La gestación subrogada como expresión perversa del capitalismo
En España, a diferencia de otros países, la gestación subrogada esta prohibida y penada. Hay varias iniciativas políticas y sociales que quieren cambiar la legislación, y no solo buscan anular las penas, sino legalizar y normalizar este tipo de gestación.
Hace 20 años que se utiliza como un medio para crear una familia. Del 2010 al 2016 se cuentan en España de manera oficial 900 casos. Mayoritariamente la parejas que recurren a la gestación subrogada son heterosexuales, en España la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en el 2005 se propició las parejas homosexuales también escogieron este camino.Tanto a parejas homosexuales como a personas solteras se les vetó en Rusia, Ucrania, Kazakstán y Georgia.
Los vientres de alquiler, es un fenómeno que obliga a las mujeres a disociarse de sus cuerpos, gestando a un bebé con el cual no podrá tener relación alguna. Las consecuencias psicológicas hacia esas mujeres es muy grave y hay estudios que los respaldan. De hecho, que hay de diferente antes cuando las familias ricas casi siempre a través de monjas compraban niños pequeños a mujeres pobres? La diferencia es que ahora las familias ricas pueden obligar a las pobres a tener su propio bebé.
Es necesario remarcar que la amplia mayoría de mujeres que se convierten en vientres de alquiler son de clase obrera, que necesitan esos ingresos para dar el sustento a sus familias para sobrevivir precariamente vendiendo sus cuerpos.
El sistema capitalista nos utiliza como simples contenedores para gestar los hijos de la gente bienestante.
Al estar condicionadas por la necesidad económica, cal decir que no son decisiones libres sino decisiones condicionadas por y para el sistema.
Dichas iniciativas no han prosperado, pues aún la legislación sigue vigente y no parece cambiar, ya que el partido que actualmente gobierna el país rechaza derogar la ley. Lo cual es motivo para tranquilizarse, ya que la derogación de esa ley supondría numerosos problemas sociales, políticos y legales de muy difícil resolución (incluso imposible).
Entre muchos otros problemas, el principal y el más ignorado, es que “ser madre o padre” no es, y no será nunca, un derecho humano. El Estado no puede garantizar de ninguna manera la procreación, ni asumir los costes de dicho proceso. Además, existo el hecho de que haya muchas vidas humanas en juego, porque no puede garantizarse al 100% de éxito en la gestación subrogada.
>>Gestación subrogada, ¿explotación o altruismo?<<
Cabe destacar que muchas iniciativas creen en una falsa solidaridad, es decir, que la madre de “alquiler” no cobre ningún dinero y lo haga de manera desinteresada. Teóricamente suena muy bien y nos puede parecer incluso atractivo, pero en la práctica puede suponer grandes conflictos, ya que no se puede ni se debe bajo ningún concepto entender el cuerpo de una mujer como herramienta para cumplir el sueño de tener un hijo.
Hay que tener en cuenta que los sentimientos no pueden ser cubiertos por la ley y mucho menos por el gobierno. Los humanos somos de naturaleza compleja y es precisamente esta complejidad la que imposibilita el hecho de permitir que una tercera persona geste un hijo que posteriormente sea para otros.
Entre muchísimos otros escenarios, podemos contemplar los más frecuentes: si a la hora de dar a luz, la madre o el padre ya no está en condiciones de criarlo, si el bebe nace sin vida, si la madre gestora muere durante el embarazo o tiene aborto natural, si finalmente la madre gestante decide no entregar la criatura. Por todos esos motivos y muchos más que supone la anterior mencionada complejidad del proceso, no se puede ni se debe garantizar bajo ninguna circunstancia que se pueda ser madre o padre, ni por enfermedad que imposibilite la concepción de un hijo ni por las preferencias sexuales.
>>La gestación subrogada desde el punto de vista de sus protagonistas<<
Incluso en países donde está permitida la gestación subrogada ha habido innumerables casos de juicios por algún problema que ha imposibilitado completar el proceso con éxito. Se ha entendido, erróneamente, que dicho proceso es meramente un trámite cuando se sabe y se ha comprobado que tiene consecuencias físicas y psicológicas para la madre.
Hay quienes piensan que en formas de sacar rendimiento económico del proceso, es decir, que se pueda cobrar por la entrega del bebé. Si se aprobara esta ley, la clase que perdería sería la trabajadora. Es devastador el hecho de imaginar que pueda haber niñas de 18 años o menos que están dando a luz para poder pagar la universidad o las facturas.
Finalmente, en cuanto al feminismo, este método de procreación es completamente rechazado, ya que no solo utiliza a la mujer, sino que además la entiende como una herramienta para llegar a un fin para otras personas. Para lograr la ansiada igualdad entre mujeres y hombres, este tipo de medida debe ser completamente rechazada ya que pone en peligro y subroga a la mujer gestante, que además se la responsabiliza de todo el proceso sin tener en cuenta las posteriores consecuencias para ella.