Juan Guaidó reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela
Luego de atravesar varios fracasos políticos, Juan Guaidó acepta un diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro previo a las megaelecciones.
Con la llegada al poder del expresidente Hugo Chávez y la continuidad de su proyecto de gobierno bajo la presidencia de Nicolás Maduro, Venezuela ha experimentado grandes periodos de polarización política. Ante ello, la convocatoria de diálogo nacional ha sido una práctica en el gobierno bolivariano.
En 2002, luego de un golpe de Estado que derrocó por tres días al gobierno de Chávez y que pretendió eliminar la Constitución Nacional y las instituciones del Estado; la primera respuesta del mandatario al retomar el poder fue perdonar a quienes atentaron contra la paz del país y convocó al diálogo.
Nosotros queremos es hacer juego político, y vuelvo a la ciencia política, creo que lo dije en la Asamblea Nacional (…) nosotros tenemos que abonar el campo de lo político, y lo político implica confrontación de ideas, lo político subsume el diálogo, lo hace necesario, obliga el reconocimiento al otro. Hugo Chávez.
Con el gobierno de Nicolás Maduro se ha abierto igualmente la oportunidad de diálogo en reiteradas ocasiones. En su toma de posesión ante la Asamblea Nacional el 19 de abril de 2013, Maduro convocó al diálogo nacional.
los llamo a conversar en los distintos escenarios (…) yo estoy dispuesto a conversar en función de la Patria, del respeto a las instituciones, en favor del desarrollo de la economía, del respeto a los derechos humanos. Nicolás Maduro.
Convocatorias a diálogo
2014: presidente Maduro convoca a establecer el diálogo y la oposición reunida en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se niega a participar; razón por la cual Unasur y el vaticano envían acompañantes para este proceso e inician las conversaciones.
2015: presidente Maduro vuelve a llamar al diálogo luego de las elecciones parlamentarias y la oposición se niega nuevamente.
2016: se logra la primera reunión en República Dominicana. La misma estuvo acompañada por Unasur y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijo (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana) y posteriormente en octubre de ese mismo año se reestablece el debate con acompañamiento del Vaticano.
2017: se abren las conversaciones en distintas ocasiones: el 13 de septiembre en Santo Domingo, donde se fija una reunión posterior para el 27 de septiembre. La oposición no acude.
El 16 de noviembre los países acompañantes se reúnen en Santo Domingo estableciendo una agenda para el 1 y 2 de diciembre. Como resultado de este último encuentro, se plantean “significativos avances” y se acuerda otro encuentro para el 11 y 12 de enero.
Más adelante, la llamada Comisión de la Verdad solicita la excarcelación de 80 personas detenidas durante las llamadas guarimbas.
2018: en enero, se realiza otro encuentro y posteriormente para el 18 de ese mismo mes la derecha no llega al encuentro pautado en Santo Domingo. En esta oportunidad, Jorge Rodríguez afirmó que la ausencia de la derecha se dio como consecuencia de presiones del gobierno de Estados Unidos (EEUU) para detener los procesos de diálogo.
2019: El 16 de septiembre se da la instalación de la mesa de diálogo que se conformó entre gobierno y sectores de la oposición, para garantizar la estabilidad del país y la permanencia de la paz como objetivo estratégico.
2020: En diciembre el propio exdiputado opositor Juan Guaidó había rechazado el diálogo. Hasta ahora, las estrategias de la derecha no han sido satisfactorias. Las andanzas por golpes de estados, intervención multilateral, confiscaciones e insurrecciones no lograron deponer al Gobierno.
Mientras tanto, hoy un nuevo proceso de diálogo se abre paso, en esta oportunidad Guaidó finalmente lo acepta en un contexto distinto; ha transitado por varios fracasos políticos y con una disminución del respaldo extranjero.
Pese a que supone una contradicción insalvable para Juan Guaidó, por el discurso mantenido desde 2019 por el que no reconocía a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, al aceptar el diálogo con el ejecutivo lo ha reconocido de facto.
El discurso del ultraconservador no ha variado, y ha intentado liderar un proceso de negociación que comenzó un lustro antes de que él llegase a primera línea de la política venezolana.
Sin embargo su posición de debilidad marcada por el silencio de sus apoyos internacionales, y la participación de la mayoría de la derecha en los procesos electorales en los que él llama a la abstención, lo ha obligado a entrar en el cauce democrático del gobierno: el diálogo, en un intento de no desaparecer definitivamente tras las elecciones de este año.
Venezuela presenta estabilidad política que difiere de la situación de hace dos años cuando existía la amenaza de invasión por parte de EEUU, y el apoyo de algunos países ante la posibilidad de un golpe de Estado.
Respecto a la gobernabilidad, mucho más compleja ha sido la situación en Chile con las protestas; así como la de Colombia, donde han muerto decenas de persona con la represión por parte del Estado.
Adicionalmente, hoy Venezuela tiene estabilidad sanitaria respecto a la pandemia que azota a la humanidad.
Sobre este escenario, el presidente Maduro exigió el cumplimiento de tres condiciones para entablar un nuevo diálogo:
- Levantar las sanciones unilaterales implementadas por Washington contra el país.
- El reconocimiento de todos los Poderes Públicos, entre ellos, la nueva Asamblea Nacional (AN) que se instaló el pasado 5 de enero.
- El retorno de todos los recursos y activos de Venezuela confiscados en el exterior.
También el mandatario venezolano acotó que la mesa de diálogo debe ser pública y con comunicados.
Mientras tanto, la unión de los partidos políticos de la derecha venezolana, Alianza Democrática, una coalición de más de 20 partidos políticos del que no forma parte el sector opositor de Guaidó, afirmó su participación en las megaelecciones del próximo 21 de noviembre, lo que ha generado por parte de políticos opositores de la extrema derecha del país una serie de críticas y descalificaciones.