Bolívar y Miranda, dos pilares fundamentales de la Revolución Venezolana del siglo XIX, enfrentados por los hombres de su tiempo, por la historiografía y por las diversas corrientes políticas. Muchos hablan de la traición de Bolívar, para vengarse de Miranda por haber capitulado, otros opinan que Miranda cometió el error de capitular y con eso condenó a muerte a la primera república.
Sin embargo, se puede establecer una opinión que nos lleve a razonar y considerar otros elementos que componen la complejidad de estos sucesos, lo que abrirá otras puertas al debate, distintas al maniqueísmo del que se hace gala para analizar los hechos.
Las referencias sobre estos sucesos son diversas, muchas enfrentan a estos dos hombres, que construyeron un proyecto de liberación nacional. Son desvíos que se expresan en la historiografía acrítica, incluso se pudiera decir que a nivel mundial, como elemento para desacreditar a Bolívar, contexto en el que se produce un enfrentamiento dicotómico entre Bolivarianos y Mirandinos, condenando a uno para elevar al otro, perdiendo la objetividad del legado real de la Revolución Venezolana del siglo XIX. Estos posicionamientos extremistas de los autores, no hacen más que dividir ideológicamente a dos hombres que defendieron el ideal de una Patria Grande Libre.
Los que disfrutan de dar esas opiniones ahistóricas, ignoran la cercanía de Bolívar con Miranda, al punto de invisibilizar las acciones del Libertador, cuando le correspondió estar en la delegación que viajó a Londres (a buscar apoyo de los ingleses para la causa), quien a pesar de las directrices de la junta formada en Caracas que calificaba a Miranda de “revolucionario peligroso”, advirtiendo que la delegación debía distanciarse de su persona, hizo todo lo posible para convencer a Miranda de unirse al proceso que se desarrollaba en ese momento en Venezuela, reconociendo en él a un líder implacable.
Otro punto que se pasa por alto es como lucharon en perfecta combinación por la independencia total de Venezuela, Bolívar en la Junta Patriótica y Miranda en el congreso.
Los dos momentos centrales que se analizan sucintamente son la pérdida de la Plaza de Puerto Cabello y la capitulación de San Mateo, que cristaliza el arresto de Miranda. Pero se pierden muchos elementos, por los juicios de valor que se generan, dejando poco para las opiniones objetivas.
El móvil de estos sucesos, sin duda alguna fue la traición, la intriga que la consumó en su momento es la misma que mueve las plumas de escritores contrarrevolucionarios, si miramos con visión panorámica y damos un poco de luz a las sombras que se encuentran alrededor de Miranda y Bolívar, tanto en la capitulación como en el arresto, veremos el rostro más real de la traición, de la intriga que sin duda alguna fue la causa que más peso tuvo sobre aquella república naciente.
No se trata aquí de exculparlos de los errores que cometieron, pero se debe establecer una diferencia entre errores y traiciones, puede que los primeros hayan influido en el transcurso de los hechos, pero sin duda las traiciones hicieron mucho más daño de los que Monteverde ocasionó.
Se debe ser minucioso al momento de analizar la pérdida de la Plaza de Puerto Cabello que tuvo lugar el 30 de junio de 1812, ya que muchos lo registran como una sublevación, como si los militares allí presentes se hubiesen sublevado ante la autoridad de Bolívar, pero es importante resaltar que la insubordinación de la tropa se produce luego de la traición de Francisco Fernádez Vinoni, por el error de Bolívar de ausentarse del Castillo de San Felipe, lo que permitió a los traidores liberar a los presos y así apoderarse de la Plaza de Puerto Cabello.
El incidente de Puerto Cabello le dio un giro a la guerra, dejando a los patriotas en una posición adversa, lo que asomó la negociación como una posibilidad para conservar la vida de los patriotas y organizar la lucha desde Nueva Granada. La Capitulación de San Mateo que se firmó el 25 de julio de 1812, es uno de los puntos más álgidos del debate, para entender cómo se llegó a este punto se debe retirar un poco la mirada de Miranda, para observar las acciones de su entorno.
