El responsable del llamado “marxismo italiano” es, sin lugar a dudas, Diego Fusaro. Filósofo fundador de “VOX Italiae”. Hombre que desprende, a simple vista, la superioridad de quien cree estar en posesión de la verdad absoluta.
Fusaro es portavoz del nuevo movimiento italiano con tintes fascistas y bandera “marxista“. Autor de un discurso sesgado que defiende y justifica la política migratoria de Salvini.
Bajo el paraguas de la “antiglobalización“, se esconde un discurso populista, soberanista y nacionalista, el nacionalismo del “no cabemos todos“.
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Se ha aventurado a comparar la lucha antifascista con el nazismo, ignorando en dicha afirmación que son movimientos totalmente antagónicos. Cabe la posibilidad que parte del ideario de Salvini parta de la filosofía de Fusaro.
Fusaro no se considera “ni de derechas ni de izquierdas“, más bien una extraña fusión entre ambas con grandes influencias de Carl Schmitt. Sin duda corriente digna de estudio. Esta corriente aboga por un Estado nacional patriótico como arma contra el neoliberalismo, fase del capitalismo.
Sus discursos son un calco de los discursos neofascistas de partidos que abogan por convencer a la clase obrera del hecho de que la única lucha contra el sistema es la unión estatista.
Si se retrocede a la Alemania de los años 30 y se analiza el discurso del Partido Nazi, dirigido a la clase obrera, no se encuentran demasiadas diferencias. Un momento de crisis económica, en el cual el discurso populista de “el obrero alemán y la unión del estado” sin duda fue el más acertado para la captación. Discurso creado para controlar el auge de los movimientos comunistas, con disfraz de lucha obrera.
¿Qué diferencias existen, obviando la época, entre el discurso del Partido Nazi y el “marxismo italiano“?
Hay que tener en cuenta la estrecha relación entre Fusaro y partidos como MSR, con Jordi Garriga al frente y autor del artículo “¿Fue Hitler de izquierdas?” y, abiertamente de ideología de derechas con quien ha compartido conferencias.
Tampoco es menos significativa la relación de Fusaro y Garriga con Hogar Social Madrid, una organización claramente xenófoba, homófoba y fascista.
Las interpretaciones del marxismo pueden ser muy diversas, pero ¿se puede mediante la bandera marxista, mover a la clase obrera bajo ideologías totalmente contrarias a esta?
¿Se está haciendo un uso erróneo del marxismo bajo un supuesto “anticapitalismo“, para inyectar el fascismo en las masas víctimas de la crisis?
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