Hace unos días, el presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, anunció que España no podía permitirse formar gobierno más tarde que el presente mes de julio. El líder del PSOE aseguró que no aceptaría que Unidas Podemos formase parte del gobierno, e instaba a PP y Ciudadanos a abstenerse, facilitando así su investidura.
Esta semana, Pablo Casado ha asegurado que podría pactarse la abstención de Navarra Suma, con la condición de que el PSOE facilitase que la coalición de PP y Ciudadanos en Navarra pudiera formar gobierno en la comunidad.
La negativa de Pedro Sánchez a negociar un gobierno de coalición con UP responde a dos factores. En primer lugar, el PSOE se sabe reforzado después de las elecciones, situado de nuevo en el campo progresista y con una bajada destacada de la formación de Pablo Iglesias. En segundo lugar, la presión del IBEX-35, que no esconde que prefiere un gobierno entre PSOE y Ciudadanos.
Sánchez asegura que, como fuerza más votada, tiene derecho a gobernar. La exposición del PSOE es que, como primera fuerza, PP y Ciudadanos deberían abstenerse, y UP pactar las líneas básicas de la legislatura, pero fuera del gobierno. Es un planteamiento un tanto hipócrita, si se parte de la base de que Sánchez fue presidente después de una moción de censura, mediante la que expulsó a su antecesor, el cual contaba con mayoría absoluta en la cámara baja en aquel entonces.
>>Pedro Sánchez espera usar a Unidas Podemos para justificar nuevas elecciones<<
Pedro Sánchez no tiene mayoría absoluta. El PSOE ganó las elecciones, pero no puede gobernar en solitario. ¿Por qué insiste el presidente en exigir los votos de las otras formaciones? Quiere los votos de PP y Ciudadanos a cambio de nada; los votos favorables de UP sin que entre en el gobierno; los votos de las formaciones nacionalistas e independentistas sin sentarse a hablar con ellos.
El PSOE sabe que UP está en horas bajas. La repetición de elecciones podría darle más margen. Pero también podría pasar lo contrario. Parte del voto ganado por el PSOE llegó de votantes de UP que veían con miedo el ascenso de VOX y un posible pacto tripartito de la derecha.
Ante esta situación, Unidas Podemos solo tiene una opción: plantarse. UP ya cometió un error al devolver al PSOE al campo progresista. Mantener a los socialistas es la muerte política de la formación morada y sus aliados. Para ser alternativa es necesario dejar de pactar con los partidos del régimen del 78.
Unidas Podemos debe volver a ser la alternativa al IBEX-35, volver a ser el partido de la calle, de los trabajadores y los estudiantes. Debe volver a liderar el espíritu del 15-M, abandonar el politiqueo y la lucha por las sillas. Convertirse en el azote de banqueros y grandes empresarios, el adalid de la justicia social, de los derechos de las mujeres, los colectivos LGTBI y de las personas con menos recursos. Solo así la izquierda tranformadora volverá a ser necesaria y a conseguir éxitos electorales.