Francisco Espinosa Maestre es un historiador natural de Villafranca de los Barros (Badajoz). Un escritor que ha conseguido entender el verdadero significado de rigurosidad histórica.
Autor de un completo trabajo historiográfico sobre la Guerra Civil, “La Columna de la Muerte“. Libro que relata el avance del ejército franquista desde Sevilla hasta Badajoz, fruto de años de rigurosa investigación histórica.
Ha escrito, a su vez, el “Informe sobre la represión franquista“ que sería entregado al juez Garzón para su investigación de los crímenes del franquismo.
Es responsable de libros como: “Masacre“, “Contra el olvido“, “La justicia de Queipo” y “La lucha de historias. Lucha de Memorias“, entre otros.
¿Qué le llevó a hacerse historiador?
Creo que fueron la lectura y el cine las que me llevaron a interesarme por la historia. Nací a mediados de los 50 y hablo de un tiempo, la segunda mitad de los 60, en que viviendo en un pueblo, uno leía lo que podía, de lo mejor a lo peor y se veía todo tipo de cine.
El paso a la Universidad en los años 70, me permitió desarrollar estas tendencias. Eran varias las editoriales que mantenían líneas de publicación orientadas exclusivamente al mundo universitario. Hablo de una época muy concreta, en la que se vivió el final de la dictadura y del proceso de transición, años de gran vitalidad social, de actividad política antifranquista y de amargo regusto por el resultado final.
La facultad de Historia de Sevilla, con el Opus introducido en numerosos departamentos, que por fuerza llevábamos una doble vida, la que permitía aprobar y otra mucho más interesante que sin duda enriquecía mucho más la formación. Mezclar ambas tenía graves consecuencias.
¿Por qué el tema principal de sus estudios e investigaciones gira en torno a la II República y su destrucción?
Quizás sí influyera mi procedencia familiar, franquista por ambas partes. Todo tanto en el pueblo como en la capital de provincia, Badajoz, estaba invadido por la memoria histórica franquista.
En el pueblo, la cruz de los caídos, la lápida del ¡PRESENTES! y el callejero, cuajado de nombres de militares fascistas; en Badajoz lo mismo pero a gran escala.
Bastaba acceder a la ciudad por Puerta Pilar para ver la bóveda tachonada de disparos en memoria de la supuesta hazaña de las fuerzas mercenarias que en entraron por ahí en agosto de 1.936. En toda España se mantenía viva la memoria del fascismo.
Todo ello debió acentuar mi interés por aquellos hechos, lo que se vio acentuado con la lectura de ciertos libros prohibidos aquí, pero que podían conseguirse fuera e incluso en la trastienda de ciertas librerías.
Me refiero fundamentalmente a las publicaciones de Ruedo Ibérico, creada por José Martínez y que desde París editó trabajos fundamentales de autores como Herbert Southworth o Gerald Brendan y de hispanistas como Jackson o Thomas. Tampoco cabe olvidar a Manuel Tuñón de Lara, con su historia de España del siglo XX.
La “Columna de la Muerte” es un libro imprescindible para conocer el exterminio acontecido en Badajoz, ¿por qué ese ensañamiento?
Toda la ruta del ejército de Franco, desde el norte de África hasta Madrid, está marcada por el salvajismo de las fuerzas que intervinieron y por la decisión de dejar aseguradas por completo las zonas que se iban ocupando.
Si relacionamos tiempo y distancia, el resultado es que avanzaron cinco kilómetros al día. Lo cual es lógico si pensamos en la resistencia que encontraron, tan firme como carente de efectividad por falta de medios; en las tareas represivas de carácter ejemplarizante; en el nombramiento de las gestoras y en la capital organización de los retenes que iban quedando y la incorporación de los que sobre la marcha se sumaban a las columnas.
Badajoz era una provincia de fuerte base socialista y, dada a su situación socioeconómica, fue elegida como una de las que serían escenario de la reforma agraria. Esto, que se inició muy débilmente en el primer bienio, tuvo su momento más álgido tras las elecciones de febrero de 1.936.
Se trató de una reforma burguesa que respetaba la propiedad y ponía al servicio del Instituto de Reforma Agraria solo parte de las grandes-propiedades que existían en la región.
Aún así se ofrecía un medio de vida a decenas de miles de personas cuyas condiciones de vida eran muy duras. Fecha clave en este proceso fue el 25 de marzo, en que unos sesenta mil campesinos ocuparon pacíficamente cientos de fincas para urgir el ritmo de la reforma. En este sentido se actuó hasta que se produjo el golpe militar.
La irrupción de las columnas militares arrasó con la reforma y supuso una verdadera contrarevolución agraria, que empezó por eliminar a los protagonistas de aquella experiencia.
¿En qué consistió el trabajo de campo realizado para la elaboración del “Informe sobre la represión franquista” entregado al juez Garzón?
Su finalidad fue ofrecer un panorama amplio a escala nacional de la represión franquista. Me serví de mis propias investigaciones sobre el sureste y de las investigaciones que se habían realizado desde los años 80 en todo el país.
La condición que me impuse fue no utilizar cálculos numéricos, sino solo cifras con nombres y apellidos. Así, sobre lo ocurrido en la ciudad de Badajoz circulaban cifras que situaban el número de asesinados en 6.000 u 8.000, pero yo me atuve a lo que se obtenía de las fuentes consultadas.
