Los átomos, la izquierda y el universo (II)
Si esta serie de artículos partió de un análisis atómico y universal de la izquierda española, ahora se pretende seguir el hilo con un desarrollo más terrenal y menos teórico. Ante las inminentes elecciones generales, que condicionarán y marcarán mucho las siguientes, quizá sea más eficiente continuar con un análisis de cotidianidad, que de postulados absolutos.
Más allá de la izquierda
Parece que los debates de los partidos con mayores opciones a obtener representatividad parlamentaria han tenido un efecto mayor de lo esperado estos días. Aunque temo que haya que coger eso con pinzas, pues ya se sabe el trecho que hay de lo que se pone por redes sociales a lo que se hace en la vida real.
Pero partiendo de las tendencias, es obvio que los debates no fueron recibidos con indiferencia, independiente de si se han percibido de manera positiva o negativa. Es llamativo que en este mes de abril lo mismo hemos visto por primera vez un agujero negro que, en España en este caso, hemos visto que resulta imposible simplemente debatir. O debatir con respeto y educación.
La corrección política
Una de las tendencias generales que he percibido es que el debate fue irrespetuoso y hasta de vergüenza ajena. Me cuesta asimilar este hecho por varias cuestiones. Una es la tan manida corrección política. Capto con asombro aquello de que “los políticos dicen lo que les mandan, no tienen discurso propio, están encorsetados y vendidos a sus propios dueños y no tienen libertad ni de pensamiento porque son todos iguales”.
>>Los átomos, la izquierda y el universo (I)<<
El asombro viene al comparar ese tipo de afirmaciones con “vaya faltas de respeto, qué poca educación, qué vergüenza ajena, qué manera de aferrarse a las ideas propias…así no se puede dirigir un país”. Por un lado, adoramos la confrontación y la polémica mientras que, por otro lado, nos avergonzamos de la falta de consenso o diálogo.
Vale que estemos avanzando a pasos agigantados en el conocimiento del universo y la materia, donde nada parece estar claro del todo nunca pero… ¿Acaso se puede nadar y guardar la ropa al mismo tiempo? De momento, ni la física cuántica avala eso a la hora de meterte en el río.
Emoción contra razón
La contradicción que subyace en este tipo de “pensamientos virales colectivos”, especialmente en redes sociales, no es otra que la que enfrenta a la emoción contra la razón. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que si hablamos de un debate, lo suyo es debatir, que no está bien interrumpir continuamente con el beneplácito (y azuzamiento) de los pseudoperiodistas que dicen estar dirigiendo el acto para informar a la ciudadanía.
Pero a nivel emocional, no nos engañemos, nos pone mucho el morbo, bajar al barro, machacar al contrario, estirar un argumento hasta la mentira para ganar rédito… parece que resuenen en mi cabeza los gritos de “pelea, pelea, pelea” en el patio del colegio.
>>Segundo debate electoral: Pablo Iglesias desborda por la izquierda<<
Esta dualidad nos somete constantemente a una violencia mental que, aunque de momento nos permite seguir vivos, no parece que vislumbre un futuro muy acogedor. Al final ninguno sabremos nadar bien y tampoco tendremos ropa seca.
La entropía o la inacción
Para seguir con esta bajada a lo terrenal de teorías y conceptos, hay uno maravilloso para hacer pedagogía. Es la entropía. Más allá de la relación matemática que la define, hablar de entropía en términos mundanos ayuda mucho. Mide el grado de desorden de un sistema y nos indica que hay procesos que tienen un camino en un sentido y no en otro.
Pero hay algo más interesante aún y es relacionar la entropía con la inacción, la desidia o la indiferencia. El Principito dio la mejor definición de esta magnitud al dar su receta contra los baobabs. Como recordatorio muy básico decir que estos baobabs tienen semillas por todo el planeta de nuestro pequeño príncipe que van creciendo inevitablemente.
Si no se arrancan antes de que crezcan demasiado, destruyen el planeta. Ahorrándome el chiste del pastor y el tren de juguete, el autor del pequeño libro da en la diana cuando dice que solo con disciplina se combate tamaño problema.
Me parece obvio la relación entre entropía, baobabs y la situación social que sufrimos. Las condiciones de partida están ahí y no podemos cambiarlas. Enfrentarse a ellas es fácil pero fastidioso, según el escritor francés. Y hay un par de conceptos más que pueden bajarse al suelo y ayudarnos a entender mejor todo este tinglado.
