El presidente de Ecuador Lenín Moreno pareciera que cambió de oficio, y ahora se dedica a anestesiar a sus interlocutores: el famoso diálogo pregonado por el presidente no avanza. Simplemente gana tiempo. Se había anunciado un paro para final de mes por el FUT y ha sido desconvocado por los efectos anestésicos de la verborrea de Moreno.
La CONAIE dice que el gobierno no propicia un buen ambiente de diálogo y que se está persiguiendo a sus líderes, por lo que pausa la marcha del diálogo.
En la Asamblea se empiezan a debatir las reformas económicas que son recetas del FMI, y los ministros de Defensa e Interior comparecieron en el poder legislativo para decir que no existió represión ni abuso por parte, ni de la Policía, ni del Ejército, a pesar de que muchas organizaciones han demostrado lo contrario.
Pareciera que la anestesia adormece al Ecuador. ¿Será que Moreno la ha administrado con los ojos mirando a Chile? Mientras tanto la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), la OEA y el Gobierno del Ecuador promueven para estos días 6 y 7 de noviembre, el foro del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. ¿Será que este anestesista necesita ayuda de los cirujanos Almagro, Arosamena y Bachelet?
Esos cirujanos debieran amputar los malos hábitos del gobierno Moreno y darse un garbeo por las cárceles del Ecuador donde permanecen ilegalmente varios perseguidos políticos. Se cumplen ya casi dos semanas de la injusta prisión preventiva de Paola Pabón, el vicepresidente constitucional Jorge Glas ha visto como no se admitía su recurso en el Tribunal de casación sin justificación legal ¿no son esos cirujanos de los Derechos Humanos los que debieron velar para que se cumplan los mismos en Latinoamérica?
El presidente anestesista ya reconoce 10 muertos en la actuación represiva de la Policía y del Ejército, pero aún así no se le ha escuchado pedir perdón. ¿Despertará el pueblo de tanta anestesia?