Todo ello en la seguridad de que sumar cifras que circulan no servía de nada. Además el documento analizaba las características y fórmulas que adoptó la represión desde 1.936 a 1.945.
El resultado, aunque incompleto por la ausencia de investigaciones en algunas zonas y por no poder acceder a ciertos fondos documentales, fue un trabajo que hubiera constituido una buena base para que la Justicia actuara, pero el poder político y el judicial lo impidieron.
¿Cree que la cifra de casi 140.000 represaliados por el franquismo podría aumentar o es definitiva?
La cifra aumentará cuando podamos acceder a la documentación aún clasificada en poder del Ejército, la Guardia civil y la Policía. Hablamos de miles de documentos que, pese a cumplir los requisitos para su consulta, siguen retenidos. Su estado y lo que haya podido ser de ellos lo ignoramos.
Si se siguieran los consejos de los organismos internacionales dichos documentos no podrían permanecer en manos de los organismos que los generaron, sino que habrían pasado a manos del Estado y hubieran sido catalogados por profesionales y puesto al alcance de la sociedad.
No obstante, la mayor responsabilidad no es solo de estas entidades que ocultan su pasado sino de los diferentes gobiernos que lo han permitido y que incluso han colaborado en perfeccionar esa anómala situación.
¿En qué estado de salud considera que se encuentra la Memoria Histórica y qué responsabilidad tienen los gobiernos al respecto?
La investigación del golpe del 36 y sus consecuencias se inicia en España a fines de los 70 por la iniciativa de personas que veían la necesidad de dejar constancia de lo que pasó. La Universidad se suma a estas investigaciones en los años 90.
En medio fueron maestros, licenciados, periodistas, etc.. los que por su cuenta fueron dejando trabajos claves de una cuestión de la que se desconocía casi todo. El movimiento de memoria histórica surge en 1.996-97, entre la salida del poder del PSOE tras catorce años en el gobierno y la llegada del PP. Fue entonces el momento de las actividades de AGE (Archivo Guerra y Exilio) sobre la lucha guerrillera, los brigadistas y los exiliados.
El punto que señala el paso al ciclo de la memoria fue 2.002, con la exposición pública de la exhumación de Priaranza, prolongándose hasta 2.008 con el final de intento de llevar hasta la justicia lo que hasta el momento solo era historia y memoria.
En medio surgieron proyectos de gran interés en diversas comunidades autónomas. Después se han mantenido diversas iniciativas, unas privadas como en el caso de Castilla-León y otras públicas entre las que destacaría el caso de Navarra, en manos de UPN.
El PSOE de la época de González pasó por completo de este asunto. Para el PP, ya sea el de Aznar como el de Rajoy, esto es una cuestión totalmente falsa e irrelevante en la que no hay que perder tiempo ni dinero.
El gobierno de Zapatero aprobó una ley de memoria histórica en su segunda legislatura, cuyo resultado no satisfizo a nadie y que dejó sin resolver las cuestiones importantes. Basta ver el nombre que le pusieron para saber las extrañas intenciones de sus autores.
Ningún gobierno pues ha querido afrontar el pasado reciente. Esto parece deberse al acuerdo tácito tomado en la transición tras la amnistía de 1.977 de nunca ir más allá de 1.978. El ciclo histórico abierto en abril de 1.931 y cerrado en 1.975 con la muerte del dictador ha sido borrado.
¿Qué opinión le merece la irrupción de partidos como VOX en las instituciones?
VOX es una escisión del PP, partido que desde la época de Fraga y Alianza Popular representa el franquismo con camisa nueva. El PP constituye una anomalía en sí mismo, ya que se trata de un partido supuestamente demócrata que nunca ha roto con el franquismo.
En Europa ha existido una derecha antifascista que aquí, debido a la destrucción de la República y la a dictadura, no ha podido desarrollarse.
VOX es simplemente un partido neofascista que busca asemejarse a otros europeos del mismo estilo crecidos ahora al calor de la crisis económica. Sus líderes no tienen problema alguno en reivindicar las figuras más destacadas del fascismo español.
Tanto ellos como su electorado han estado en la órbita de la derecha hasta que han pensado que podían disfrutar de espacio propio. Pueden volver a ella en cualquier momento.
¿Podría dar un pronóstico sobre el futuro de la Memoria Histórica en España?
La situación de inestabilidad política en que vivimos no permite vislumbrar qué puede pasar. El movimiento pro memoria sufrió un duro golpe en 2.008 del que nunca se ha restablecido. Han sobrevivido algunas iniciativas.
En cualquier caso será muy difícil que se haga algo serio en este terreno. Ello exigiría un acuerdo lo suficientemente amplio para tener cierta continuidad.
Pero tal cosa es imposible ya que con la derecha no se puede contar y el propio PSOE nunca ha querido arriesgar mucho en estas cuestiones, como si pensara que políticamente no le resultan rentables.
En cualquier caso, ya sea a título individual como colectivo, hay que seguir luchando en estos combates por la Historia y la Memoria. Estoy convencido de que todo este trabajo quedará y de que en algún momento servirá a quienes busquen saber de qué historia proceden y qué memoria han recibido.