El racismo de Donald Trump se impone al neoliberalismo en la cuestión migratoria
Los inmigrantes centroamericanos que consiguen cruzar la frontera estadounidense, llevan siendo criminalizados por Donald Trump desde que el presidente republicano descubrió que la rentabilidad electoral que conseguía por hacerlo era enorme. Con las elecciones acercándose peligrosamente (3 de noviembre de 2020), Trump ha decidido mover ficha en la cuestión migratoria.
Poco ha importado el acuerdo alcanzado con México, que tenía una semana más de plazo. El presidente de Estados Unidos (EEUU) está más atento de los candidatos demócratas, que están pisando el tablero político con bastante fuerza, por ejemplo el socialdemócrata de inspiración clásica Bernie Sanders ha logrado una financiación popular varias veces más cuantiosa que la conseguida en el anterior proceso de primarias, cuando se quedó cerca de vencer a Hillary Clinton.
Donald Trump sabe que perder la iniciativa política en un momento como este puede suponer un punto de inflexión que marque una tendencia imposible de recuperar de cara al siguiente proceso electoral, por lo que ha decido pasar de la retórica a la acción.
Durante el pasado fin de semana se produjeron redadas masivas que han terminado con la detención de miles de inmigrantes, los cuales esperan a ser expulsados, separados de sus familias, y sin recibir las atenciones mínimas, (comen una vez al día, no tienen camas en las que dormir ni se les apaga la luz, algunos no ha podido ducharse en cuarenta días), según ha demostrado Jim McGovern, miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Por ello, pese a saber que la mayoría de centroamericanos que ingresan al país lo hacen de manera temporal, con billetes comprados por los grandes latifundistas, para que trabajen la tierra en unas condiciones que los ciudadanos norteamericanos no aceptan y por unos salarios que serían denunciados ante las instituciones, y que suponen una mano de obra barata, fácilmente controlable mediante las amenazas de expulsión, que los empresarios emplean por las mismas cuestiones que los latifundistas, Donald Trump no ha respetado ese principio neoliberal de la explotación de los trabajadores inmigrantes.
No lo ha hecho porque es más importante apelar a la clase trabajadora y clase media norteamericana de piel blanca, que comulga con el discurso racista que culpa a los inmigrantes de los problemas sociales y económicos de Estados Unidos. Al expulsarlos, se asegura que esa gran masa de votantes lo siga acompañando en las próximas elecciones.