La OEA abandona al vicepresidente constitucional de Ecuador Jorge Glas
Jorge Glas llegó al cargo de vicepresidente de Ecuador por los votos recibidos en las elecciones presidenciales celebradas el pasado año 2017. Fue apartado del cargo a pocas semanas de tomar posesión mediante un proceso judicial basado en unas condenas de corrupción que aún no han sido probadas. Pese a ello Jorge Glas se encuentra en la cárcel.
Tras la concesión de asilo a Fernando Alvarado -secretario de comunicación con Rafael Correa– por un país que no ha sido revelado todavía, éste ha decidido escapar de la persecución política que el presiente Lenín Moreno está llevando a cabo contra sus antiguos compañeros de partido.
El presidente Moreno decidió castigar a Jorge Glas por la ausencia de Fernando Alvarado, por lo que, conociendo el delicado estado de salud del vicepresidente legítimo, lo trasladó de centro penitenciario. Jorge Glas está ahora más lejos de su familia, en un nuevo espacio sin haber tenido tiempo de hacerse a la idea, ya que el traslado fue de improvisto, sin seguir los cauces que la jurisprudencia ecuatoriana dispone para estos casos, ya que si se hubieran seguido no podría haber habido traslado porque la justificación fue el peligro de fuga, una posibilidad que no se ha asomado desde que Jorge Glas ingresó en prisión.
Esta persecución política contra la izquierda de Ecuador comenzó casi desde que Lenín Moreno pisó el despacho presidencial del Palacio de Carondelet, y se ha ido intensificando a medida que ha encontrado respuesta. La Organización de Estados Americanos (OEA), no se ha pronunciado durante este tiempo, pese a los innumerables atropellos a los Derechos Humanos cometidos por el régimen de Lenín Moreno.
Tampoco sus más altos funcionarios, entre los que se encuentra el secretario general Luis Almagro, han criticado la constante vulneración de la Constitución de Montecristi ni la concentración de poder de Lenín Moreno, ni tampoco han propuesto mediación para frenar la deriva dictatorial del ejecutivo ecuatoriano.
En un momento en que la vida de Jorge Glas corre peligro por la huelga de hambre a la que el dirigente de izquierdas se ha visto obligado para presionar por su libertad, al comprobar que el Estado ecuatoriano no dispone de una justicia imparcial, la OEA guarda un ensordecedor silencio que mantiene en la impunidad al gobierno de Lenín Moreno.
Luis Almagro está absolutamente concentrado en apoyar la caída de los gobiernos de izquierda y, por supuesto, en evitar que opciones progresistas lleguen a los poderes ejecutivos de sus países. Por lo que no hará nada que pueda servir para que la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa consiga regresar al gobierno, así como tampoco usó ninguno de los recursos de la OEA para evitar que Lula ingresase en la cárcel por un caso de corrupción en el que, como en el de Jorge Glas, no se presentaron pruebas en su contra.