El pueblo de Nicaragua sigue manteniendo la misma posición con respecto a la violencia fascista, una fuerte apuesta por el Diálogo Nacional propuesto por el Gobierno de Daniel Ortega. A diario en diferentes ciudades del país centroamericano se celebran manifestaciones y concentraciones en las que se pide la paz y el regreso a la situación de calma anterior a las primeras muestras de violencia.
El Diálogo Nacional solo cuenta con el ejecutivo de Daniel Ortega, que por ahora es el único que ha demostrado voluntad de diálogo, no solo por mantenerse en las conversaciones, sino por asumir las exigencias de la oposición sin imponer la aceptación de las suyas como requisito indispensable. Todo ello en un contexto de violencia que por ahora solo está afectando a militantes y simpatizantes del partido de gobierno, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y a funcionarios de la policía.
Los violentos no han conseguido contar con el apoyo de los ciudadanos, pese a que la mayoría de los medios de comunicación de Nicaragua, en poder de los partidos de derecha los califican como estudiantes pacíficos. Las investigaciones han demostrado que esos estudiantes son en realidad miembros de pandillas delictivas y varios vídeos han probado que asesinan impunemente incluso a bebés.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) y los partidos de la derecha amparan a los violentos de ideología fascista mientras exigen en el Diálogo Nacional la aplicación de medidas que no solucionan la situación, sino que están enfocadas en mantener sus propios intereses. Por ejemplo piden un adelanto electoral cuando solo hace dos años se celebraron elecciones presidenciales, y apenas siete meses atrás se celebraron las municipales, dos ocasiones en las que Daniel Ortega y el FSLN arrasaron en las urnas, con el aval de la Comunidad Internacional.
Sin una masa popular que acompañe esas peticiones, la Iglesia Católica y la oposición política de Nicaragua, se están poniendo de espaldas a los ciudadanos, quienes sí salen a la calle a pedir que regresen al Diálogo Nacional, y que apoyen la petición del gobierno que llama a poner fin a la violencia y a los tranques, dos cuestiones que tanto la CEN como los partidos de derecha siguen apoyando.
En las últimas horas Zaira Julissa López, suboficial mayor de la policía fue asesinada mientras realizaba labores de limpieza de un tranque junto a los vecinos, que necesitaban pasar para ir a trabajar y estaban cansados de la violencia que se desataba en sus cercanías por parte de los fascistas.