Hoy se celebra una nueva convocatoria del expresidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó. Tras acabar su gira mundial, en la que su principal contribuyente económico, Donald Trump lo recibió e hizo que sus más cercanos aliados internacionales lo hicieran con honores de Estado, el venezolano llamó a tomar las calles nada más pisar el suelo del país caribeño.
Desde hace varios meses Juan Guaidó ha llamado al pueblo a salir a las calles a protestar de manera masiva, pero no solo no ha logrado volver a replicar el éxito de la primera, el 23 de enero de 2019, cuando inició un golpe de estado contra el presidente Nicolás Maduro, sino que cada convocatoria suscita menos encuentro social.
>>El irremediable fin político de Juan Guaidó<<
Sin embargo el líder de Voluntad Popular (VP, ultraderecha), no ha cambiado su estrategia, porque no lo necesita. No está interesado en alcanzar una acumulación de fuerzas que obligue a Nicolás Maduro a renunciar, porque la fuerza de la izquierda y su penetración social amerita una estrategia a largo plazo, y Estados Unidos (EEUU) tiene prisa en volver a recuperar el control de los recursos hidrocarburos y naturales.
Su labor consiste en sostener y profundizar una realidad que no es la realmente existente: una sociedad en permanente crisis por el mal desempeño de Maduro, cuando el motivo son las sanciones que el propio Guaidó pide y apoya; un apoyo social e institucional que perdió hace semanas. En definitiva, una justificación que dibuje un escenario en el que la única salida sea, por desgracia, un golpe de estado.
>>¿Por qué Nicolás Maduro no es un dictador?<<
De esta manera los ciudadanos de las naciones más importantes del Mundo no saldrán a defender la legalidad y legitimidad, ya que no estarán totalmente de acuerdo con el método pero sí con el resultado a causa de haberse creído el escenario configurado por los medios de comunicación en poder, o aliados, de la actual administración estadounidense.
Sin ese apoyo internacional y teniendo la posibilidad de entrar en el territorio venezolano para imponer un gobierno que no ha pasado por las urnas, EEUU tendrá más fácil alcanzar sus objetivos. Por eso Juan Guaidó no teme a que hoy vayan más periodistas que manifestantes, porque solo tiene que aguantar el show hasta el acto final en las elecciones legislativas, en las que aseverará que hay fraude antes incluso de echar el voto, antes de conseguir un retiro dorado en algún territorio de Estados Unidos.