
De poco la servirá ya que el panorama electoral en las primarias sitúa a Joe Biden y Bernie Sanders en una reñida carrera electoral, donde Biden, aún siendo el último en presentar su candidatura, se alzaría con una ventaja de 14 puntos sobre Sanders.
Si bien es cierto que falta por añadir en el sondeo los votos de los superdelegados, grupo que apostará por el senador Bernie Sanders tras las elecciones que le desbancaron y otorgaron representación a Clinton, parece que la victoria no será tan fácil como se plantearon hace un año al establecer esta reforma.