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Lo que supondrá para la izquierda haber permitido el regreso del PSOE al campo progresista

La irrupción de Podemos en 2014 produjo un maremoto político que hizo tambalear varios aspectos importantes de la política española. Uno de ellos fue una cuestión largamente teorizada por Izquierda Unida (IU) pero nunca puesta en práctica después de Julio Anguita, ya que sus patrocinadores, los sectores más rupturistas de la formación no lograban la correlación de fuerzas necesarias.

El aspecto referido es situar al PSOE como parte de las fuerzas del Régimen del 78, y no como integrante del campo progresista, entendiendo que sin vencer primeramente a los que hoy lidera Pedro Sánchez, es imposible aparecer como alternativa de gobierno a la derecha, manteniendo una posición de víctima permanente e impotente ante el voto útil, como se ha podido observar en las elecciones generales del pasado 28 de abril.

>>El voto útil del PSOE hace mella en Unidas Podemos<<

Podemos recuperó la Teoría de las Dos Orillas del exCoordinador de IU Julio Anguita. Articuló un discurso en el que supo señalarlos como parte del problema, consiguiendo quedarse muy cerca del sorpasso en las elecciones de 2016, momento en que varió la estrategia, volviendo a dar oxígeno a un PSOE en su peor momento.

Tras varios años manteniendo que el PSOE era parte de la “casta” que había sumido en la miseria y en la corrupción al país, Pablo Iglesias pidió ser el vicepresidente y varios ministerios, a Pedro Sánchez, antes incluso de hablar sobre la cuestión política, saltándose una parte importante de la teoría de Julio Anguita, que no consideraba socio preferente a nadie, sino que pactaría con cualquiera que asumiera las líneas rojas de su programa electoral.

Desde entonces, Podemos y sus socios (Unidas Podemos), han abandonado ese discurso dejando espacio libre al PSOE para que vuelva a aparecer como una opción de izquierdas, lo que a la postre ha llevado a Podemos al mismo lugar que ocupaba Izquierda Unida: la muleta del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Pedro Sánchez aprovechó la coyuntura para llegar al gobierno y hacer un par de gestos -exhumación de Franco, acoger temporalmente un barco con inmigrantes rechazado por Italia y capitalizar los presupuestos pactados con Unidas Podemos– para venderse como el líder de la izquierda.

Además, con los llamados a “parar a la derecha” sin proponer a la vez un programa de mínimos que asegurase que su política económica fuera a ser diferente de la que aplicaría esa derecha de llegar al poder, el PSOE se ha recuperado sin variar su apoyo al neoliberalismo, mientras que Unidas Podemos sigue en caída libre. Casualmente los dos millones de votos que ha perdido UP los ha ganado el PSOE.

La izquierda transformadora no será capaz de aparecer como alternativa de gobierno mientras no ocupe el único espacio que corresponde a esa opción, que ahora mismo habita el PSOE. La historia reciente muestra que la concentración de voto a favor de los de Pedro Sánchez como mal menor para parar a la derecha, siempre ha terminado afectando a la izquierda transformadora, que no debe consentir que el Partido Socialista pueda ser visto como parte de la izquierda, ya que en el gobierno aplica las mismas medidas neoliberales que la derecha lleva en sus programas.

Haber permitido el regreso del PSOE al bloque de la izquierda supone que Unidas Podemos jugará el mismo papel que IU: ser la conciencia del líder de turno de ese partido, hoy Pedro Sánchez.

>>Unidas Podemos no hará de la república uno de sus ejes electorales<<

En las pasadas elecciones Unidas Podemos podría haber conseguido que el PSOE se posicionase junto con PP, Cs y VOX si los de Pablo Iglesias hubiera hecho una apuesta por la república, de esa manera habrían logrado desarticular el voto útil al haber obligado al PSOE a aparecer junto a la derecha defendiendo al principal pilar del Régimen del 78.