La situación sanitaria, económica, política y social en Ecuador no puede ser más preocupante. Se rompe lo poco que queda de Estado, el presidente Moreno es incapaz de articular soluciones para reconducir la economía y dar solución a los problemas mortales producidos por la pandemia.
Vamos a por un análisis sobre la expectativa del futuro político en Ecuador. La formación política con mayor apoyo es la Revolución Ciudadana que mantiene un suelo electoral muy amplio, el cual seguramente se está acrecentando por el recuerdo que la sociedad tiene de la buena gestión que realizó Rafael Correa, sobre todo de la desgracia del terremoto de 2016, que justo ahora cumple 4 años.
De la Alianza País que Moreno hurtó ya solo quedan locales vacíos. No tiene militancia ni simpatía alguna de la ciudadanía. Alianza País falleció, murió asesinada por Lenín Moreno y su camada. Aún así el vicepresidente Otto ha entrado en campaña, y lejos de dedicarse a luchar por su país ha iniciado la campaña de los selfies, para conseguir popularidad.
La curiosidad que tiene este redactor es saber por cuál formación pretende postularse. Me atrevería a decir que Nebot ya esta amortizado como político, y quizás su delfín podría ser Otto. De Guillermo Lasso no se espera que crezca más allá de donde siempre quedó.
Así pues la incógnita es saber qué candidato presentará Compromiso Social Lista 5, que es el partido actual que da cobijo a la Revolución Ciudadana, porque ya a estas alturas el gobierno de Moreno no puede hacer ninguna mala praxis para evitar que esa organización concurra a las elecciones.
Dicho esto, ¿puede evitar el gobierno de Lenín Moreno que Rafael Correa sea candidato? En opinión de un servidor nadie podrá evitar que él se presente a una postulación. Ya que solo él puede decidir no hacerlo. Eso es una buena noticia. Ecuador confía en Correa porque se lo ganó.
La condena que se dictó sobre él, el pasado 7 de abril, ha de pasar por apelación y casación y esos procesos no son rápidos. Además, una justicia imparcial dejará esa sentencia en nada. Por mucho que la justicia mañosa al servicio de Moreno intente acortar plazos, no llegan a tiempo de impedir que el expresidente se candidatice ante unas elecciones que se habrían de realizar en febrero de 2021.
Por otra parte no hay argumento alguno para retrasar esas elecciones, pues estamos a 10 meses de ellas y la Comunidad Internacional no lo vería con buenos ojos.
Cabe el escenario de una muerte cruzada, que es un elemento desestabilizador y en 3 meses se debería convocar a unas elecciones, en las que por supuesto Correa podría participar.
La sociedad civil deberá exigir una veeduría internacional a ese proceso y de igual manera si las elecciones fueran en febrero.
Solo queda esperar que Rafael Correa desde Bélgica consulte con su almohada y su familia, y en un ejercicio de generosidad decida postularse, para que así hable el pueblo, que es sabio y sobre todo soberano.
Por el momento sería bueno que se contase con su asesoramiento y el de sus equipos para buscar soluciones urgentes. Para ello el gobierno debería apartarse.
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