Los retos de Podemos ante el ciclo electoral 2019
Esta campaña electoral es importantísima, como se suele decir cada vez que somos llamados a la urnas. Siempre hay un motivo para resaltar el todo o nada de las próximas elecciones, sean cuando sean. Habitualmente esta importancia se basa en el miedo a que no ganen otros. En este caso, el peligro es que gane el bloque de los nacionales (PP, Cs y VOX). Es más difícil recordar una campaña en que la importancia se base en las propuestas.
Tanto PSOE como los partidos de derechas apelan al miedo al otro. Es la manera más eficiente de movilizar voto y la menos costosa, obliga a menos.
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Podemos también apela a este miedo, con un matiz, con ellos el PSOE virará a la izquierda. Se ofrecen como la única posibilidad de garantizar un gobierno de izquierdas. El PSOE necesitará pactar para gobernar. O Podemos o Ciudadanos, son las opciones más evidentes.
Podemos no puede evitar retratarse como la muleta del PSOE, lo fue en el tramo final de la última legislatura. Ahí radica su mayor problema, cuando ha tenido oportunidad de influir en el gobierno y marcar políticas, se ha mostrado como un partido reformista y tan constitucionalista o más que VOX, por ejemplo.
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Hay otra dificultad y es la desilusión entre los votantes de Podemos. Las peleas internas, el discurso matizado o la tibieza en el caso de Venezuela han provocado que parte de sus votantes miren a la formación de reojo y con cierto escepticismo. Se intuyen ganas de abstención.
¿Qué hacer?
Sabemos que se va a tratar de una campaña muy ruidosa, habrá mucha polémica, suciedad y cloacas. Por tanto, el mensaje que quiera hacer llegar Podemos debe ser contundente y claro, que no se pierda entre tanto ruido.
El PSOE no ha derogado la ley mordaza, la reforma laboral ni ha sacado a Franco del Valle de Cuelgamuros. Y en campaña va a tener poca credibilidad que haga promesas en este sentido y lo saben. Podemos puede atacar en esa línea. Es necesaria mucha pedagogía para marcar una agenda política en estas elecciones.
>>Valle de Cuelgamuros y el disfraz socialista<<
Sin embargo, Podemos tiene un amplio margen, para empezar tanto PP, como Cs y VOX ven a la formación morada como el peor enemigo más allá del independentismo. Podemos puede aprovechar esa inquina para presentarse como la respuesta más firme ante la derecha.
Por otro lado, un buen resultado de Podemos obligaría al PSOE a hacer concesiones a izquierd,a ya que le impediría pactar con Cs. “Si no nos votáis, Cs llega a gobierno de España”. Sería una manera de reformular el voto útil.
Además, antes de empezar la campaña electoral viene la huelga feminista del 8 marzo. Una fecha que increpa directamente a Podemos, con además el liderazgo provisional de Irene Montero. Fue el partido que más reforzado salió de la huelga del año anterior, y es una oportunidad para recibir un chute de adrenalina. Es el partido que mejor se mueve en estas aguas.
Donde ya no se encuentra tan cómodo y por ello ha recibido castigo electoral en las elecciones andaluzas y en el 21D, es cuando el debate se mueve en el eje territorial. Estamos en pleno juicio a los líderes independentistas y es fácil intuir que la sentencia influirá en la campaña. Podemos se mostró partidario muy contundentemente de un referéndum, pero nadie le siguió. Ahora todo son matices. La falta de definición en este tema les muestra como una fuerza dubitativa y miedosa.
>>VOX como agente movilizador del voto de izquierdas a Unidos Podemos<<
La falta de claridad y contundencia en el discurso respecto a Cataluña solo perjudica. Además Podemos está perdiendo alguno de sus principales líderes allí, que incluso podría ir a las listas de ERC, por lo que el partido morado perdería capacidad de dar textura a su discurso y capacidad de adaptarse al “huracán procés”.
Las encuestas no son favorables a Podemos, pero como hemos visto hay puntos donde poder incidir dada la tendencia derechista de la política española. Podemos tiene la oportunidad de marcar perfil y mucho margen para desarrollar un discurso que impacte en el electorado, pero para ello debe resolver primero sus problemas internos.