Honduras: nos podrán quitar todo, menos la esperanza
“Cada pueblo, tiene el gobierno que se merece“, dice un adagio popular. Pues les aseguro que hay un caso en que no es así. Sobre todo cuando el que es presidente utilizó el fraude a la vista de todos para alcanzar ser gobierno. Ese es el caso de Honduras.
Por esto y otras cosas, pueblos como el nuestro terminan discriminados y excluidos, pagando facturas que no debemos y recibiendo calificativos generalizados como ser corruptos o sinvergüenzas. Tanto así que a más de un hondureño se le ha ocurrido el cambio de nombre de Honduras a Corruptonia. Ojala algún día podamos cuantificar el daño que deja la corrupción en nuestros pueblos, que es peor que cualquier enfermedad y las mismas guerras.
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Como ocurre en todas partes y ustedes podrán compartir, en una sociedad o en un país entero no todos los ciudadanos somos corruptos, pues los deshonestos tienen nombre y apellido. Unos están presos, otros “están judicializados“, otros con “medidas” y otros los intocables se pavonean por el mundo gastando a diestra y siniestra lo que no es de ellos.
Históricamente este territorio fue invadido por piratas, imperios y reyes, pero en los últimos 11 años, Honduras ha sido sometida con el cuento del “libre mercado” al peor saqueo y despojo de sus recursos y riquezas, con ello a la explotación de las y los hondureños quienes en más del 70% de la población viven en pobreza, y más del 40% en pobreza extrema según datos de los mismos Ofi’s. De ahí que una pequeña casta a través de los medios de control social y toda la maquinaria neoliberal domine la vida de millones de hondureños.
Para nuestro pueblo es urgente un cambio de rumbo, pues hasta ahora el modelo económico, político y social impuesto es un fracaso para millones, y beneficio para los mismos de siempre, unos poquitos. Por ello aborrecemos el capitalismo salvaje y abrazamos el socialismo como propuesta y esperanza.
Los niveles de violencia que deja el narco, la inseguridad de todo tipo, el desempleo, el analfabetismo, la violación de los derechos humanos, el hambre, la falta de vivienda, hospitales, escuelas, acceso a la tierra o a créditos, entre otros; son temas que vivimos a diario. Aquí estamos claros; este país no avanza, ni retrocede; se hunde cada día. De ahí que no es extraño que los hondureños sean los que más migramos en toda América, pero asústese, los amos del mundo lo saben y no les importa, guardan silencio sepulcral.
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Aún en esas circunstancias existen hombres y mujeres de todas las edades que asumimos toda esta adversidad, y por duro que parezca aún en las peores circunstancias seguiremos luchando y seguiremos resistiendo.
Los deseos y lo ánimos a pesar de la persecución, destierro y muerte que se enfrenta, siguen vivos por la construcción de una patria libre y con plena independencia por romántico que se lea o escuche, porque está sabido que nos quitarán todo, menos la esperanza.