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28A, el voto del miedo

Tras unas convulsas campañas y pre-campañas, el Estado español ha sido bombardeado incesantemente por publicidad, tergiversaciones, noticias “fake”, voto del miedo y todo un conglomerado de información filtrada y recreada para los ojos y oídos de quienes se convocó a urnas el pasado 28 de abril. Estas elecciones parecen más un experimento sociológico que un acto de democracia.

En estas elecciones generales han quedado claras pocas cosas para la ciudadanía. Nuevamente, aunque de manera más indirecta, los medios mayoritarios han manejado las conclusiones que se han de sacar de lo sucedido. Desde ElEstado.net se pretende dar una visión más plural, más limpia de la situación del tablero geopolítico que queda por delante, sin por ello renunciar a las visiones parciales de uno y otro lado.

La perspectiva de la derecha

El resultado para la derecha española ha sido devastador. El bombardeo continuo por los grandes medios, las redes sociales y círculos ideológicos hacían augurar que el bloque de extrema derecha iba a entrar con fuerza en el Parlamento y en el Senado, con clara mayoría absoluta.

Algunos medios alzaban hasta 70 los escaños que podría conseguir VOX, por lo que las esperanzas se han desmoronado, pese a los discursos del partido de derecha más extrema. De esos 70 solo se han conseguido 24, y en total los tres suman 147, muy lejos de la mayoría absoluta que se auguraba. El desplome del Partido Popular, que ha perdido más de la mitad de sus escaños, ha decantado los resultados. Los diferentes grupos se acusan de dividir el voto de derechas y causar la caída de los resultados que esperaban tener.

Otro de los golpes más duros para VOX ha sido que Unidas Podemos ha conseguido casi el doble de escaños que el partido de Santiago Abascal, algo muy alejado de la realidad que se comentaba en las formaciones de extrema derecha.

>>El auge de VOX sirve para impulsar al PSOE en base al «voto útil»<<

La perspectiva del centro

Éxito absoluto. El PSOE ha sido el claro ganador de las elecciones, recuperando el papel de máxima fuerza tras la vorágine de los últimos meses. Tanta seguridad ha obtenido de los resultados que incluso se plantea gobernar en solitario. Tras las elecciones de 2016, cuando el Partido Popular tuvo una amplia mayoría, el escenario no podía ser más halagüeño. De un modo u otro, será complicado que PSOE no tenga la oportunidad de formar gobierno de cara a los próximos 4 años.

La perspectiva de la izquierda

La izquierda ha sido también duramente castigada por los resultados de la campaña del miedo. Los 71 escaños de Unidas Podemos en 2016 se han convertido en 42. De doblar en escaños a Ciudadanos, ha pasado al cuarto lugar. La segunda fuerza de izquierdas con más representación ha sido ERC, con 15 escaños.

Pedro Sánchez no ha hecho ninguna señal de querer pactar con ninguno de los partidos de izquierdas, lo cual aleja a esta ideología de la posibilidad de formar gobierno.

Los puntos clave
  • La diversificación y polarización de partidos ha resultado, no obstante, en un resultado marcadamente centralista.
  • La participación ha sido 9 puntos superior a la del 2016, si bien no ha superado el 65%.
  • Ambas mesetas se cierran hacia el centro/derecha.
  • Ciudadanos se convierte en la tercera fuerza en gran parte del territorio.
El futuro

El PSOE tuvo 9 meses para revertir las políticas del PP, y no ha llevado a cabo estas acciones por las que fue investido por la moción de censura. Ha traicionado los apoyos que le dieron para que llevara a cabo estos cambios.

A partir de ahora, salvo que no consiga formar gobierno, continuará con este sistema de gobierno. El PSOE es el máximo exponente del sistema imperante del régimen del 78:  falsa izquierda, con nombre de izquierda, pero políticas de derechas.

Las declaraciones de Pedro Sánchez hasta ahora apuntan más a un gobierno en solitario o un pacto con Ciudadanos que a un pacto de izquierdas. Ha de ser muy cuidadoso en su decisión, pues ésta puede afectar a las elecciones de mayo.

Si Ciudadanos sigue en su situación actual, acabará por ocupar el lugar del Partido Popular. Pero además consigue algo que no tenía el anterior: su mimetismo ante los medios hace que consiga arañar votos de personas ideológicamente de izquierdas.

La izquierda necesita un cambio radical. Hay que enamorar al electorado, y repuntar, para poder acabar con la actual caída libre. Que el centro robe votos a la izquierda es una alarmante señal de falta de conciencia de clase. Quizás el mejor momento sea éste, cuando la derecha está lamiéndose las heridas y replanteándose estrategias y el centro está con el ego crecido.

Pero la imagen de la derrota de la derecha no es más que otro peligroso engaño. Es cierto, no gobernarán (esta vez), y desde luego han obtenido un resultado global menor que en 2016. Pero la derecha se ha radicalizado, ya no se esconde.

Quizás haya que prestar más atención al porcentaje que aún no ha votado más que al hecho de que haya habido más participación. ¿Qué panorama hubiera resultado de haber votado el 100%? ¿Qué habría que hacer para acercarse más a esa cifra?

>>La decisión de Pedro Sánchez: Ciudadanos o Unidas Podemos>>

El voto del miedo

Las campañas de casi todos los partidos han tenido como protagonista al miedo. En concreto, el miedo a la secesión de España, pero también al feminismo, a la inmigración. La extrema derecha ha puesto etiquetas a todo lo que no le gustaba, pero lo mismo han hecho todas las derechas y el centro. Con los medios de comunicación mayoritarios a su alcance, esas etiquetan han alcanzado el grado de realidad en muchísimas mentes.

Pero al final es el miedo a la extrema derecha lo que ha decantado el voto de la ciudadanía española al “malo conocido”, lo moderado, por encima de las medidas sociales. Volvemos a las chaquetas de pana; pero no nos equivoquemos, votar al PSOE no acabará con la extrema derecha.

La extrema derecha siempre ha estado ahí. El franquismo ha vivido muy cómodo dentro del régimen del 78, impune gracias a la Ley de Amnistía del 77. E, igual que ha estado hasta ahora, no va a desaparecer por el triunfo del centro. Cuando el PSOE vuelva a caer, cosa que siempre ha hecho, volverá a gobernar la derecha a pecho descubierto.

El voto al PSOE no solucionará nada. Seguirán las leyes mordaza, los desahucios, las ayudas a grandes empresas y bancos, y la clase trabajadora solo obtendrá migajas. Y aún así, el miedo nos hará verlo como “el menor de dos males”, en lugar de buscar lo mejor para la mayor parte de la población.

¿Qué clase de educación política nos han insuflado desde el 77 para que, ante el auge de la extrema derecha, España mire al centro en lugar de provocar, como debería ser, como siempre ha sido, el despertar de la izquierda?