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Chumy y el Roto

Chumy Chumez tuvo que soportar toda la dictadura franquista, y sobrevivir valientemente dadas sus ideas y su profesión.

Visto en la Carlos de Amberes, de Madrid, Fundación a quien felicitamos por los sucesivos aciertos encadenados con los que nos sorprenden y nos obsequian.

Chumy Chumez tuvo que soportar toda la dictadura franquista, y sobrevivir valientemente dadas sus ideas y su profesión.

El Roto ya cogió al dictador casi en sus estertores, en sus comienzos nos ¿alegraba? la semana como OPS desde Hermano Lobo, un chorro de libertad que llegaba hasta a los cuarteles donde hacíamos la mili, naturalmente cuando no nos lo requisaban (o secuestraban directamente la edición).

Hay que descubrirse, al menos yo así lo hago, ante el superlativo ingenio de estos dos monstruos, profundos conocedores del alma humana y de cómo está montando el mundo, y admirar como ambos son capaces de sintetizar en un chispazo, en una frase, en unos rasgos, una idea que a la mayoría de los mortales les costaría una página poder explicar, y a algunos tan pesados y tan reiterativos como yo, prácticamente necesitaría un discurso.

No sería justo dejar de recordar y hacer extensiva esta loa a algunos que como ellos, están bendecidos por este don, como Quino, Forges, Martinmorales, Perídis, Mingote, Bernardo Vergara, Fontdevila… y los que vosotros añadáis.

Observad por favor la fantástica coincidencia en ocasiones de ambos genios en sus puntos de vista sobre el tema que se aborda, y no dejéis de perder de vista que a algunas de las viñetas que se presentan de forma simultánea les separan nada menos que cincuenta años.

Como dudo que podáis alcanzar a ver el texto desde los putos móviles que la mayoría utilizamos, para facilitaros las cosas os transcribo a continuación de las viñetas el texto de las mismas.

Espero disfrutéis de este sentido homenaje que les hago con la misma sonrisa amarga que a mi han conseguido arrancarme, a la vez que agradecer el que con su certera visión nos ayudan a reafirmarnos en nuestras ideas.

El Roto.- Se ruega no dar de comer mentiras a las masas.

Chumy Chúmez.- El pueblo tiene derecho a estar informado de que no está informado.

El Roto.- El que no tenga nada que decir, no tiene nada que temer.

Chumy Chúmez.-

– Digo yo que….

– Ojo, que te la está jugando.

Chumy Chúmez.- (sin texto, vemos un candado cerrado en el cerebro)

El Roto.- ¡Pensad lo que todos y dejad de pensar!

El Roto.- (vemos un operario retirando un cartel electoral y la leyenda en la viñeta: Finalizado el recuento de los votos, los partidos retiraron los carteles para que nadie recordase sus promesas)

Chumy Chúmez.- (en su viñeta vemos a un ciudadano depositando el voto en la urna que a su vez está sobre una estufa).

Chumy Chúmez.- Y usted cuando escribe, ¿por qué se calla todo lo que dice?

El Roto.- ¡Yo siempre digo lo que pienso…..pero con silenciador, claro!

El Roto.- (la imagen es bastante explicita)

Chumy Chúmez.- Naturalmente, estos resultados pueden ser cambiados en caso de fuerza mayor o de deseo explícito de nuestros superiores.

El Roto.- Cámaras insomnes vigilaban a los hombre dormidos.

Chumy Chúmez.- ¡Repita, si se atreve, eso que se ha callado!

El Roto.- Estamos vaciando las palabras de cualquier significado para que podáis hablar libremente.

Chumy Chúmez.- No se prohíbe nada en concreto. Se prohíbe en términos generales.

Chumy Chúmez.- Se prohíbe terminantemente todo lo que no es obligatorio.

El Roto.- Con las nuevas tecnologías es difícil perderse.

El Roto.- La autoridad de la verdad nada puede contra la verdad de la autoridad.

Chumy Chúmez.- Los derechos humanos son tres: ver, oir y callar.

El Roto.- Y ahora unos minutos de publicidad antes de seguir con la propaganda.

Chumy Chúmez.- Aquí tienen ustedes la lista de los temas en los que pueden estar ligeramente disconformes.

¡Este es genial!

Chumy Chúmez.- Vamos a ver qué tengo que imaginarme hoy.

El Roto.- Me gusta ver las noticias mientras como para cagarlo todo junto.

El Roto.- Primero hay que desorientarles para luego venderles nuestras guias.

Chumy Chúmez.- Yo, como Sócrates, solo sé que no quiero saber nada.

Chumy Chúmez.- El pueblo tiene derecho a estar informado de que no está informado.

El Roto.- La información es cara porque requiere mucha manipulación.

Chumy Chúmez.- Tiene usted una multa de cuarenta duros por no ser feliz.

El Roto.- La alquimia mediática permite transformar el lodo en oro.

Chumy Chúmez.- ¡En cuanto me dejen hablar, me van a oír!

El Roto.- La libre circulación de la información está garantizada, pero en una sola dirección, para evitar accidentes.

El Roto.- Quien controla los medios, controla los miedos.

Chumy Chúmez.- Voy a enviar un guion en blanco a la censura a ver cuánto me quitan.

Chumy Chúmez.- ¡Pues yo no pienso morirme sin tener un hijo, destruir un árbol y censurar un libro!

El Roto.- El lenguaje de la demagogia se genera en el ano.

El Roto.- Vd. está siendo permanentemente vigilado, pero no se preocupe, Vd. no interesa a nadie.

Chumy Chúmez.- (PROHIBIDO) Su propia prudencia debe decirle el qué.

Chumy Chúmez.- (amordazado el ciudadano, es el individuo con chistera el que escribe el bocadillo: Si señor).

El Roto.- El populismo consiste en convencer a la basca de que son las élites.

El Roto.- Lo esencial de los argumentos son los decibelios.

Chumy Chúmez.- Queda detenido en nombre de la ley que Vd. prefiera.

No me resisto a insertar aquí una pequeña anécdota vivida con el genial Chumy Chúmez; corría uno de los años de mediados de los sesenta en Madrid, y Chumy daba una conferencia en DARRO, una casa de muebles que entonces estaba en la calle Lista (hoy Ortega y Gasset), que tenia un amplio salón de conferencias, como un auditorio. Yo tendría a la sazón quince o dieciséis años, me llevó mi padre, y lo cierto es que aún no tenía ninguna preocupación política. Chumy estaría brillante, supongo, y lo que recuerdo nítidamente es que tras concluir su conferencia, en el turno de preguntas, un señor del público le instó a decir si se sentía con miedo por algo de lo que había dicho, o si podía “mojarse” un poco más, a lo que Chumy (parece que le estoy viendo), respondió con una sonrisilla:” ¿Ven ustedes aquel señor con gabardina de la última fila? Pues casi mejor pregúntenselo a él”. El individuo al principio se mostró visiblemente molesto, pero se sobrepuso y con mucho desparpajo y no sin cierta chulería, le espetó (o nos espetó a todos): “Usted verá si quiere dormir otra vez en la comisaria…”

Qué tiempos aquellos.

Salud.