Arturo Ruiz, el granaíno asesinado por la extrema derecha
En la mañana del día 23 del pasado mes de enero y en la calle de la Estrella de esta capital, en su confluencia con la calle de Silva, resultó muerto por disparo de arma de fuego e] joven Arturo Ruiz García -Nota oficial de la policía.
Corre el año 1977, hace exactamente 42 años. En Madrid se lleva a cabo una manifestación a favor de la amnistía de los presos que quedan del régimen. El ministro Martín Villa ha prohibido este acto, y el PCE se desmarca del mismo, al no tener ya más presos de sus filas en los penales españoles. Las primeras pintadas -“Las paredes no estarán limpias mientras las cárceles estén llenas“- son seguidas al poco por las primeras cargas policiales.
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Muy cerca de la Gran Vía, en el cruce entre las calles Silva y Estrella, un hombre dispara al aire para disolver a los manifestantes. Otro realiza dos disparos a la espalda de Arturo Ruiz, de 19 años y estudiante y albañil de Granada, destrozando pulmón y corazón. No serán los únicos disparos en ese día siniestro. Florencia Marcano González recibe también un disparo en el pecho. La reacción de la policía, lejos de intentar detener al asesino, carga contra los manifestantes.
Poco después, tras evitar a un grupo de Guerrilleros de Cristo Rey, los manifestantes vuelven al lugar del disparo y hacen un círculo en torno a la sangre, culminado con una cruz hecha con dos palos y un trozo de cuerda. Los antidisturbios, según testigos, disuelven a los manifestantes, quitan el monumento improvisado y rompen la cruz. Como colofón, usan sus botas para esparcir la sangre por el asfalto.
El sumario de la policía detalla lo que contenía su bolsillo el día de su muerte: 75 pesetas, una foto de carné de una chica y un llavero con los retratos de los hermanos Kennedy, asesinados los dos.
La organización Triple A –Alianza Apostólica Anticomunista-, una organización terrorista de extrema derecha de reciente aparición reivindica el asesinato mediante una llamada telefónica al diario Informaciones.
José Ignacio Fernández Guaza, ultraderechista de 29 años con vínculos con las fuerzas de seguridad, es identificado como el autor material del disparo mortal, pero escapa y huye del país. Su cómplice, aquél que realizara el disparo al aire, es identificado como Jorge Cesarsky o Cesarski, argentino y bien relacionado en los círculos franquistas. Es condenado a 5 años de cárcel por terrorismo y tenencia ilícita de armas. Sólo llegó a cumplir uno de ellos, al beneficiarse, irónicamente, de la misma ley de amnistía que reclamaba su víctima, aprobada el 15 de octubre.
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A la mañana, y en protesta por el asesinato, que tiene lugar la mañana siguiente, las protestas se reavivan. Juan José Rosón, Gobernador civil de la provincia de Madrid, ordena a la policía que se repriman las protestas. Un policía antidisturbios sin identificar dispara a quemarropa un bote de humo a Maria Luz Nájera Fernández, estudiante de 20 años, destrozándole la cara y matándole en 24 horas.