Era la noche del 28 de abril. El recuento estaba terminando, y el PSOE era el claro vencedor de las elecciones generales. Pedro Sánchez, eufórico, salía al balcón de Ferraz para dirigirse a sus seguidores que, para sorpresa de muchos, empezaron a gritar “con Rivera no“. El presidente en funciones intentó acallar esos gritos: “nosotros no vetamos a nadie“. Pero sus seguidores persistieron: “Con Rivera no“.
La victoria del PSOE, a la postre, se produjo gracias a dos factores contrapuestos: por un lado, aupado por unos medios afines al IBEX-35, que llevan años intentando estabilizar la política española para volver a los años del bipartidismo hierático; y, por el otro, por el miedo entre la población a una repetición del pacto derechista de Andalucía, con PP, Ciudadanos y VOX.
Estas dos causas, no obstante, requieren de dos pactos distintos para gobernar. En primer lugar, para fidelizar a los votantes que querían impedir un gobierno de la derecha, es necesario pactar con Unidas Podemos. El tripartito derechista es visto como la oposición y debe ser apartado del poder. En segundo lugar, el interés radica en contentar al IBEX-35 y a toda su maquinaria mediática, motivo por el que Pedro Sánchez debería pactar con Ciudadanos.
>>¿Está Pedro Sánchez creando las condiciones para un acuerdo de gobierno con Cs?<<
Esta segunda opción, evidentemente, es impopular entre los votantes socialistas, y sería difícil de digerir, motivo por el que no se publicita en exceso. En todo caso, esta opción ha topado, a última hora, con un escollo imprevisible. La negativa tajante de Albert Rivera.
Pero, ¿por qué el líder naranja veta a Pedro Sánchez? El “sanchismo“, como lo llama despectivamente Rivera. La razón hay que buscarla en la ya lejana moción de censura contra Mariano Rajoy. De todos los actores que participaron en aquel acto, Rivera y Ciudadanos fueron los que quedaron más desencajados. La cara del catalán era un poema durante aquellas sesiones.
Ese día se vio al auténtico Rivera. Sus intentos de parecer un partido de centro se desvanecieron, así como sus aspiraciones a ocupar la presidencia. Porque Albert Rivera estaba convencido de que en las siguientes elecciones daría el sorpaso al PP y gobernaría en coalición con los populares. La moción de censura aupó a Sánchez y extinguió las aspiraciones de Rivera: por este motivo el líder naranja no puede ni ver al actual presidente del gobierno.
Desgraciadamente para él, el IBEX-35 quiere un pacto entre PSOE y Ciudadanos. Ante la negativa el líder naranja a pactar con Pedro Sánchez, toda la maquinaria que se dispuso para aupar a Rivera, ahora se ha girado en su contra. Además, como consecuencia de los pactos con VOX, algunos de los miembros de la ejecutiva del partido han presentado su dimisión.
Ante esta situación de pressing, no se descarta que Albert Rivera ceda y acepte negociar con el PSOE, aunque esto suponga volver a hacer presidente a Pedro Sánchez. Entonces la pelota estará en el tejado del presidente en funciones, que deberá explicar a sus votantes su acuerdo con Ciudadanos.