El proceso de diálogo entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP) para alcanzar un acuerdo de gobierno, no termina de arrancar. Pasan las semanas y ambas fuerzas políticas no están siendo capaces de cerrar acuerdos concretos ni en el área programática ni en la institucional.
En base a las declaraciones de unos y otros, Unidas Podemos no ha sido capaz de ocultar que es la coalición de izquierdas la que necesita más que el PSOE el acuerdo. Los de Pablo Iglesias han caído en votos en cada cita electoral, y el PSOE ha logrado recuperar dos millones de votantes en las generales y asentar la tendencia en las europeas, autonómicas y municipales . La muestra de debilidad de UP ha enrocado al PSOE en su posición inicial de no permitir la entrada de dirigentes de izquierda en su próximo gobierno.
UP apuesta a que su supervivencia, como una de las principales organizaciones de la política española, se encuentra en la entrada en el gobierno de Pedro Sánchez, desde donde podrá, no solo llevar adelante cambios que impacten en la vida cotidiana de la mayoría social, sino que de esa manera se garantizaría ser el receptor de las reacciones positivas que esas medidas desaten, no como con la subida del salario mínimo a 900 euros, capitalizada por el PSOE.
Sin embargo, el Partido Socialista ha recuperado una posición de liderazgo en el campo progresista permitida por UP, a causa de asumir la estrategia de los de Pedro Sánchez que promovió la agitación del miedo al fascismo para concentrar el voto en la organización más fuerte, para segurar la victoria frente a la derecha.
Ahora los de Pedro Sánchez pueden no pactar con UP sin que por ello se cuestione su posición como parte del campo progresista, ya que tienen gestos de la última legislatura que mostrar como medidas de izquierda.
El PSOE sabe que la entrada de Unidas Podemos en su gobierno podría abrir la posibilidad de la recuperación de la coalición de izquierdas, sabiendo que en la próxima y cercana crisis del capitalismo habrá que hacer recortes, y la posición de los de Pablo Iglesias es más cómoda, pudiendo negarse a rebajar el gasto público, yéndose del gobierno si se producen recortes, mostrando que son la única organización que protege a la ciudadanía frente al neoliberalismo.
Por lo tanto, las posturas de ambos en el terreno institucional son irreconciliables, en cuanto que los intereses de sus organizaciones políticas pasan por competir y superar al otro.
Pedro Sánchez parece estar ganando tiempo para enfriar las ganas de muchos de sus votantes por un acuerdo con UP, sabiendo además que su programa electoral es más cercano al de Ciudadanos, con quién fue capaz de entenderse en 2016, momento en que la suma de ambos era menor que la de ahora, y sus propuestas políticas se encontraban más alejadas.
En ese momento acusó a Unidos Podemos (UP) del fracaso de las negociaciones, una situación que podría producirse también en el actual escenario político, una eventual posibilidad que abriría la puerta a un acuerdo con Ciudadanos.
Pedro Sánchez cuenta con apoyo mediático, por lo que podría posicionar la idea de que el culpable de la ruptura de las negociaciones sea Pablo Iglesias, por no ser generoso a la hora de conceder ceder en sus posiciones para evitar la llegada de la derecha, vendiendo el acuerdo con los de Albert Rivera como un mal menor al que ha sido obligado por UP.