Más gestos que acciones en los cien primeros días de Pedro Sánchez en la Moncloa
Se cumplen 100 días de gobierno socialista de Pedro Sánchez. Cien días que comenzaron con revuelo por unos nombramientos que dejaron a más de un español con la boca abierta. Tres meses en los que se han abierto frentes de debate en muchos temas. Cien días que han parecido años por lo intenso de los numerosos debates y cuestiones que han protagonizado este tiempo.
Las medidas de corte social han protagonizado estas quince semanas, como la subida de las pensiones; poco más de tres meses llenos de gestos simbólicos, decretos, distensión con Catalunya, un mayor acercamiento a Pablo Iglesias… Pero rectificaciones, 100 días llenos de rectificaciones para bien o para mal, matizaciones o cambios de criterio que han socavado la confianza en el gobierno.
Configuró su “Consejo de Ministras y Ministros” de 11 mujeres y 6 hombres y con algún “galáctico” como el escritor Maxim Huerta o el astronauta Pedro Duque. Este último, muy criticado por su desprecio a la educación pública cuando afirmó en un acto en abril sobre la educación privada que “tenéis que seguir corriendo por delante de la pública“.
Quiso dejar el mensaje de que iba a resistir.
El nombramiento el día 2 de junio tras ganar la moción de censura con apoyo de Unidos Podemos, independentistas y nacionalistas, dejó una imagen para la historia: ni crucifijos ni biblia.
En su primer Consejo de Ministras y Ministros, levantó levemente el control financiero sobre Cataluña, lanzando un mensaje de apaciguamiento y de normalización institucional con la Generalitat. Acercó a Cataluña a los dirigentes independentistas encarcelados. Pero lo que no ha cambiado es la constante amenaza de una nueva aplicación del 155.
La exhumación del dictador Franco, promesa que al parecer se va a cumplir, ha ahondado aún más en una brecha que nunca dejó de estar, aprobando un decreto-Ley para llevar a cabo la medida. Sánchez es consciente de que la exhumación del dictador Francisco Franco puede marcar un enorme hito simbólico en su mandato. Pero su inexperiencia en la materia fue claramente demostrada cuando tropezó con los nietos del dictador con amenazas de ir a juicio. El decreto-ley fue aprobado el 24 de agosto y será convalidado este jueves, pero el proceso tardará.
Pero las lagunas de esta medida son varias, la primera, los restos del fundador de La Falange, José Antonio Primo de Rivera seguirán en un lugar que, Sánchez olvida convertir en un museo para la Memoria Histórica. Ni la cruz ni la abadía cambiarán su significación en pro del bando golpista. Así como tampoco cambiar la nomenclatura de “Valle de los Caídos” por su nombre original “Valle de Cuelgamuros”.
Entretanto, Unidos Podemos sigue afianzándose como el primer socio del Partido Socialista, y ambas formaciones van camino -entre otros acuerdos- de un pacto presupuestario para octubre. Pedro Sánchez entiende que Iglesias es un socio necesario si pretende que su gobierno tenga duración en el tiempo y continuar su política. Ambas formaciones se han entendido en materia de Memoria Histórica, donde el PSOE parece estar mostrando más interés que otros mandatos y en forzar el relevo en RTVE o la bajada del IVA en productos de primera necesidad. Ahora, tras la vuelta de Pablo Iglesias a la vida política tras el nacimiento prematuro de sus mellizos, vuelven a encontrarse y a ensayar una alianza legislativa.
El gran desafío para Sánchez es aprobar las cuentas para 2019, que ya están amarradas con Podemos, pero necesita más apoyo, como el de los nacionalistas e independentistas que dieron sustento a la moción de censura. El paso previo, la presentación de los presupuestos, ya es una declaración de intenciones. El gobierno en sus 12 consejos de ministros ha promovido la sanidad universal, impulsado medidas contra la pobreza infantil y desplegado medidas para desarrollar el Pacto de Estado contra la violencia de género.
En política migratoria, el gobierno socialista ha mostrado la “cara” y la cruz, primero acogiendo a los 630 inmigrantes del Aquarius -decisión que le puso en el centro del mapa europeo- para, poco después, expulsar a 116 subsaharianos. Las devoluciones en caliente han continuado a pesar de las promesas del Ejecutivo. Se negó además a acoger a los inmigrantes de un segundo Aquarius en agosto.
Pero los bandazos de Sánchez han vuelto con su última rectificación: la venta de armas a Arabia Saudí. Un nuevo baño de realidad. El motivo: la amenaza de que Arabia Saudí reconsidere y anule el encargo a Navantia de 5 corbetas, afectando dramáticamente a los Astilleros de la Bahía de Cádiz. Un contrato de 1.800 millones de euros y que prevé dar trabajo directo e indirecto a 6.000 personas. El motivo de que este contrato se pueda volatilizar ha sido el anuncio de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, de anular la venta a Arabia de 400 bombas de precisión láser ante las sospechas de que puedan ser usadas para seguir masacrando a la población de Yemen.
La oposición a vender bombas ha sido rebajada a una declaración de intenciones.
Con respecto a la “ley mordaza“, el Ejecutivo de Sánchez sigue sin derogar una norma que limita gravemente el derecho a la libertad de expresión, norma aprobada por el Partido Popular. Ocurre lo mismo con la reforma laboral, de la que dijo Pedro Sánchez en 2014 que “la primera medida que tomará el próximo gobierno socialista será la de derogar la reforma laboral del PP“. Ahora ya es Presidente del Gobierno, y el jarro de agua fría lo ha puesto la Ministra de Trabajo Magdalena Valerio, quien afirmó que “la reforma laboral no se puede derogar alegremente”.
La alineación del PSOE con la derecha se deja ver, también, en su rechazo a la iniciativa de Izquierda Unida para permitir un referéndum para elegir el modelo de estado, contribuyendo así al blindaje de la monarquía junto con los partidos de la derecha.
En conclusión, para unos, como Pedro Sánchez “han sido cien días intensos y apasionantes en los que estamos haciendo posible el cambio”. Para otros, constantes cambios de rumbo, muchas palabras y menos acciones.