Hemos escuchado en las ultimas semanas la propuesta de una “reforma laboral” que será enviada a la Asamblea Nacional que permitiría de llegarse a aprobar la posibilidad de “flexibilizar los procesos de contratación” y con esto cumplir las promesas de reactivación económica, así como aumento de la taza de empleo en el Ecuador. Afirmaciones comunes que han realizado desde “notables políticos” hasta periodistas defensores acérrimos de los cambios propuestos desde el sector empresarial. Mas allá de que las dos propuestas acerca de la flexibilización de horarios de trabajo sean constitucionales o no (un análisis que merece ser apartado de este por estar enmarcado en el ámbito legal) también se ha dicho que dicha “reforma laboral” permitiría mejorar el emprendimiento en el país.
Es importante entender que el emprendimiento es un ecosistema complejo y sensible con muchas variables que no se arreglan con cambios parciales en una ley y que necesita un apoyo transversal, con políticas publicas nacionales claras, que permitan se desarrolle de manera sostenible y así en el tiempo represente un importante sector de apoyo real a la economía de nuestro país.
Resulta imprescindible tener en cuenta el panorama del emprendimiento en el país donde tenemos cifras positivas, claro está, como la que el Ecuador posee el índice de emprendimiento más alto de la región 29,62% y que si bien este ha decaído alrededor de 6% en los últimos 5 años sigue siendo el mayor. (figura 001).
Si solo analizamos estos datos diríamos “todo esta bien en el Ecuador respecto al emprendimiento” pero penosamente la realidad esta lejos de lo que nos muestra este indicador y solo refleja un futuro incierto lleno de vacíos que no permitirán desarrollar este ecosistema de forma saludable y menos que este logre mitigar en algo el galopante crecimiento del desempleo en el Ecuador. Ya que en la misma tabla podemos ver que el Ecuador posee el índice más alto de emprendimientos por necesidad de la región (%TEA necesidad) casi triplicando el índice de nuestro vecino Perú y duplicando el de nuestro otro vecino Colombia.
¿Entonces que nos indica todo esto? Para explicarlo de manera simple hay que entender que los emprendimientos por necesidad en su mayor parte por no decir su totalidad son la apertura de negocios donde no ha existido un análisis previo de mercado menos un análisis de oportunidades, inclusión de valor agregado, que en su mayor parte son unipersonales y nacen como consecuencia del desempleo. Entre los “tipos de emprendimiento” que podemos catalogar en este segmento están: bares, restaurantes, fast food, peluquerías, tiendas de víveres, etc.
Del mismo cuadro se derivan también los emprendimientos por oportunidad donde lastimosamente la taza de emprendimiento de oportunidad (57%), entiéndase a estos como los cuales se han generado a partir de análisis de mercado, innovación tecnológica, productos con valor agregado entre otras, es la más baja de la región comparando los mismos países. Pero eso no es todo ya que como podemos ver en la figura 002 lejos estamos aún de que nuestro
ecosistema se fundamente en esa invocación y desarrollo de tecnología.
Entender realidades duras como que cerca del 25% de los emprendimientos cierran en los primeros años, así como que el 99% de emprendimientos inician siendo unipersonales o que solo el 4,4% son emprendimientos con clientes en el extranjero entre otras, son vitales para desarrollar leyes, políticas públicas, planes y proyectos que deben involucrar tanto al sector publico y privado.
Tener una radiografía real de como estamos lejos de desanimarnos debe permitirnos tomar decisiones importantes, claras y precisas. Para esto la figura 003 da una primera visión amplia de las principales razonas por las que los emprendimientos cierran ( fracasan ) en los primeros años, factores que debemos mejorar y/o cambiar para hacer sostenibles el sector.
Es claro que para fomentar el emprendimiento no bastan medidas parches como “mejorar la relación laboral” y en este caso el aumento del contrato de prueba de 3 meses a 3 años. Ya que varios son los aspectos que hay atacar si queremos un fortalecimiento real del sector. Entre los mas críticos esta el apoyo financiero, un apoyo que no debe estar basado en los incentivos netamente públicos sino un apoyo real, donde el involucramiento de la banca privada es fundamental, así como también el desarrollo de un mercado de valores que permita a los “inversionistas ángeles” o “capitales de riesgo” realicen el tan necesario apoyo financiero a través de compra de acciones luego de una revisión concienzuda de planes de negocios sostenibles y rentables.
El propósito o meta debería ser que disminuyamos abrir tiendas de abarrotes, bares y fomentar procesos donde el valor agregado haga que dichos emprendimientos se transformen en pequeñas y medianas empresas rentables, sostenibles en el tiempo las cuales si puedan apoyar empleando a más personas. El no olvidarnos de aristas tan importantes como la educación, capacitación continua y apoyo técnico tan necesarios para los emprendedores en las fases iniciales requieren de políticas y normas claras que permitan el acceso a las mismas.
Se hace cada vez más necesario entonces el tratamiento serio de una ley de emprendimiento que a dormido el sueño de los justos en la asamblea desde más de 5 años atrás. Tratamiento donde deben estar involucrados todos los actores sociales ya que de lo contrario caeremos en un espejismo de apoyo a este sector o más peligroso podríamos estar encubrimiento en una reforma laboral que puede terminar beneficiando o maquillando un sistema de tercerización peligroso para todo el sector laboral en el País.