Tras el golpe de estado a Manuel Zelaya en el pasado año 2009, la dictadura que lo reemplazó comenzó una apuesta por la salud privada, que favoreció en primera instancia a una de las familias que apoyaron la interrupción de la democracia, la del expresidente Carlos Flores Facussé.
Cada ejercicio económico de la dictadura, hoy continuada por Juan Orlando Hernández (JOH), fue reduciendo el dinero público que destinaba a la salud pública, lo que ha ido empeorando las condiciones hasta llegar al punto actual en el que no solo la espera es de años, sino que se han empezado a suspender operaciones urgentes.
Los médicos de los hospitales públicos han denunciado que no disponen de medicamentos ni de material básico como jeringuillas. Cerca de 10.000 hondureños que se encuentran en espera para ser operados de urgencia no reciben la fecha de sus cirugías, y en algunos casos ven sus citas canceladas.
Los hospitales más afectados son precisamente los principales de las dos ciudades más importantes de Honduras, El Hospital Escuela en Tegucigalpa, y el Mario Catarino Rivas, en San Pedro Sula. Entre los dos cuentan con una lista de espera que supera las 5000 personas.
Esta situación es uno de los principales motivos que han llevado a miles de ciudadanos de Honduras a integrar masivas caravanas que huyen del país hacia Estados Unidos, buscando una vida mejor. Sin embargo el camino no está siendo fácil, habiendo tenido problemas en México, donde a causa de la represión desatada por el presidente Enrique peña Nieto a instancias del presidente estadounidense Donald Trump, el joven hondureño Henry Adalid Díaz Reyes de 26 años fue asesinado por un disparo con una bala de goma que se estrelló en su cabeza.
El futuro presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador ha expresado que cuando tome el poder el próximo primero de diciembre, otorgará visas de trabajo a los migrantes de Centroamérica. Por su parte Donald Trump ya ha avisado que no dejará entrar a la caravana de migrantes hondureños, incluso mediante la violencia.