Diccionario político: Primera Internacional, Comuna de París, Segunda Internacional, Tercera Internacional (Komintern)
Primera Internacional
(Definición) La Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT) fue la primera que intentó reunir a los sindicatos y partidos asociados a la clase trabajadora. En el momento álgido llegó a contar con más de 1.2 millones de miembros en todo el mundo.
Se fundó en Londres, en 1864, ante las crecientes demandas del movimiento obrero. Aunque era una organización de grupos obreros, pronto se unieron personalidades y tendencias diversas que intentaban luchar por la transformación de la sociedad.
Su finalidad principal fue la organización política del proletariado mundial, y convertirse en un foro para las líneas de acción del movimiento obrero. El concepto básico era que la emancipación de la clase obrera debía surgir de los mismos trabajadores, y que la conquista del poder político debía ser su primer objetivo para liberarse de la opresión económica.
En 1868 sufrió una polarización que condujo a enfrentamientos entre tendencias irreconciliables: el anarquismo (Bakhunin) y el marxismo (Marx), y que llevó a la crisis del Congreso de La Haya (1872), en que los bakuninistas serían expulsados: se consolidó la primera gran escisión del movimiento obrero entre anarquistas y socialistas.
Sus principales logros fueron la reforma de los derechos políticos en Inglaterra, las campañas por una legislación laboral más progresiva (jornada de trabajo más corta, condena de las formas de trabajo perjudiciales para las mujeres y niños), estimuló la organización para elevar el nivel político del movimiento sindical, expresó su solidaridad en guerras civiles y nacionales. Un episodio decisivo en la división del movimiento internacionalista lo constituyó la derrota de la Comuna de París (1871), la primera experiencia de carácter revolucionario.
La ruptura con el anarquismo, la disputa sobre la estrategia a seguir y el traslado de la organización a Nueva York, en 1872, provocó la extinción definitiva de la organización.
Comuna de París
(Definición) Tras la derrota del Segundo Imperio francés en la guerra franco-prusiana (1870) y el surgimiento de la Tercera República se produjo en París una gran agitación política y social que hicieron estallar una revolución que condujo a la instauración de una Comuna obrera, tras un levantamiento popular de todas las tendencias republicanas dentro de París.
Los revolucionarios se beneficiaron del apoyo y la participación activa de la población obrera descontenta, del radicalismo político que exigía una república democrática y la oposición a una posible restauración de la monarquía borbónica.
Tras pocos meses de autogestión, las autoridades republicanas reprimieron sangrientamente la primera tentativa de poner en práctica una sociedad liderada por la clase trabajadora. La “Semana Sangrienta” acabó con el sueño republicano. La AIT, acusada de ser la instigadora de la Comuna, fue declarada ilegal en muchos países europeos.
Durante su existencia se promulgaron decretos revolucionarios: autogestión de las fábricas abandonadas por sus dueños, creación de guarderías para los hijos de las obreras, obligación de las iglesias de acoger asambleas de vecinos y sumarse a las labores sociales, laicidad del Estado, abolición de los intereses de las deudas… La mayoría destinadas a paliar la extrema pobreza de la clase trabajadora.
Marx la consideró como el primer ejemplo de una dictadura del proletariado en la que el Estado es tomado por el proletariado, aunque han sido muchos comunistas, anarquistas e izquierdistas los que han visto la Comuna como un modelo para un sistema político basado en la democracia participativa. Marx, Engels, Bakhunin, Lenin y Trotsky intentaron sacar lecciones teóricas, a pesar de su limitado desarrollo.
¿Qué pide la Comuna? El reconocimiento y la consolidación de la República como única forma de gobierno compatible con los derechos del pueblo y con el libre y constante desarrollo de la sociedad.
Segunda Internacional
(Definición) Se funda en 1889 en París, como una organización flexible que evitase la rigidez y los problemas ideológicos de la Primera: respetaría la autonomía de los partidos, y la cohesión se mantendría a través de Congresos que se organizarían periódicamente. Era una organización homogénea ideológicamente, ya que solo incorporó a partidos socialistas. En 1896 se aprobó que solo pudieran incorporarse los grupos que aceptasen el sistema democrático, y se excluía el anarquismo.
Se acordó que el 1 de Mayo de 1890 se convocaría a los trabajadores a reivindicar la jornada laboral de ocho horas, una fecha que se convertiría en una muestra de la fuerza y la solidaridad obrera, y cuya celebración se ha convertido en un símbolo en todo el mundo.
Tuvieron un papel destacado las mujeres y la lucha por la emancipación de la mujer: se impulsó el Secretariado Internacional de Mujeres Socialistas, dirigido por Clara Zetkin, que desde 1911 promovió la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo.
Durante los congresos se produjeron intensos debates teóricos y discusiones sobre estrategia política: la participación en posibles gobiernos de coalición, la posición ante la huelga general, el tema del colonialismo, la relación entre reforma y revolución… El gran tema fue la guerra, que afectó a la esencia misma del internacionalismo: en 1907 se acordó oponerse a la guerra, que solo beneficiaba al capitalismo, pero cuando estalló, en 1914, los socialdemócratas alemanes votaron a favor de los créditos de guerra, y el resto de partidos socialistas también se alineó con sus gobiernos, lo que supuso una grave crisis, y llevó a su disolución.
Entre la reforma social y la revolución existe para la socialdemocracia, un vínculo indisoluble. La lucha por las reformas es el medio; la revolución social, el fin (Rosa Luxemburg, 1899).
Tercera Internacional
(Definición) La Komintern (Internacional Comunista o Tercera Internacional) fue fundada en Moscú, en 1919, por iniciativa de Lenin, agrupando partidos comunistas de distintos países, y con la intención de romper definitivamente con los elementos reformistas que habían provocado la “bancarrota moral” de la Segunda Internacional.
En diversos congresos se establecieron las líneas ideológicas básicas. La necesidad de difundir el sistema de sóviets y la dictadura del proletariado, la tajante separación entre comunistas y socialistas, y la “expansión revolucionaria”. En 1920 se establecieron las “21 condiciones” que debía cumplir todo partido para su adhesión a la Internacional: romper con los reformistas; combinar el trabajo legal con el ilegal, en el intento de llegar al poder; denunciar el “social-patriotismo” y el “social-pacifismo”; crear una organización clandestina paralela a la legal; organizar el partido sobre los principios del centralismo democrático y apoyar incondicionalmente a todas las Repúblicas Soviéticas.
>>Centenario de la Komintern, la Internacional Comunista (1919-1943)<<
Tras la muerte de Lenin, en el congreso de 1924, los partidos extranjeros se ven obligados a aceptar la “guía” soviética en el proceso de “defensa y fortalecimiento” de la URSS, y no promover el comunismo a escala internacional, basado en la teoría de “comunismo en un sólo país” de Stalin.
En el congreso de 1935 se dio paso a la política de “frentes populares”, ante el ascenso del fascismo: los comunistas buscarían alianzas con otros grupos, incluyendo los socialistas. En este período la Komintern se convierte en un instrumento de las purgas estalinistas.
Ante la situación provocada por el ataque nazi a la URSS y la necesidad de la alianza antifascista con potencias capitalistas, en mayo de 1943, el Presídium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista decidió disolver la organización, “teniendo en cuenta la madurez de los partidos comunistas” nacionales. Para entonces, ya había perdido gran parte de la importancia política de sus primeros años.