V de Vendetta: ¡Derrocando el fascismo con ideas!
La libertad y la justicia son dos principios que deben regir cualquier país, por lo que V de Vendetta nos lo reitera al derrocar al fascismo.
V de Vendetta, titulada así en la película y en el cómic, es historia revolucionaria y con fuertes tintes políticos escrita por Alan Moore, quien trae al foco principal a un héroe (o antihéroe, depende de qué perspectiva se le dé), cuya identidad es desconocida y se mueve por un único objetivo: derrocar al gobierno fascista totalitario que ha asumido el poder en un modelo de Reino Unido distópico en 1997.
En este escenario, vemos como el país ha sido sacudido por un conflicto nuclear, provocando una desestabilización generalizada, y donde el partido neofascista, Fuego Nórdico, es presidido por Adam Sutler, un tirano que se ha hecho con el poder total y mantiene controladas a las masas.
A grandes rasgos y sin entrar en spoilers, el partido Fuego Nórdico es el que posee la hegemonía total del gobierno y representa todos los males que puede tener un sector político radical: es xenófobo, racista, machista, supremacista, ultraconservador y oligárquico donde tanto la esfera pública como privada, son regidas por lo que dicten.
Por tanto, no sorprenden que usen tendencias ultrareligiosas para mantener el sometimiento de la población, además de los otros mecanismos de coacción que ejercen para que prevalezca el orden y no se vean enfrentados a ningún levantamiento o rebelión.
La estructura de la distopía
Como anteriormente se mencionó, la historia transcurre en una versión alternativa de Reino Unido, que además de ser lúgubre y sombrío, nos deja ver una interesantísima estructura de gobierno: los Dedos son la policía secreta, lideradas por Creedy, mano derecha de Sutler; la Voz es el aparato propagandístico, encabezado por Dascombe; la Mano es el canciller Sutler; el Ojo, que se ocupa del aparato de vigilancia del país, dirigido por Heyer; la Oreja, que se encarga de actividades de espionaje y la censura completa de cualquier muestra contraria al régimen; y por último, la Nariz, que es el departamento de policía convencional, dirigido por Finch.
Todo esto parece una referencia muy evidente a las metáforas y analogías que utiliza George Orwell en sus novelas “Rebelión en la Granja” y “1948” que trajo a la literatura los tópicos de revolución, rebelión, adoctrinamiento y otros más.
Pero, lo más relevante es como toman el concepto del Gran Hermano, con el ojo que todo lo ve y es un instrumento para ejercer un control más riguroso sobre la sociedad, para implementarlo de una forma más completa (anexando el resto de los sentidos: tacto, olfato, oído), dándonos un panorama terrible, totalmente limitado y oprimido.
Como cualquier otro régimen dictatorial, todos los medios de comunicación, como la televisión, el internet, la radio, entre otros, son permanentemente vigilados por los funcionarios, hasta tal punto en que la conectividad de internet es muy reducida y no es posible interactuar con alguien del exterior.
De la misma manera en como lo presenta Orwell, la población es vigilada constantemente, hay detenciones arbitrarias, injusticias, leyes inflexibles, adoctrinamiento continúo y muchos otros elementos. Volviendo al mismo punto, el retrato del Canciller Adam Sutler está en todos lados con frases populistas.
V: icónico antisistema y revolución
Un dato interesante es que como toda adaptación cinematográfica, esta se aleja del argumento original que relata el cómic, pero ambos son excelentes y deberían darse a conocer, porque no vemos historias con ideas tan sólidas todos los días en la era moderna.
Más allá de presentar una narrativa con héroes y villanos, acá hay diversos matices que encajaban perfectamente porque los pensamientos se compaginan, vemos diálogos emblemáticos, escenas góticas (que en un primer momento me recordaron a Batman) y personajes que se van volviendo más complejos cuando empiezan a ir en contra del orden imperante.
Resulta lógico que V de Vendetta tuviese una impecable ejecución, buena recepción ante la crítica y un impacto cultural trascendente. Así que vemos la máscara de Guy Fawkes, que porta el protagonista, en movimientos, protestas sociales, también utilizada por Anonymous, pero principalmente en contra de la extrema derecha.
Este justiciero tiene sed de venganza, aspecto que reitera a lo largo del filme y va danzando entre espadas cuando se enfrenta a sus adversarios. Con un poco de acción, va trasgrediendo el lema del gobierno “Fuerza a través de la Pureza, Pureza a través de la fe”.
Sin embargo, al ver más allá de la superficie del personaje que muestra valentía y convicciones inamovibles, también vemos que es un hombre atormentado, con heridas causadas por los crímenes del gobierno tiránico. Y quien piensa en los demás, en el resto de las personas, deseándoles darle la libertad con la que tanto sueña a pesar de que eso podría costarle la vida.
A su vez, el personaje reivindica el poder de las ideas, la libertad de expresión y la democracia, para que todos aquellos que lo escucharan pudieran levantarse en contra de su opresor, luchar contra el sistema… ¡Y nos da una de las mejores metáforas! Porque es el símbolo de la evolución, no queda el concepto de un líder cuyos intereses priman a los colectivos, porque el propósito es derrocar al régimen, que está conformado por élites políticas y económicas que han afianzado el totalitarismo.
¿Pero quién fue realmente Guy Fawkes?
Ni corta, ni perezosa, cuando vi la película hace años corrí a investigar sobre el tema porque me fascinó e impulsó mis ansias por lograr cambios en mi entorno respecto a la sociedad, como el machismo, etc.
Fue allí donde me di cuenta que nos cuenta la vida de Fawkes, condenado a muerte por traición, por la conspiración, supuestamente organizada por los católicos ingleses entre 1604 y 1605, la cual pretendía hacer estallar con cargas de explosivos el Parlamento inglés, controlado por políticos anglicanos y protestantes que, desde 1559, la reina Isabel I había asegurado en los cargos mediante el Decreto de Supremacía y el Acta de Uniformidad.
Si bien la máscara de Fawkes se distanció de su origen católico y se ha extendido en las luchas sociales de todo el mundo como símbolo de protesta contra gobiernos, quienes ven a los protestantes como aquellos que desean socavar los cimientos de la autoridad y del Estado, cosa que no es cierta.
“El pueblo no debería temer a los gobernantes. Los gobernantes deberían temer al pueblo. Un edificio es un símbolo, como lo es el acto de destruirlo. Los símbolos solo tienen el valor que les da la gente. Por sí solo un símbolo no significa nada, pero si se unen muchas personas, volar un edificio puede cambiar el mundo” —V.
De la realidad a la ficción
En un primer momento, la película pretendía ser una referencia al gobierno de George W. Bush y su propaganda de la Guerra de Irak, así como toda la campaña mediática, que se estaba llevando a cabo.
Pero, el escritor fue fiel a la idea, porque confrontó unos hechos históricos que nadie pensaba señalar: el autoritarismo de Margaret Thacher como Primera Ministra de Reino Unido, ya que “gobernó con mano de hierro”. A su vez, mostró el funcionamiento de una ideología muy criticada como el fascismo.
Y para finalizar, no nos podemos despedir sin una de mis frases favoritas de esta película:
“Bajo esta máscara hay algo más que carne y hueso, bajo esta máscara hay unos ideales, y los ideales son a prueba de balas” —V de Vendetta.