Venezuela bloqueada: Historia de un asedio silencioso
Ha transcurrido una semana desde que la situación política, económica y civil venezolana sacudiera a todos los países del mundo. El pasado 23 de enero, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamaba presidente encargado -una figura que no está contemplada en la Constitución Bolivariana– de Venezuela, ante las miradas de asombro tanto de la mayoría de los venezolanos opositores, como de los defensores del presidente constitucional, Nicolás Maduro.
Pero para los Estados Unidos, y sobre todo para Donald Trump, parecía que la noticia no les cogía desprevenidos, puesto que en apenas treinta minutos, el presidente norteamericano reconocía a Juan Guaidó como presidente encargado venezolano, apoyando así deliberadamente a los opositores criollos.
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Un par de días más tarde del golpe de estado de Juan Guaidó, salían a la luz una serie de planes económicos que tenía en mente el opositor nacido en La Guaira. Dentro de la planificación económica se encontraba la misión de reorganizar la empresa refinadora de petróleo, Citgo Petroleum, cuya acción tiene lugar en Estados Unidos, y casualmente tiene su sede en Houston, Texas.
El petróleo es la causa principal de la deuda venezolana, dando muchos más problemas que breves ápices de esperanza para la población, desde la mitad del siglo XX hasta hoy en día. Siempre ha dado la casualidad de que cuando la deuda aumentaba, el país norteamericano siempre se encontraba detrás para acechar a su víctima latinoamericana.
El comienzo de Venezuela
Desde que Venezuela fue invadida por los españoles, siempre ha sido reconocida como una tierra muy rica en recursos naturales, comenzando con el cacao, el azúcar, el cuero, el tabaco y otros cultivos que fueron muy codiciados y exportados a Europa. A su vez también se iban a exportar grandes cantidades de minerales, piedras preciosas, y oro, mucho oro.
Venezuela estuvo bajo el dominio imperialista español hasta principios del siglo XIX, cuando emergió la imagen de Simón Bolívar, el cual liberó al país sudamericano del yugo colonial español, logrando su ansiada independencia.
Desde ese momento hasta principios del s.XX el país criollo iba a vivir oprimido por dictaduras, dando lugar en 1908 al régimen de Juan Vicente Gómez, el cual se encontró con una de las peores crisis económicas de la historia del país, todo ello debido a la deuda que mantenía Venezuela con las grandes potencias mundiales.
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Pero en 1910 iban a cambiar las cosas en el país latinoamericano, puesto que tuvo lugar uno de los descubrimientos más importantes de ese siglo: el petróleo. El alto precio que se pagaba por el oro negro hizo que la deuda venezolana directamente desapareciera, pero aún así el nivel de pobreza y el analfabetismo eran extremos, debido a que la diferencia entre clases eran abismales.
En 1958 se acabarían las dictaduras en Venezuela gracias a la lucha del pueblo, dándose un cambio muy importante en el país, puesto que desde esa fecha la población tenía voz y voto, es decir, comenzarían una democracia representativa gracias a unas elecciones libres. Por otro lado, el precio del petróleo subió como la espuma a lo largo de los años 60 y principios de los 70, sin embargo no todo lo bueno dura para siempre.
A mediados de los años 70 el precio del recurso hidrocarburo iba a bajar de forma masiva, teniendo Venezuela que pedir préstamos financieros a otros países para evitar una bancarrota del Estado, entrado en juego sobre todo los Estados Unidos, quienes ahogaron poco a poco al país criollo con una deuda que hoy día perdura, y sigue dando problemas al gobierno venezolano.
A lo largo de los años 90, Venezuela se encontraba en una situación de colapso extremo, debido a la gran pobreza, narcotráfico, subidas de precio… Es ahí cuando entra en acción la figura de Hugo Chávez, quien ganó las elecciones de 1998 presentándose como el líder de un partido socialista, el cual iba a hacer que el imperialismo estadounidense no se interpusiera más en la deuda venezolana, dando lugar a una crispación brutal en la Casa Blanca, y un aire de tensión entre ambos países.
El país norteamericano contraatacó con unas estrategias de capitalismo extremo: Bloqueos, golpes de estado, sanciones, violencia, y sobre todo un ‘asedio invisible’.
Contraataque estadounidense
Estados Unidos posee un gen patriota que se expresa en su afán por ser el salvador del mundo, puesto que, como ellos mismos dicen “ya lo hicimos una vez” (refiriéndose a la Segunda Guerra Mundial que ganaron Los Aliados gracias a la Unión Soviética).
Estados Unidos es la fuente del capitalismo más radical en lo último tiempos. Tanto es así que siempre que un país socialista o comunista -o en vías de serlo-, como puedan ser Cuba, Venezuela, Honduras, o como fueron Rusia en su momento (URSS), Chile y Honduras, el país norteamericano utiliza las estrategias más rastreras, propias de su ideología, para fulminar esos gobiernos.
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Con la llegada de Hugo Chávez, y posteriormente Nicolás Maduro, al gobierno de Venezuela, al país le tocó la hora de recibir la ‘invasión invisible‘ de EEUU. Desde 2006 hasta 2014, Estados Unidos bloquea el acceso a armas y a su vez aumenta la presión económica sobre el país. Esto hizo que Venezuela no tuviera acceso a créditos normales en la banca privada, teniendo que acceder a ellos con intereses altísimos.
Las revisiones de transacciones financieras venezolanas eran recurrentes, lo que supuso un aumento en el tiempo de las operaciones comerciales (algunas con retrasos de al menos 1 mes). Todo esto contribuyó a que el costo de importaciones también aumentara en contra de los beneficios de Venezuela.
En 2014 y 2015 comienza una nueva guerra de precios del petróleo, en el que se da un aumento exponencial del riesgo del país, y se bloquean además las transacciones destinadas a China, Irán y Rusia. Todo ello provocó que los que antes compraban mucho, ahora compraban poco, y a la vez se elevara los costos financieros operativos entre un 20 y un 25%.
Desde 2015 hasta la actualidad; con el decreto Obama y el interés puesto por la Asamblea Nacional (AN) venezolana debido a que la oposición ostenta la mayoría, se comenzaron a bloquear directamente los activos y las cuentas. Se amenzan a proveedores y clientes, por lo que el chavismo debía pagar comisiones altísimas para poder comprar medicinas, alimentos y otros productos de primera necesidad.
La única fuente de producción de divisas, PDVSA, paga a sus proveedores, pero estos no despachan los químicos necesarios para procesar el petróleo y poder venderlo, porque reciben amenazas de EEUU si lo hacen.
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Al igual que se hizo con PDVSA, también se llevó a cabo la estrategia de amenaza a proveedores de alimentos y medicinas, dando lugar a que se tenga que pagar el doble por las triangulaciones necesarias para conseguirlos, y en sobreprecio por el ‘riesgo’ que supone para esas empresas.
El final de un asedio silencioso
Poco a poco la estrategia de Estados Unidos ha ido abriéndose paso en Venezuela, para poder llegar a controlarla como si fuera su títere. El país norteamericano ha vuelto a meter sus manos en el país criollo, aquel que supo independizarse del imperialismo español, y ha sido capaz de derrotar a dictadores, para concluir en un país demócrata.
Pero en estos momentos, aquellos que claman por una falsa idea de libertad impuesta por los medios de comunicación del imperialismo, no se dan cuenta que es justamente eso lo que está en peligro si EEUU llega al poder mediante Juan Guaidó.
Ahora todos sabemos que no es Venezuela la culpable de una crisis que lleva siendo crítica los últimos cinco años, sino el imperialismo estadounidense y sus sanciones.