¿Está Unidas Podemos preparada para un escenario sin acuerdo con el PSOE?
Los recientes hechos acontecidos en relación a los acuerdos para formar nuevo Gobierno, no se encaminan a un acuerdo entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP). Pedro Sánchez, quién dos días antes de acudir a las urnas expresó públicamente que era favorable a un acuerdo con los de Pablo Iglesias, como una manera de afianzar el voto útil a su favor, va a volver a ensayar la estrategia que tan bien funcionó durante las negociaciones de 2015: presentarse sin apoyos concretos y culpar a Unidas Podemos del fracaso en la investidura.
El PSOE, al contar con un potente respaldo mediático, puede difundir ese mensaje y anular la respuesta de UP, que no sería capaz de evitar, como en la anterior ocasión, ser vista como la fuerza que impidió un gobierno de izquierdas. Sin embargo en esta ocasión existe una condición objetiva más en contra de los de Pablo Iglesias, generada por su propia dinámica en las negociaciones.
Unidas Podemos, desde antes del ciclo electoral, centró su discurso en abrir de nuevo las puertas del campo progresista al PSOE, rescatándolo de “la casta” en el que lo había situado desde su nacimiento junto con el PP y otros enemigos “del cambio“. Una decisión tomada para luego entrar en un probable gobierno del PSOE, gracias a una mal estimada igualdad de fuerzas electorales entre ambos.
Sin embargo, al permitir el regreso del PSOE a las fuerzas del cambio, y revestir de esta manera a los de Pedro Sánchez con una nueva credibilidad de izquierdas, UP perdió votantes al mismo ritmo que el Partido Socialista los ganaba. La correlación de fuerzas cambió a favor del PSOE, y Unidas Podemos no pudo frenar su caída en las europeas, autonómicas y municipales celebradas al mes siguiente.
La solución pensada por Pablo Iglesias pasaba por entrar en el gobierno del PSOE, para que las medidas sociales que aprobase el ejecutivo no se las apropiasen los de Pedro Sánchez, pero la posición de fuerza del Partido Socialista le ha otorgado una mejor posición a la hora de dialogar. No tiene la urgencia que impulsa a Pablo Iglesias a pedir reiteradamente entrar en el gobierno, mostrando su debilidad, aprovechada por los medios de comunicación para desdibujar la realidad, y mostrar al líder de izquierdas como un político que simplemente quiere entrar en el gobierno por el poder.
El principal problema que asolará ahora a Unidas Podemos, no será la acusación que los señalará como los culpables de que no haya un gobierno de izquierdas, sino que será hipócrita, y por lo tanto supondrá autolesionarse, criticar los recortes que hará el gobierno del PSOE, cuando UP estaba deseando entrar en ese gobierno, y no ha puesto como una de las líneas rojas el respeto a las pensiones, algo que el gobierno deberá tocar. Esa será la punta de lanza del ataque mediático al que la coalición de izquierdas deberá hacer frente.
Diferente hubiera sido si Unidas Podemos hubiera apoyado la investidura de Pedro Sánchez en base a un corto número de sus propuestas principales mostradas en la campaña electoral, para pasar inmediatamente a la oposición, con toda la credibilidad posible para actuar como la oposición de izquierdas del Partido Socialista, con la posibilidad de desgastarlo sin sufrir daños, y recibir el voto perdido por su competidor electoral.