Ayer en El Objetivo, cuando Carmen Calvo fue puesta al límite por la entrevistadora sobre la posibilidad de un gobierno de coalición, se vino abajo por unos segundos en los que brilló la sinceridad y se mostró el verdadero motivo por el que el PSOE se niega a permitir la entrada de Unidas Podemos en su gobierno.
“No es posible” expresó. Sin añadir ninguna razón. Lo que equivale a “no nos dejan“. Podría haber dicho que las coincidencias programáticas no son lo suficientemente consistentes como para justificar la entrada en el gobierno, o señalar la falta de experiencia de los principales dirigentes de UP en altos cargos del poder ejecutivo. Pero no, un simple “no es posible“.
Ana Botín, dueña de la deuda del PSOE, lo señaló claramente nada más saber el resultado de las elecciones. La Patronal (CEOE) también se pronunció en el mismo sentido: con UP no. Y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) está obedeciendo aunque lo aboque a una huida hacia adelante que ya lo está desgastando de cara a una repetición electoral, arriesgándose a perder La Moncloa.
El daño que le hizo a Pedro Sánchez no cumplir lo prometido después de que Pablo Iglesias aceptase su veto, se ve empeorado por el “no es posible” de Carmen Calvo, porque señala a las claras que es el PSOE el que tiene el problema para conformar un gobierno progresista, no Unidas Podemos.
Sin embargo la evidencia de la realidad va más allá y, si Unidas Podemos es capaz de maniobrar acertadamente podría golpear bastante duro al PSOE en la próxima convocatoria electoral. La situación revela sin justificación posible, que los de Pedro Sánchez no son la izquierda, pues están perdiendo el tiempo en encontrar justificaciones, que por ahora no convencen a sus votantes, que les permitan maniobrar según las órdenes del IBEX 35, pero manteniendo que son un partido progresista que se posiciona contra los poderosos a los que obedece.
El principal error de Pedro Sánchez fue revelar frente a Jordi Évole los entresijos del poder que lo obligaron a no pactar con UP, por lo que ahora la explicación de lo que acontece surge de manera automática. En una hipotética campaña electoral, el del PSOE habrá sido el que ha desmontado su propio argumentario:
- El voto al PSOE no habría servido para conformar un gobierno progresista. Pese a que UP ha aceptado todos los vetos y se ha olvidado de sus líneas rojas, Pedro Sánchez no ha cumplido la promesa de conformar gobierno si Pablo Iglesias se apartaba.
- El voto al PSOE no habría valido para parar a la derecha. La sola convocatoria de una repetición electoral, si sucediera, daría la oportunidad a PP, Cs y VOX de alcanzar el poder.
- Unidas Podemos no era el obstáculo. Tras el paso al lado de Pablo Iglesias y la disposición al diálogo de UP pese a las propuestas neoliberales del PSOE, muestran que no es la coalición de izquierdas la que ponía los palos en las ruedas de un gobierno de progreso.
- El PSOE no es parte del campo progresista. Pedro Sánchez ha llamado en varias ocasiones al PP y a Cs a abstenerse para formar gobierno sin UP. En la campaña electoral de la primavera pasada aseguró a sus votantes que UP sería su socio prioritario y que habría gobierno de izquierdas.