Durante la campaña electoral previa a la victoria de Lenín Moreno (primeros meses de 2017), el hoy presidente de Ecuador recorrió el país junto al todavía presidente Rafael Correa, aprovechando la buena imagen del mandatario para presentarse ante los ciudadanos como la continuación de la Revolución Ciudadana.
Durante esos mítines y encuentros electorales Lenín Moreno se comprometió a mantener y a profundizar las conquistas sociales, culturales, políticas y económicas alcanzadas por el Gobierno de Rafael Correa. Sin embargo tras ganar las elecciones, Moreno traicionó esas promesas y comenzó a aplicar el programa de gobierno de Guillermo Lasso, el candidato de la derecha que había perdido las elecciones.
La izquierda ecuatoriana tardó en reaccionar al shock que supuso conocer que había un infiltrado en sus filas, al que habían hecho presidente. Sin embargo mientras Rafael Correa volvía de Bélgica para luchar contra el regreso del neoliberalismo, Lenín Moreno aplicaba el plan que traía bajo el brazo, seguramente madurado bastante antes.
Esa ventaja de tiempo fue aprovechada por la derecha de Ecuador para blindarse en el poder. Mientras que la izquierda discutía si Lenín Moreno era un traidor o simplemente tenía un nuevo enfoque político, mientras que Rafael Correa regresaba de Bélgica, mientras que los afines del expresidente luchaban por mantener la Marca de Alianza País -ingenuamente no sabían que la justicia ya estaba cooptaba-, Moreno aprovechó para colar ilegalmente -se saltó los plazos marcados por la Constitución de Montecristi– un referéndum y una consulta popular cuyo objetivo principal era impedir a Rafael Correa presentarse a las elecciones.
>>Análisis del referéndum y de la consulta popular en Ecuador<<
La derecha ecuatoriana consideró en ese momento que con impedir la vía electoral al principal líder de la Revolución Ciudadana bastaría para desmovilizar a la izquierda. Creyeron que con mantener en los medios de comunicación una imagen progresista de Lenín Moreno mientras ocultaban sus hechos neoliberales, bastaría para conservar el voto duro de Alianza País. Pensaron que podrían comprar la voluntad de los dirigentes de la izquierda.
Sin embargo no ha sido así. El campo conservador ecuatoriano no ha sabido medir bien a su enemigo. Ese error ha abierto un escenario en el que ellos mismos se hieren -incluso más que a la izquierda- porque se ven obligados evidenciar tics dictatoriales para solventar los fallos constantes de su plan.
- Como no pudieron doblegar la voluntad del vicepresidente Jorge Glas, lo encarcelaron en un juicio en el que no pudieron presentar pruebas en su contra.
- Como no han podido anular a Rafael Correa, han iniciado un juicio contra él -considerado una farsa por instancias de prestigio internacional como la INTERPOL– para impedir que pise suelo ecuatoriano.
- Como el referéndum y la consulta popular mostraron que Rafael Correa y su proyecto revolucionario son primera fuerza, no permiten la legalización de su nueva organización política, negando a la oposición presentarse a las elecciones.
- Como el Caso Balda no se sostiene, rompen los límites legales convirtiendo en fiscal al abogado defensor, y comienzan una persecución contra la asambleísta Sofía Espín por visitar a una detenida.
- Como el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) impide al gobierno alcanzar sus objetivos saltándose la legalidad vigente, Lenín Moreno lo purgó y lo rellenó a dedo prometiendo que convocaría elecciones para escoger a sus miembros mediante voto popular y directo. Sin embargo, tras usarlo para conseguir sus objetivos, ha anunciado la disolución de esta institución de control democrático nacida en la Revolución Ciudadana.
- Como la justicia ecuatoriana no permitía saltarse la Ley, Lenín Moreno ha realizado una purga por la que las altas instituciones del poder judicial del Estado Ecuatoriano son transitorias o encargadas. El presidente ha escogido a dedo a los nuevos miembros que ocupan las más altas responsabilidades de justicia, saltándose los mecanismos y requisitos establecidos por la legislación vigente.
- Como existían medios que daban a conocer el punto de vista de la oposición ecuatoriana liderada por Rafael Correa, el gobierno de Lenín Moreno los ha cerrado, como la agencia ANDES o El Ciudadano.
Estos casos evidencian que si Ecuador no es una dictadura, está caminando a pasos rápidos y agigantados hacia ella. No es solo el regreso del neoliberalismo a la nación suramericana, no es solo la pérdida de soberanía con la vuelta de los funcionarios estadounidenses, es un ataque constante a los derechos de ciudadanos seleccionados que se sirve de las instituciones del Estado.
>>Los hechos que marcan el giro a la derecha de Lenín Moreno<<
Presos por motivos políticos encarcelados sin pruebas, persecución de líderes de la oposición, fin de la separación de poderes, no permitir al principal partido de la oposición presentarse a las elecciones, aplicación de políticas que perdieron las elecciones… Lenín Moreno en poco más de un año ha degradado la democracia ciudadana hasta rozar la frontera con la dictadura.