Nicaragua se esfuerza en retomar el Diálogo Nacional
La violencia perpetrada por grupos fascistas ha tomado Nicaragua. Ejercida contra ciudadanos que apoyan al gobierno sandinista de Daniel Ortega y funcionarios del estado, busca el derrocamiento de la izquierda mediante la desestabilización social, en un momento en que Estados Unidos ha desatado una ofensiva contra los gobiernos que se mantienen tras la aparición de la Ola Bolivariana en 1.999.
El Diálogo Nacional se rompió la semana pasada cuando los jóvenes fascistas se negaron a abandonar la violencia y quitar los tranques de las carreteras, dos cuestiones innegociables para el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ya que están provocando decenas de muertes y cientos de heridos.
Los partidos políticos de la derecha nicaragüense y la Iglesia aprovecharon el momento para exigir al gobierno una serie de cambios constitucionales que fueron rechazados en las urnas dos veces seguidas en los últimos dos años con una mayoría abrumadora a favor del FSLN. Entre ellos destacaba la petición de impedir la reelección indefinida y adelantar las elecciones, para descabezar a la izquierda y no darle tiempo de recomponer su liderazgo.
La realidad en las calles de Nicaragua muestra que los violentos no cuentan con apoyo social, y que tampoco los partidos de la oposición ni la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) son capaces de mostrar el apoyo popular que sí muestra el sandinismo, movilizando a miles de personas casi a diario llamando al diálogo como mejor manera de conseguir la paz.
El gobierno de Daniel Ortega ha conseguido reiniciar el Diálogo Nacional con la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Hace unas horas ambas partes se han reunido en un cordial encuentro. Los obispos le han dado un documento al ejecutivo nicaragüense en el que exponen sus propuestas para retomar el diálogo. La respuesta de los sandinistas reabrirá las necesarias conversaciones para superar la violencia fascista.