¿Dónde está la trampa en las reformas laborales del Ecuador?
“Condénense a ser explotados y además agradezcan” fueron las primeras palabras de Fernando Ibarra del Parlamento Laboral, al referirse a las reformas que intentan incorporar en el Código de Trabajo desde el Ejecutivo en contubernio con grupos empresariales.
Primera reforma laboral
Una de las reformas plantea 3 tipos de jornada laboral: 1) Jornada ordinaria, de 40 horas en cinco días y 8 horas diarias. 2) Jornada especial, que se creará vía acuerdo entre empleador y trabajador y revisado por el ministerio del ramo, con 40 horas que se cumplirán hasta en 6 días y podría ser de hasta 12 horas diarias. Si se excedieran de las 40 horas se deberán pagar los recargos de ley. 3) Jornada parcial de entre 20 y 36 horas semanales distribuidas en 6 días.
Al respecto Ibarra expresó, en una entrevista de Radio Pichincha, que en base a esas reformas no hay reconocimiento del trabajo complementario. “Ellos (los empresarios) dicen pasadas las 40 horas sí les vamos a pagar trabajo suplementario y extraordinario” ironizó.
Suicidios en Asia por estrés laboral
“Una persona que va a trabajar 3 días seguidos 12 horas, imagínese usted ¿qué horas suplementarias va a trabajar?” cuestionó el experto en relaciones laborales e invitó a revisar la cantidad de suicidios laborales que hay en Japón, en los tigres del Asia, Singapur, Malasia e Indonesia como producto de la sobrexplotación laboral.
Un informe del Ministerio de Trabajo de Japón en el 2016 registraba más de 2 mil suicidios por estrés laboral. Este fenómeno es conocido también como “karoshi”. Hasta hace poco, la legislación laboral japonesa solo establecía una recomendación de no realizar más de 80 horas extra al mes, pero casi una cuarta parte de las corporaciones niponas reconoce que sus empleados trabajan más de ese tope.
La población de esos países no es que tiene un ingreso ‘per cápita’ importante para decir que disfrutan de esa riqueza que generan agregó Ibarra antes de advertir que esa riqueza se queda en los bolsillos de unos pocos empresarios.
Uno de los argumentos de ciertos representantes del empresariado ecuatoriano como Patricio Alarcón, es que si un empleado trabaja en tres días puede conseguir otro trabajo como en los países del Primer Mundo para que pueda generar más ingresos.
“Alarcón fue uno de los que nunca trabajó”
Al respecto, Ibarra aclaró que el presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano, Alarcón, fue “uno de los que nunca trabajó” y no conforme con eso está queriendo aplicar estas reformas que han tenido ya el rechazo de una gran parte de ecuatorianos y algunos sectores sociales como el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que se mostraba como simpatizante del gobierno de Lenín Moreno hasta la semana pasada.
“Once años ha pasado España bajo el gobierno de Rajoy, precarizando la relación laboral con el cuento del empleo y resulta que lo único que hicieron fue aumentar los contratos precarios en condiciones de explotación laboral” indicó Ibarra y agregó que hoy ya se está analizando la necesidad de controlar el ingreso y salida de los trabajadores en España para pagarles como la ley manda. “El mundo evoluciona hacia el bienestar no hacia exprimir a la mayor parte de la población”.
Un informe del Foro Económico Mundial realizado en el 2018 expone que Italia está entre los 8 países más productivos del mundo y esa productividad no está relacionada con el número de horas extra que hace un trabajador ni con una mayor presión e intensidad de trabajo. Tiene una jornada laboral de 40 horas a la semana con 8 horas diarias y dos horas de almuerzo, en varios casos. Además, es uno de los países con más días festivos incluyendo sus fiestas religiosas.
En Europa, según Ibarra, se están buscando reducir la jornada laboral de 40 horas a la semana por el estrés laboral. “Está comprobado que un trabajador sometido a un estrés laboral mayor, no rinde todo el tiempo que está en el trabajo. Entonces, es preferible hacerlo trabajar 6 horas, cuando es realmente productivo y que regrese al día siguiente con toda la energía recargada para seguir siendo productivo”.
Segunda reforma
Una segunda reforma se refiere a la ampliación del tiempo de prueba que un trabajador de pasar dentro de una empresa. Hoy ese tiempo de prueba es de tres meses pero los empresarios quieren cambiarlo a 1 año y algunos hasta 2 años. “Los trabajadores nos moriremos de prueba en prueba sin tener estabilidad laboral” dijo el titular del Parlamento Laboral.
Tercera reforma
La tercera reforma que consiste en la eliminación del recargo del 35% en contratos eventuales, trata de la modificación del artículo 17 del actual Código Orgánico del Trabajo. En esa se establece que los obreros bajo la modalidad de contratos eventuales tengan un incremento en su sueldo del 35% del valor hora del salario básico.
Los empresarios manifiestan que ese recargo desmotivaba a las empresas a contratar bajo dicha modalidad laboral. Por ello, el Consejo Nacional de Trabajo aprobó la eliminación de ese 35% de recargo.
En cuanto a las reformas laborales para el sector público, el ministro de trabajo de Ecuador, Andrés Madero indicó que serían enfocadas en aspectos de control pero para los gremios de los trabajadores estas son injustas. Ibarra rechazó rotundamente estas formas de aprovecharse del trabajador.
El talante de los políticos y empresarios ecuatorianos
“Aquí (en Ecuador) se sigue pensando que vivimos en Huasipungos. O trabajan los empresarios también o que vayan a buscar otra cosa. Que vaya e inviertan en Europa y EE.UU. Qué Alarcón diga voy a llevarme mi plata porque lo voy a tumbar a Trump de ser uno de los magnates inmobiliarios y no se quedé aquí cómodamente aprovecharse de un desgobierno para flexibilizar brutalmente la relación laboral y con eso volverse millonario más de lo ya es” concluyó un Fernando Ibarra bastante enfurecido.
Las tres reformas que buscan los empresarios en el primer paquete fueron enviadas al Ejecutivo que, meses atrás, llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para aplicar su receta económica que entre otras cosas propone jubilación a los 80 años de edad.