El giro a la derecha de Lenín Moreno, no ha sido acompañado por las bases de Alianza PAÍS ni por los votantes de la izquierda ecuatoriana que se identifican con el gobierno anterior, el de Rafael Correa. Su Movimiento de la Revolución Ciudadana (MRC) fundado hace poco menos de un mes, se ha establecido como la fuera política con más apoyo del país sudamericano.
El MRC era la única organización que apostaba por el NO a las preguntas 2 y 3 del referéndum y a la 6 en la consulta popular. La opción negativa para esas preguntas ha pasado del 13% que le daban las encuestas al comenzar la campaña electoral hace exactamente un mes, al 37% obtenido ayer en las elecciones.
Un porcentaje que se queda muy cerca del que obtuvo Lenín Moreno en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador del año 2017. Un 39% obtuvo el actual presidente en un momento en que estaba siendo apoyado por Rafael Correa y no había sufrido desgaste alguno al no haber empezado su mandato.
Lenín Moreno se ha quedado sin el apoyo de la izquierda ecuatoriana, que se ha ido con Rafael Correa y su nueva organización política. Una situación que deja al presidente a solas con sus nuevos socios, la derecha que durante los últimos años ha apoyado un golpe e intento de magnicidio contra el expresidente, y que ya ha empezado a exigir retribuciones a Moreno por su apoyo al SÍ.
De hecho en conversaciones públicas mantenidas en Twitter, los dirigentes conservadores han dicho en varias ocasiones que apoyaban a Lenín Moreno de manera temporal porque era la forma de recuperar los privilegios perdidos con la Revolución Ciudadana, y una vez, conseguido eso, abandonarían al presidente.
Quizá Moreno se equivocó al calcular a la baja los daños que le podría causar el regreso de Rafael Correa a Ecuador. Ahora el presidente se ha quedado con un partido vaciado de militantes, sin la base de votantes que lo aupó al poder, puesto que la izquierda ha apoyado al Movimiento de la Revolución Ciudadana, y con una victoria que le ha sido patrocinada por la derecha que ya pide el fin de la Ley de Comunicación. Una disposición que impide que los medios de comunicación estén solo en manos de las familias más ricas del país. Precisamente las mismas que han apoyado a Moreno en estas elecciones.