El Modelo de Propaganda propuesto por Chomsky y Herman en 1988 todavía sigue vigente en nuestros días. El título en inglés es “La manufacturación del consenso“, claramente aludiendo a cómo es que los medios de comunicación, en consonancia con las élites, manufacturan un consenso para que nosotros, los que históricamente hemos sido parte de la clase trabajadora podamos justificar a nuestros verdugos y así las élites puedan seguir dominando.
A eso se han prestado los medios de comunicación masivos desde que empezaron a ser comerciales, porque en un principio, en la primera mitad del siglo XIX habían medios de comunicación partidistas, medios con una audiencia de la clase obrera que reforzaba la consciencia de clase, que promovía la unión y la acción organizada. Hoy esos medios no existen, han quedado para el recuerdo, o eso esperan las élites.
Este modelo de propaganda tiene cinco filtros por los que los medios de comunicación organizan su producción de contenidos: 1) Propiedad y orientación de los beneficios de los medios de comunicación; 2) Dependencia de la publicidad; 3) El suministro de noticias a los medios de comunicación; 4) Reforzadores de opinión (contramedidas para disciplinar a los medios; y 5) La ideología dominante.
Cada uno de los filtros tiene relación directa con el siguiente. Antes de analizar y ejemplificar el Modelo de Propaganda cabe recalcar que Chomsky y Herman hicieron y aplicaron su estudio en países desarrollados como EE.UU. y Reino Unido, sin embargo, este modelo también puede ser replicable en diferentes latitudes del mundo, como lo veremos a continuación.
El primer filtro tiene que ver con la propiedad de los medios, y es que a medida que pasa el tiempo se ve que la concentración de medios está en pocas manos. El idealismo de que cualquiera puede tener un medio de comunicación es falso, en el sistema capitalista solo quien posee el dinero suficiente puede tenerlo, y si no alcanza ese dinero pues los socios siempre podrán invertir.
En EE.UU. los medios de comunicación ya son parte de la bolsa de valores, se manejan como una corporación con intereses de rentabilidad. En Ecuador no sucede eso, pero quienes dominan los medios de comunicación son personas de la élite. El Comercio es uno de los diarios más vendidos y por más de 100 años estuvo al mando de la familia Mantilla, que además poseía otro periódico y otras tantas empresas. Teleamazonas, otro de los canales con más alcance a nivel nacional, tuvo entre sus dueños a la familia Egas que además poseía otras empresas y eran accionistas del Banco del Pichincha. Entonces, como era obvio, ningún periodista del canal podía hablar mal del banco.
Los hermanos Isaías, hoy prófugos de la justicia en Miami, tenían el canal 2 y el canal 10, además eran dueños del banco más grande del país allá por los años 90: el Filanbanco, que se quedó en la quiebra perjudicando a miles de personas que depositaron su dinero y confianza ahí, quedándose sin nada, lo que se llamó el feriado bancario, la gran noche neoliberal que dejó a muchas personas en la quiebra, unos se suicidaron, otros buscaron rehacer su vida especialmente en España. ¿A quiénes defendían los medios de comunicación? Pues a sus dueños que también tenían acciones en bancos y empresas.
Así también, el empresario Ángel González, llamado El Fantasma, compró acciones de El Comercio en el 2015 y además posee 16 medios de comunicación en el Ecuador, de los cuales 10 son de carácter nacional. Por último, el recién elegido alcalde de Quito, Jorge Yunda Machado es dueño de la corporación Canela, según la Contraloría General del Estado determinó que por medio de un entramado societario este grupo empresarial concentra la mayoría de frecuencias, el grupo está conformado por 12 empresas que postularon para 46 frecuencias. De este número, 37 fueron calificadas, además de poseer un canal de televisión.
Siendo este primer filtro el que más explicación necesita, puesto que desde ahí se puede desglosar los siguientes filtros, seré más breve en la exposición de los siguientes filtros en tanto sirvan de ejemplificación.
El segundo viene a ser la dependencia de la publicidad. Esto se observa porque cada vez más los medios de comunicación le dan preferencia a la publicidad, y entonces los canales, periódicos y radios concentran más su actividad en el negocio. Las noticias deben ser venidas, debe haber una audiencia que compre esas informaciones, y para ello los medios de comunicación procurarán hacer todo lo posible para que las audiencias se mantengan y sigan en crecimiento.
