Sesgos cognitivos en la política
Un sesgo cognitivo es un mecanismo o atajo que realiza nuestro cerebro para valorar rápidamente los estímulos que provienen de nuestro entorno y así tomar decisiones lo más inmediato posible. Como nuestra mente no puede evaluar de forma racional toda la cantidad de estímulos que recibimos tiene que recurrir a estos filtros.
Esta inmediatez en la valoración genera muchas veces que nuestro cerebro ejecute juicios erróneos, interpretaciones incorrectas o distorsiones en la información que recibe.
Generalmente los sesgos cognitivos son inconscientes e involuntarios, pero como en el ser humano no hay nada absoluto, en la política pareciera que algunas veces ciertos sesgos son bastantes deliberados, a continuación voy a exponer los sesgos más frecuentes en la política:
Sesgo de doble moral o doble rasero
Considero que este es el sesgo que más se presenta. El gobierno de Estados Unidos es uno de los líderes de este sesgo. “Si ese país es mi amigo y se ajusta a mis intereses, su gobierno tiene mi aprobación, no importa si es una dictadura”. De ello pueden dar fe el Chile de Augusto Pinochet, la Argentina de Jorge Videla, la España de Francisco Franco, países aliados a Estados Unidos durante sus dictaduras.
“¡Ah! pero sí una nación quiere tomar un rumbo diferente y no se arrodilla a nuestras imposiciones, lucharemos por su libertad y daremos fin a la dictadura”. De esto pueden dar evidencia la Cuba de Fidel Castro, la Venezuela de Hugo Chávez, la Nicaragua de Daniel Ortega, el Irán de Hasán Rohaní.
Otro ejemplo es lo que pasó con Evo Morales y Ángela Merkel. Cuando él se intenta reelegir, está mal, es dictadura. Si la alemana hace lo mismo, está bien, es alta democracia. Si hay represión en Venezuela está mal, “gobierno represivo”, pero si ésta se produce en el Chile de Sebastián Piñera, o en el Ecuador de Lenín Moreno, está bien, “no al golpe de estado”.
Para los gobiernos de Estados Unidos, España o Colombia está bien si Juan Guaidó se autoproclama presidente de Venezuela, ah! pero si alguien hiciera lo mismo en sus países actuarían de forma contraria, ya estuviera detenido y sentenciado. Lo mismo sucede con el apoyo al golpe de Estado en Bolivia. Los países con gobiernos de derecha, a excepción de Uruguay, reconocen a Jeanine Añez como presidenta.
Si el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mete las manos en otro poder del Estado (con militarización incluida), no pasa nada, pero por algo mucho menor, hace algunos años, señalaron a Nicolás Maduro acusándolo de injerencia y golpe de Estado a la Asamblea, cuando fue la Corte la que asumió las funciones de ésta ante su frontal desacato.
Sesgo del último evento
Es la tendencia a enfocarse en los eventos recientes y no en los eventos pasados. Lo podemos ver en Ecuador, Argentina o México. Por ejemplo: quienes critican los gobiernos de Rafael Correa y Cristina Fernández, señalan la corrupción de sus gobiernos como si antes de ellos los gobiernos hubiesen sido impolutos, santos y probos. Basta nombrar algunos casos de corrupción para darnos cuenta del sesgo, casos como los del “feriado bancario”, “la sucretización”, “los gastos reservados”, “la mochila escolar” en Ecuador; los casos “Swiftgate”, “Aluar”, “Sobornos a los senadores” en Argentina.
Así mismo, los críticos de López Obrador dirigen sus dardos a la violencia que, según ellos ha aumentado en México, pero no dicen que esa violencia fue creada, exacerbada y mantenida por los gobiernos neoliberales anteriores a AMLO.
Sesgo de Confirmación
Damos más relevancia a aquella información que vaya acorde a nuestras ideologías, creencias y sentimientos. Si el político al que yo considero corrupto no le encuentran pruebas de corrupción y sale sobreseído, diré que “no hay justicia”, que “los jueces están comprados”, que “los corruptos manejan el sistema judicial. Descalificamos la información que no nos conviene, para que encaje con lo que pensamos y sentimos. Recuerdo una frase que está relacionada con este sesgo: “No te odio porque eres corrupto, primero te odio y por eso tienes que ser corrupto”.
Pero si a ese político que yo considero corrupto lo juzgan y sentencian, entonces diré que “al fin se hizo justicia”. Como la sentencia si conjuga con lo que creo y siento, entonces sí es válida esa información, así la sentencia se haya dado sin pruebas.
