Como circulan diversas hipótesis, ¿por qué no lanzar otra más? Estas son mis bases de partida:
- Los medios de información son armas sociales cargadas por la oligarquía para manipular las masas influenciables.
- El gobierno de turno manipula a su conveniencia los medios de masas públicos.
- Al bipartidismo le da igual qué partido sea hegemónico en la derecha, quien ocupe ese lugar defenderá el régimen borbónico.
- La ley D’Hont dispersa el voto de opciones del mismo espectro político.
¿A quién beneficia?
El partido neoliberal retrógrado VOX fue una escisión del ala más derechista del Partido Popular. En la rueda de prensa de la fundación del partido, el exucedista y asistente a Bildelberg Ignacio Camuñas, tras proclamar que el Régimen del 78 estaba prácticamente agotado, afirmó que ese partido nace a la vida política porque hubo dos decisiones que en su momento (en la Transición) tuvieron sentido pero que ha generado una problemática muy grave para nuestro país: el estado autonómico, que amenaza gravemente la unidad de la nación española, y el fortalecimiento de los partidos políticos que ha dado lugar a un estado partitocrático que está devorando la propia democracia. VOX regenerará la vida democrática española, sacará a España del hoyo en que se encuentra.
Es el enésimo partido regeneracionista que viene a salvar a la España corrompida, por su ala derecha, y a la España bolivariana, por su ala izquierda. Es el partido que devolverá a España al lugar que le corresponde en el orden internacional.
Hasta las elecciones andaluzas, tras participar en una elección al Parlamento Europeo, dos elecciones generales, una elección a cada Parlamento autonómico (dos en Cataluña) y, por último, una elección municipal, su bagaje institucional era de veintidós concejales y cuatro alcaldes (entre los cuatro no llegan a sumar tres mil habitantes).
Es decir, era un páramo político, un reducto de los peperos hartos de la tibieza de Rajoy ante la Memoria Histórica, el separatismo catalán, las leyes de igualdad, etcétera. Los dirigentes y afiliados de VOX no se aplicaron el refrán de quien espera, desespera. Sabían que los vientos que vienen del Este de Europa soplan a favor del extremismo derechoso, y como el viento siberiano, acabarían llegando a la península ibérica.
Avivados esos vientos por la deriva separatista de las autoridades catalanas, la dirigencia de VOX no desaprovechó la ocasión y puso la maquinaria de la red social a funcionar. Sus tuits provocadores tenían tanta resonancia que ese partido desconocido entre la población española, conocido en la izquierda por sus múltiples denuncias contra todo lo avanzado que se significara en España, comenzó a aflorar en los medios de desinformación del Régimen del 78.
En el PSOE de otra cosa no sabrán, pero en interpretar los tiempos electorales no hay quien les tosa. Comprobaron que la confluencia de IU y Podemos no multiplicó, ni siquiera sumó, sino que restó; el momento del sorpasso lo evitaron, y saben que los votantes de la formación de Pablo Iglesias irán desertando con cada votación en la que no asalten los cielos. Podrán recuperar un buen número de los que lo castigaron en las últimas elecciones. Pero saben que su mayor enemigo es Ciudadanos.
Antes de que este partido catalán saliera de las catacumbas del Principado para contrarrestar el efecto Podemos que se les fue de las manos al Poder, los millones de votantes veleta que solo veían dos partidos en España, ya no iban en masa a practicar el voto de castigo al partido gobernante y depositarlo a la otra pata del bipartidismo, sino que confiaron en el partido naranja. Los votos que perdía el PP ya no iban al PSOE, y viceversa, empezaron a ir al partido que se declaraba socialdemócrata para acabar en el liberalismo, una especie de derecha civilizada.
La suerte que se ha encontrado el partido liberalsocialista ocurre una vez cada cien años políticos. Rajoy esperaba recoger los réditos políticos de su juego sucio con los catalanistas. Se presentaría como el salvador de la unidad patria, como el estadista que envió las fuerzas del orden a escarmentar a los rebeldes y a descabezar al movimiento separatista. Pero los liberalsocialistas no les iban a permitir recoger la pieza sin presentar pelea. Y lo han tenido muy fácil. El acto en Vistalegre del caudillo Abascal, pistola en sobaco, recordemos que un partido extraparlamentario, apareció en quinto lugar en la entrada del Telediario de la noche y después gozó de más de un minuto de desarrollo.
Desde entonces no ha habido día en que esa formación política no haya sido nombrada en todos los medios españoles. Su discurso neoliberal y marcadamente españolista ha ido abriendo una grieta cada vez más profunda en las filas peperas, que ven en los escindidos a un nuevo Aznar que volverá a hacer grande a España.
Esto ha obligado a PP y Cs a derechizar aún más su discurso, pero al primero ya nadie lo cree y a los segundos se le pueden ir muchos votantes a zonas progresistas cercanas.
Y la ley D’Hont, la gran aliada de la derecha desde 1977 por la atomización del voto de la izquierda, en las próximas elecciones les puede jugar una mala pasada, ya que seguramente el voto derechista va a estar muy dividido. Ante esta perspectiva, el PSOE recuperará su slogan más preciado, ese del voto útil para frenar a la derecha, como si ellos fueran la izquierda.
No es descabellado pensar que, al ser el mayor beneficiado, los fontaneros del PSOE vieran en el partido neoliberal retrógrado la cuña que definitivamente resquebrajara al PP y anulara el ascenso de Cs, así que encargaron a los medios encumbrar a un partido extraparlamentario. En Andalucía comprobaron que van por el buen camino, y de paso enterrar al susanismo, que no hay mal que por bien no venga.