Guillermo y su amigo Lenín
Cómo olvidar que en las elecciones presidenciales de 2017, Guillermo Lasso y su partido (CREO) acusaron de fraude al hoy presidente de Ecuador Lenín Moreno. El banquero nunca pudo probar tal aseveración, mucho menos aceptó públicamente haber perdido las elecciones después de que el CNE probara incansablemente la victoria del candidato de Alianza País. No obstante, y contra todo pronóstico, apenas Moreno asumió la presidencia aplicó el plan de gobierno del banquero. Hoy son amigos.
El viraje a la derecha que Lenín Moreno diera no podía prescindir del apoyo de todos los que estuvieron en su contra antes de llegar al poder. Al fracturarse Alianza País, la asamblea se condesó en una sola fuerza de derecha: asambleístas de Moreno, Socialcristianos y asambleístas de Lasso.
Lenín Moreno con toda soltura los llama «Estimados amigos» y les dice que «en algún momento serán presidentes…en ese momento podrán aplicar los maravillosos planes que tienen para el país». De Jaime Nebot nadie se sorprende, siempre gobernó tras bastidores; pero la postura de Lasso permite entrever a un tipo de una incongruencia infinita.
Así, con el beneplácito de quien se pensó iba a ser opositor al gobierno, terminó siendo aliado para pasar algunas leyes en favor del descalabro institucional y económico que hoy significa el gobierno de Lenín Moreno. ¡Y no faltaba más! «¡Cómo no apoyar al gobierno sí está a favor de mis intereses!», pensaría quizá Guillermo, el gran amigo.
Repasemos, Lassó apoyó la consulta inconstitucional, por medio de la cual desinstitucionalizaron al país para convertirlo en un instrumento de persecución al correísmo; apoyó a mediados de 2018 las medidas económicas que propuso el gobierno; Lasso lo apoyó con despojarle el asilo a Julián Assange.
Apoyó la deuda con el Fondo Monetario Internacional diciendo que «es un paso necesario». Lo apoyó el pasado octubre cuando Moreno quitó los subsidios a la gasolina, lo que causaría la crisis política más grave de los últimos años. Y por último, lo apoyó recientemente desde la asamblea cuando lanzó la Ley Económica Urgente, ley que era abiertamente en favor de la banca.
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El banquero dos veces perdedor dice que apoyar a Lenín es defender la «democracia, la república y la civilidad». No Guillermo, la democracia fue la que en 2017 ganó en las urnas con un plan de gobierno que no fue el tuyo, sino el diseñado por la Revolución Ciudadana, cuyo líder es Rafael Correa.
Tú perdiste, tu partido perdió, tu plan perdió. Sin embargo, co-gobiernas con Lenín y esa es la mayor evidencia de que a ti no te importa la democracia, sino tu propio interés, tu bolsillo.
Porque mientras nos mientes diciendo que eres opositor al gobierno, te llenas los bolsillos con las utilidades que gracias a las leyes del gobierno te han favorecido. Tu plan fue un fracaso para el bienestar común, pero fue un éxito para tus bolsillos y los de tus amigos.
Si defendieras la democracia, hubieras señalado la traición de la que fuimos objeto quienes votamos por el inquilino de Carondelet, pero no, preferiste ponerte del lado de quien ningunea a sus votantes y gobierna para unos pocos.
Ahora dices que no eres un calculador político, ¡Habrase visto! Todo lo tienes fríamente calculado, esperas que Moreno haga el trabajo sucio para llegar en 2021 como el crítico y salvador, para seguir gobernando con políticas iguales o peores que las del traidor.
¡Guillermo, Guillermo! ¡Quien no te conoce, te compra! Síguete peleando con el banquero Fidel Egas por ver quien se lleva el mayor pedazo de la torta. Ya sabemos de qué va la cosa. Lo único que te puedo decir es que no podrás esconder tu complicidad con Lenín Moreno en todo el desastre que es su gobierno. No te olvides que algún día vilmente lo denostaste, y que hoy gobiernan como grandes amigos.
Los ciudadanos, desde su sencillez y sabiduría, saben leer todo el panorama político. Ellos, saben perfectamente que te ubicaste del lado del opresor -aunque siempre lo estuviste- y eso el pueblo no lo olvida. Llegará el 2021 y te responderán. Ellos también hacen cálculos políticos.
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