Consumo, acumulación y diversidad
El consumo es dejar de tener algo que hasta entonces tenías. El consumo exacerbado solo puede conducir al agotamiento y la pobreza. La acumulación masiva implica pobrezas masivas también, matemáticamente se puede hacer la analogía de las gallinas que entran y salen.
Y las acumulaciones masivas buscan la unicidad en todos los ámbitos, valga como ejemplo que si un telediario habla únicamente de fútbol, la audiencia acabará por pensar que no existe nada más que el fútbol. Tenemos más enemigos además de la entropía y éstos son igual de fastidiosos y no tan fáciles de combatir.
Contra el consumo descerebrado de este sistema, que nos impulsa emocionalmente a ello, tenemos que dar más peso a la razón. Sabemos que consumir es dejar de tener y sabemos que necesitamos tener para vivir, por tanto, el ahorro y la austeridad racional deben ser aliados de la izquierda, nunca enemigos.
Sabemos también que el pensamiento único acaba produciendo totalitarismos y que, casualmente, es la diversidad el mayor enemigo de éstos. Si anteponemos nuestras emociones a las razones estamos dando prioridad al individuo frente al colectivo y, mientras haya gente acumulando masivamente, robando a manos llenas, eso solo provoca enfrentamientos individuales entre quienes deberían unirse colectivamente. Y así nos va.
Al final me da igual qué piensen hasta los votantes de un determinado partido, aún teniendo amistades entre ellos, personalmente siento la necesidad de humillarlos y eso es lo importante. Pobrecita razón, menuda estocada se lleva con ese tiempo de pensamientos.
La riqueza colectiva contra la pobre individual
Metafóricamente hablando, ante quienes nunca sacian su ambición, quienes después de conseguir acumular mil millones solo buscan aumentar otros mil, sí que tenemos respuestas emocionales y racionales. Sigamos bajando del universo a nuestro planeta y, más concretamente a nuestra península, y pongamos la lupa en lo político.
Hablo de península con toda la intención. Mientras los trifachitas buscan una España única, oscura, estancada y reaccionaria, otros podemos ver más allá de fronteras. Mientras unos quieren tener un Jefe del Estado con la misma sangre, o parecida, desde hace siglos, otros vemos en la diversidad y en la renovación una oportunidad.
Mientras quieren que España lo cubra todo y sea monolítica, otros adoramos la diversidad peninsular desde los cuatro puntos cardinales. Claro que es emocional y racional defender la identidad de los pueblos, catalanes, vascos, extremeños, gallegos… y casarlos con los pueblos hermanos portugueses, entre otros.
Y el pueblo saharaui, salimos de la península por motivos históricos, pero… ¿hay algo más hermoso y justo que defender a un pueblo abandonado por nuestros anteriores políticos, con el beneplácito de la mayoría de los actuales? Ante esta monarquía tan entrópica e inactiva, no queda otra que una República diversa, viva y disciplinada.
En la mente y en el corazón llevamos mundos nuevos que deben desarrollarse y ahí, la juventud, juega papel fundamental. Por eso creo importante el voto a Unidas Podemos y a la juventud que representa, diferente emocional y racionalmente de los descerebrados trifachitas y los vividores de la PSOE.
Juventud, república y elecciones generales
Tras la confluencia lograda en Unidas Podemos, con sus defectos y aciertos, debe seguir una confluencia más interna. La juventud que no se resigna tiene que mirar a la anterior juventud que no se resignó. Que ya no es joven y sigue sin resignarse.
Necesitamos una memoria histórica del tiempo presente. Necesitamos explicarnos y explicarles la relación directa entre el desconocimiento de la figura de Marcelino Camacho y la situación juvenil española: no aspiramos a ser trabajadores ni ciudadanos, asumimos ser esclavos sin futuro.
>>Medidas electorales de Unidas Podemos respecto a las mujeres<<
Eso tiene que romperse usando cabezas y tripas, voluntad y planificación, disciplina e ilusión. Es curioso que mientras los dirigentes políticos y quienes los sustentan apuestan por la confrontación, sin educación ni respeto siquiera, se revuelvan hablando de lo irrespetuosa y loca que es la juventud actual.
¡Y claro que podemos hacerlo! De momento, porque nos lo han demostrado nuestros padres y nuestras madres, y a ellos, nuestros abuelos y nuestras abuelas. Hemos estado a punto de ser la generación más preparada, seguramente nuestros padres anduvieron cerca también, hagamos lo posible y lo necesario para que la generación siguiente, si bien no acabe siendo la mejor, tenga los mimbres suficientes para que lo que venga después esté más cerca. Y así sucesivamente.