¿#YoSoyBorja? La manipulación mediática aprovechada por VOX
Al entrar en Twitter esta mañana por segunda vez y comprobar que el hashtag #YoSoyBorja seguía siendo Tendencia, dirigí el ratón hacia allí para ver sobre qué iba el asunto. Según los que allí participaban, un chaval casi perfecto (los adjetivos calificativos usados para describir a Borja podrían servir para la descripción de un semidios de la mitología griega), ha sufrido unas inmerecidas consecuencias por una actuación heroica.
Los medios de comunicación que se referían al caso relataban que Borja fue testigo de una agresión contra una mujer, que estaba siendo pateada por dos ladrones que le habían intentado sustraer el bolso. Por la buena educación recibida, y por ser solidario, Borja no dudó en ir corriendo a salvar a la ciudadana en apuros, con la mala suerte de que, en defensa propia, el forcejeo con el ladrón hizo que este cayera al suelo, entrase en coma a causa de un mal golpe y muriera. Las consecuencias son dos años de cárcel y 180.000 euros de multa para “Borja el Altruista” como le han bautizado los medios.
“¡Pobre Borja!“, pensé, “tuvo mala suerte y ahora debe sufrir dos años en la cárcel y pagar una multa elevadísima solo por ayudar“. Pero cuando vi al fascista Santiago Abascal defendiéndolo, y a una cantidad ingente de machistas preguntando con rabia dónde estaban las feministas sin venir mucho a cuento, pensé que algo, como mínimo sospechoso, debía haber.
Y así era, hay una noticia publicada en diariosur.es con fecha de domingo 22 de febrero del año 2015, en la que se desmiente el relato de los participantes del hashtag #YoSoyBorja: a la mujer víctima del robo, el ladrón no le estaba propinando una paliza, cogió su bolso tras un forcejeo y salió corriendo.
Cuando Borja lo alcanzó, forcejeó con él, y no le propinó un par de golpes como defensa propia, tras tirarlo al suelo le siguió dando golpes que llevaron al ladrón a la muerte días después. Al menos según la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal de Málaga (IML). Con ese informe, la reconstrucción policial determinó que Borja debía ser detenido, y la justicia lo ha condenado por Homicidio por imprudencia grave.
VOX ha abanderado una campaña de crowfunding para conseguir los 180.000 euros que se le reclaman a Borja en concepto de responsabilidad civil. La organización fascista ha pedido también que se condecore al homicida por su actuación, y que se cambie el código penal para que se reconozca la defensa propia en beneficio de terceros, aunque como en este caso, exceda los límites de reciprocidad causando la muerte de una de las partes.
La organización liderada por Santiago Abascal se ha posicionado al frente de la defensa de Borja porque le permite atacar por un lado al movimiento feminista, expresando que Borja defendió a una mujer, por lo que según su lógica, las feministas deberían ponerse radicalmente a favor del hombre condenado por homicidio por imprudencia grave. Al no hacerlo, para VOX, demuestran otra vez que en realidad odian a los hombres y no buscan la igualdad. De esta manera el político logra mantener de su lado a una parte importante de su electorado.
Por el otro, VOX consigue mantener vivo el odio que tan buenos resultados le dio en las elecciones generales del pasado mes de abril. En este caso logra sostener una posición rupturista que casa a la perfección con uno de sus principales argumentos, el que expone que “los buenos españoles sufren la persecución de un sistema demasiado progresista“.
El caso de Borja tiene todos los ingredientes: un hombre español, que acude en ayuda de una mujer, y que tras ponerse en riesgo de manera valiente, sufre las consecuencias de un código penal contaminado con ideas progresistas como la discriminación positiva, la protección al débil y la ideología de género.
Sin embargo, la realidad es que Borja propinó más golpes de los necesarios a alguien que ya estaba en el suelo, según la información del mencionado medio de comunicación, y con ello le causó la muerte días después. No es defendible a no ser que se use de manera espuria por intereses partidistas.