El Generalísimo fue blanco de constantes intrigas por parte de los mantuanos que presidían la Junta de Gobierno y los que estaban en el Congreso entre los que podemos citar a Juan Germán Roscio, que nunca paró de levantar injurias en su contra, lo que queda demostrado en sus cartas a integrantes del ala moderada mantuana y en la obstrucciones que hizo a Miranda desde el congreso.
El Marqués del Toro que traicionó a la república cuando fue enviado a la región llanera a reclutar soldados y escapó a la isla de Granada. Francisco Espejo parte del Poder Ejecutivo quien manifestó a la llegada de Monteverde a la Victoria “Gracias al cielo de volver bajo la dominación de los dueños legítimos” (cita extraída del Libro “La Rebelión Popular de 1814” de la autoría de Juan Uslar Pietri):
Pero para los anales de la historia, quedará escrita la traición del Marqués Casa de León, poco denunciada por los escritores, al cual Mariano Picón Salas en su biografía sobre Miranda, describió como “un cortesano y adulador, oculta sus opiniones política y lo que desea en el fondo es flotar y lucrar en todos los gobiernos”.
Este oscuro personaje se ganó la confianza de Miranda (un grave error) al punto que lo envió a Caracas a supervisar la situación después de la pérdida de Puerto Cabello, a su regreso dio un reporte pesimista de la situación, exagerando detalles, para generar las condiciones y abrir las puertas a una capitulación.
Luego de la primera ronda de negociaciones con Monteverde a las que fueron enviados el coronel Aldao y José de Sata y Bussy, el Marqués convence a Miranda para que lo envíe a “dulcificar la capitulación”, acto que Mariano Picón Salas sentenciaría de una forma pintoresca afirmando que se mostró tan seguro de su negociación que le comenta al Generalísimo que se quedará en sus haciendas de Maracay. Un año después en agosto de 1813, sería este traidor parte de la comisión enviada por los realistas a capitular con Bolívar que entraba victorioso a Valencia después de ganar importantes batallas.
En este marco ya es bien conocido, el grave error de Miranda de no comunicar a la tropa los acuerdos de la capitulación y su traslado forzoso al Puerto de La Guaira, del cual los desleales al acecho se aprovecharon, para acusarlo de traidor y saldar lo que veían como cuentas pendientes.
En este contexto, un Bolívar exaltado fue utilizado como chivo expiatorio aquella madrugada del 31 de julio de 1812, cometiendo el error de pensar que se cobraba una traición a la patria, sirvió a los más bajos sentimientos de alevosía sin darse cuenta.
Uno de los vacíos al momento de narrar o analizar el arresto contra Miranda, es poner al Libertador como el autor intelectual del arresto, cuando entre las sombras que lo rodeaban estaban quienes idearon el arresto: Manuel María de las Casas Comandante del Puerto de La Guaira y Miguel Peña Gobernador de La Guaira, de los que dirá Mariano Picón Salas “Un traidor que ya espera entregar la Plaza de La Guaira a Monteverde y un resentido que cobra un antiguo encono contra Miranda”. Verdaderos rostros de la traición, que entregaron la república y envolvieron a grandes hombres que dieron su vida por la causa independentistas, pero el tiempo y la posteridad siempre terminan por descubrir el fétido olor de la felonía.
Bolívar y Miranda, grandes hombres que renunciaron a los intereses de sus respectivas clases (mantuanos y canarios), fieles al ideal revolucionario de ver una Venezuela liberada del Imperio Español, Miranda diseñó la bandera que simbolizaba la Patria Grande y Bolívar la elevó en lo más alto del continente.
Como latinoamericanos y caribeños no podemos permitir que se manchen sus actos heroicos acusándolos de traidores, intentando generar división en el pueblo, por lo antes demostrado, la traición sigue su estrategia de manchar de felonía a los grandes hombres de nuestra historia, como Bolívar lo dijo antes de morir deben cesar los partidos para que se fortalezca la unidad y la Patria Grande sea un proyecto posible.