Todavía recordamos aquella época en el que la publicidad de las tabacaleras estaba por doquier, y la representación era o un “macho alfa” o una dama que tenía a bien consumir un tabaco, a ningún medio de comunicación se le ocurría sacar algún documental sobre lo perjudicial del tabaco. Hoy sucede lo mismo, pero con el alcohol, en el Ecuador la cervecería Pilsener que es la más vendida mantiene una publicidad constante en todos los medios de comunicación, pese que en el Ecuador la sexta causa de mortalidad son los accidentes de tránsito. Según la ANT, en el 2018 hubo 1855 siniestros por conducir estado etílico, es decir un 7% del total de accidentes registrados en el Ecuador.
Chomsky comenta en su libro que antes de la publicidad los periódicos tenía que cubrir con todo el coste de producción, pero después los periódicos que más atractivos traían a las audiencias eran también los que captaron a los auspiciantes, dejando de lado a periódicos que no podían sostenerse en el tiempo, como los de la clase obrera, sea porque perjudicaban a las empresas que iban a auspiciarles o porque los anunciantes no empataban con las ideas de un reordenamiento más equitativo y justo para la sociedad. “Con la publicidad, el mercado libre no ofrece un sistema neutral en el que finalmente decide el comprado. Las elecciones de los anunciantes son las que influyen en la prosperidad y la supervivencia de los medios” (Chomsky y Herman, 1990).
Eso deriva en que los medios de comunicación adopten un modo de espectáculo en vez de centrarse en la información. Se ve, por ejemplo, que en España programas como La Sexta Noche que tienen público en vivo, hay una tertulia con políticos, pero como en el sistema capitalista no se vive de aplausos entonces tiene que atraer audiencia, y es ahí que se olvidan de la política y se meten en lo que se llama la telenovelización de la política, concentrándose más en temas amorosos, personales, dramáticos, peleas, réplicas antes que en debates sobre propuestas de campañas, ideologías, política en sí.
El tercer filtro trata sobre el suministro de noticias o las fuentes a las que acuden los medios de comunicación. Para Chomsky y Herman los medios de comunicación tienen una relación directa con las fuentes de información poderosas, tanto por las necesidades económicas como por la reciprocidad de intereses. Entones para reducir costos los medios de comunicación siempre irán hacia las fuentes creíbles, aquellas fuentes que por su posición tienden a poseer credibilidad, mientras que el material de las fuentes que no son fiables o marginadas han de pasar por una cuidadosa verificación y una investigación costosa.
Como ahora se sabe, el atentado del 11M no fue provocado por ETA, pero el Gobierno del PP difundió esa información, ante lo cual los periodistas aceptaron esa verdad, sin siquiera preguntar a demás fuentes o a los mismos miembros de ETA, que luego nos enteramos fue realmente Al Qaeda y su vendetta porque España, junto con Reino Unido, estaban bombardeando Irak. “Las fuentes de información críticas se pueden evitar no sólo porque estén menos a mano y por los elevados costes para determinar la verosimilitud de las mismas, sino también porque las fuentes de información principales pueden ofenderse e incluso amenazar a los medios de comunicación que se hagan eco de ellas” (Chomsky y Herman, 1990).
Un estudio de la FAIR estableció que en la guerra de Irak del 2003 el 76% de las fuentes en los medios norteamericanos constituían actuales o anteriores oficiales del ejército, con lo cual las voces de las víctimas quedaban en el silencio. Bien puede ser que los dueños y socios accionarios sean los que dirigen a quiénes tener como fuentes oficiales y por tanto a quiénes darles legitimidad en sus opiniones.
Es así que Robert Murdoch, el millonario propietario de News Corp que tiene bajo sus tentáculos al periódico más vendido de Reino Unido The Sun, o la cadena Fox en EE.UU., también es amigo de políticos como Bush, Blair y Aznar, presidentes que justificaron la guerra de Irak y que fue apoyado por Murdoch en sus diferentes periódicos y canales de televisión. De ahí que hoy por hoy el expresidente José María Aznar sea uno de los miembros del consejo de News Corp, trabajo que le llegó apenas salió de la Moncloa en el 2006 con un salario que va entre los 200 mil a 400 mil dólares por periodo fiscal.
En la segunda parte nos concentraremos en la inestabilidad del periodista frente a las presiones del Gobierno o de sus auspiciantes, y el estereotipo con el que algunas noticias son mediatizadas dado que no están dentro de la ideología dominante.