ElEstado.Net está cubriendo en vídeo desde las calles de Quito mediante su reportera Viviana Paredes las protestas que ya se pueden considerar masivas, contra el gobierno de Lenín Moreno. Los manifestantes han logrado que el presidente haya perdido toda iniciativa política, y por lo tanto, haya sido obligado a sostener una posición defensiva, ejemplicada en su huida hacia Guayaquil.
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La posición defensiva del ejecutivo de Lenín Moreno implica dos cuestiones fundamentales. La primera es que no cuenta con capacidad política para marcar la agenda social del país, por lo que solo le resta responder como pueda ante los manifestantes, actuales protagonistas y vanguardia política del escenario ecuatoriano. En segundo lugar el tiempo ha pasado a contar en su contra, desencadenando una cuenta regresiva que se mantendrá activa mientras los ciudadanos sean capaces de sostener las movilizaciones masivas, hasta que los números que marcan el tiempo lleguen a cero.
En el primer vídeo grabado por Viviana Paredes, se observa una masiva manifestación pacífica que ha pasado simplemente de pedir la renuncia, a sostener una posición política antineoliberal en cuanto el que suceda a Lenín Moreno debe retirar las medidas, no solo las últimas, del actual mandatario.
Una cuestión que permite pensar en que Ecuador entra en una etapa pre-revolucionaria en cuanto se rechaza todo lo llevado a cabo por el actual régimen, superando las reivindicaciones originales, que solo se centraban en el aspecto sobre los combustibles del paquetazo.
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Una de las principales características de esta etapa político-social es que las movilizaciones no pueden ser frenadas a causa de la toma de conciencia de los ciudadanos, que explotan de rabia al ser conscientes de haber sido estafados durante los últimos años. Motivo principal por el que la brutal represión desencadenada por Lenín Moreno no es capaz de sembrar el miedo a ser herido, asesinado o encarcelado, y con ello conducir a los que protestan a la desmovilización.
Cada vez más personas de más sectores se unen a los que ya estaban en las calles, aumentando la presión para que el presidente renuncie y convoque elecciones anticipadas. El pulso de los ciudadanos comienza a resquebrajar el régimen.