Antes de ayer, día 16 de noviembre, indignado por las últimas imágenes que llegan desde Bolivia, mediante las cuáles se puede observar, sin duda alguna, cómo se está haciendo”limpieza étnica y de clases”, me decidí a hacerme presente en la manifestación que diferentes entidades convocaron para rechazar el golpe de Estado.
Esta vulneración de la democracia, ha acabado con toda la institucionalidad del Estado en Bolivia El acto recorrió las calles de Barcelona desde la Plaza Universidad hasta la Plaza de Sant Jaume, donde se hicieron varios llamados a la condena de lo actuado en estos últimos días por militares, policías y la derecha clasista y religiosa de Bolivia.
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En algún momento de la expresión de solidaridad con los demócratas bolivianos, aparecieron algunos bolivianos de la oposición a Evo Morales intentando provocar a la masa convocada, pero tuvieron que marcharse frente al grito “los fascistas sois vosotros“.
Uno tiene la sensación de que esos pequeños grupos son remunerados. En cualquier país que presuma de ser demócrata, una presidenta autoproclamada como es el caso de la ilegítima Jeanine Áñez, se abstendría de hacer discursos incendiarios favoreciendo a una parte, y ya habría anunciado una convocatoria a unas elecciones tuteladas por la comunidad internacional.
Esta dictadora jamás pudo soñar serlo, y parece seguir el dictado de otros. Este cronista no puede dejar pasar esta ocasión para denunciar el comportamiento de la OEA, que ha jugado papel de cómplice e instigador del sangriento golpe de estado en Bolivia.
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La política neoliberal perversa y caotizante del presidente norteamericano y otros actores bajo su auspicio, están desestructurando la región latinoamericana para asegurarse dominios ilícitos. Mientras tanto la Comunidad Internacional reacciona en Bolivia siguiendo la órden del imperialismo, se reconoce como legal a quién humilla, viola y tortura a mujeres y hombres sin contar, claro está, a los que asesinan.
Una vergüenza internacional para la ONU, la CIDH y la OEA.
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