La derecha conquistó Madrid, ¿qué ha pasado?
No es solo que Manuela Carmena no haya conseguido revalidar su puesto en la alcaldía de Madrid, es que tampoco la izquierda suma en la Comunidad de Madrid. Llega la hora de hacer autocrítica, pero los dirigentes y las bases de las diferentes fuerzas progresistas han preferido, por ahora, armarse con los sentimientos contenidos durante la campaña, para arrojarlos vengativamente sin pensar en las consecuencias.
Todo gira en torno a la fragmentación del voto que ha devenido a causa de la cristalización de diferentes candidaturas electorales similares, que interpelaban al mismo público objetivo. Una situación que desmoviliza el voto de la izquierda, como se puede comprobar al comparar estas elecciones con las del 2015, momento en el que la izquierda acudió unida, generó ilusión y movilización, conquistando importantes alcaldías.
Sin embargo, el principio del quiebre se debe buscar durante el año 2015, al menos en la ciudad de Madrid. Con mucho esfuerzo, las fuerzas de izquierdas lograron unirse en Ahora Madrid, una organización que eligió a sus candidatos mediante primarias con el sistema dowdall -magnánimo con las minorías-, y redactó su programa electoral en asambleas. Podemos, la principal fuerza integrante, apoyó a la independiente Manuela Carmena como su representante en las primarias, que ella ganó holgadamente gracias a la batalla interna que estaba viviendo Izquierda Unida en Madrid.
Sin embargo, la exjueza comenzó pronto a ir por libre, lo que no gustó a los sectores más a la izquierda de la coalición. Sus declaraciones aseverando que el programa electoral, redactado por las bases en largas jornadas de duro trabajo voluntario durante meses, era para ella una suerte de manual de consejos no vinculante, sentaron mal.
Más tarde se produjeron ciertas situaciones que tensaron la cuerda: su quiebre frente a la derecha con los concejales Mayer y Zapata, su actuación irresponsable con los titiriteros, su apoyo a los golpes de estado fallidos en Venezuela y Nicaragua, su apuesta por la Operación Chamartín, y sobre todo la defenestración del concejal de Hacienda Carlos Sánchez Mato siguiendo la directrices del entonces ministro Montoro. Aún así los sectores de Ahora Madrid que sostenían una posición más a la izquierda que Manuela Carmena, apostaron por mantener la unidad de cara a las elecciones que se celebraron ayer.
Se daba por hecho un proceso participativo y democrático como el que favoreció el nacimiento de la entente en 2015, pero Manuela Carmena fue sencillamente incapaz de controlar su personalidad política, y determinó que sería ella la que elegiría la lista, sin primarias, expresando además que no permitiría que no hubiera nadie de los sectores más “radicales” en puestos de salida. Una posición que dejaba a los partidos políticos como Podemos e IU fuera de las instituciones de facto, solo podían pedir el voto pero luego no tendrían los mecanismos democráticos de quienes pasan por las urnas para ejercer la representación de sus votantes. Tampoco la redacción del programa sería participativa, sino a la medida de la exalcaldesa.
Mientras tanto, Íñigo Errejón dejaba Podemos mediante un poderoso mensaje con aroma a venganza al hacerlo el día del quinto aniversario de la formación. El tándem de Manuela Carmena rompió Podemos en dos en Madrid, arrasando con las negociaciones entre la izquierda madrileña a nivel autonómico -que descubrieron una disputa entre Podemos e IU en Madrid la cual desgastó seriamente las opciones electorales de la unidad lograda sobre la campana-, y descolocó a Podemos a nivel municipal, que mostró oficialmente su apoyo solo a Carlos Sánchez Mato el último día de campaña.
Insuficiente como para dar a conocer a su base electoral la alternativa a Carmena, que en vez de haberse quedado en casa, podría haber ido a votar por la candidatura liderada por el de Izquierda Unida, con posibilidad de sostener el gobierno de izquierda en la capital de España de haber logrado representación.