Es exactamente lo que pasa en Ecuador con Jorge Glas y Rafael Correa, con Lula Da Silva en Brasil, con Cristina Fernández en Argentina, no les encuentran pruebas de delitos, pero son corruptos porque así lo decidieron algunos a partir de su odio y sus ideas preconcebidas.
Hay quienes descalifican el socialismo del siglo XXI de Venezuela, aduciendo que trae pobreza y miseria, pero cuando ven a Bolivia, que bajo el socialismo de Evo Morales logró ser uno de los país con los mejores indicadores de economía, lucha contra la pobreza, desigualdad etc., entonces omiten esa información porque tumbaría sus ideas contra el socialismo. Hacen lo mismo con el Neoliberalismo, ponían de ejemplo a Chile, pero cerraban los ojos con la Argentina neoliberal de Mauricio Macri. Ambos casos un fracaso total.
Disonancia cognitiva
Se produce cuando en nuestra mente hay una incongruencia entre dos ideas o creencias. Lo que por supuesto genera un malestar inconsciente. Como hace nuestra psiquis para resolver este conflicto psicológico, pues sencillo, hay dos opciones, cambiar la conducta para que esta se ajuste a la creencia, o cambiar la creencia. Generalmente el ser humano opta por desechar la idea más intolerable y racionalizarla o justificarla. Imaginemos a alguien que quiere bajar de peso, y que sabe que la comida chatarra es dañina para la salud, pero le encanta comerla. ¿Cómo lo resuelve? Dirá quizá que “una hamburguesa de vez en cuando no le hace daño a nadie”,
¿Cuál es la respuesta para explicar el por qué las “feministas” ecuatorianas como Silvia Buendía, Lolo Miño y la ministra María Paula Romo no se solidarizaran con las mujeres de la bancada del partido de Rafael Correa luego de que el expresidente Abdala Bucaram las trató de “perras y gordinflonas” en una radio de Guayaquil hace 2 años?
Sencillo, en la práctica su feminismo es una farsa y está sometido al sesgo de disonancia cognitiva. “Soy feminista, Bucaram atacó a mujeres Correístas, y yo odio a Correa y no haría nada a su favor”, ¿Cómo resuelve ese conflicto ante las palabras de Bucaram?, pues lo justifica, María Paula Romo dijo que las palabras de Bucaram eran “parte del debate político”.
Algo parecido sucedió cuando cierto grupo feminista intentó quemar una iglesia en México. “Soy feminista, un grupo quiso quemar una iglesia en México y sé que hacer eso está mal”. ¿Cómo lo resuelvo? Sencillo, diré que “la iglesia ha hecho peores cosas contra las mujeres”. Algunas feministas prefirieron el silencio para resolver el conflicto psicológico.
Efecto Halo
Consiste en hacerse una opinión positiva o negativa de alguien o algo a partir del conocimiento de pocos rasgos. Se generaliza ese rasgo positivo o negativo a otros ámbitos de la vida. Me recuerda a lo que sucede en Ecuador con Lenín Moreno. Su apariencia bonachona, su discapacidad física, su discurso prudente cuando fue vicepresidente, lo ubicó en la opinión pública como el mejor candidato a gobernar el país.
Hoy sabemos que todo eso fue solo semblante, en vez de bonachón se perfila en ser uno de los presidentes más crueles que ha tenido el país (lo digo por los muertos de Octubre, por la persecución a sus “amigos”, y por la indolencia ante los problemas del país. Su discurso raya en lo disparatado, lo bufón, lo vulgar y lo grotesco, y también, claro está, en lo machista. Ni diálogo, ni paz ni ternura. Solo mentiras, corrupción e ineptitud. Todo fue una farsa.
Quienes ven a Nayib Bukele, presidente de El Salvador, o Emmanuel Macrón de Francia, seguramente les parecerán atractivos; sin embargo, por el efecto Halo, también pensarán que son inteligentes, buenas personas, etc, Las últimas maniobras políticas de estos dos presidentes en sus países distan mucho de parecer inteligentes y mucho menos de venir de buenas personas.
Todo proceso electoral está muy direccionado por el efecto halo, no se vota racionalmente por el candidato que tiene un buen plan de gobierno, se vota muchas veces coaccionado por el semblante que los candidatos proyectan.
Sesgo de falso consenso
Es muy común escuchar a muchos políticos hablar en nombre de un conjunto de personas. “Ecuador está cansado de Correa”, “Los bolivianos ya no queremos que gobierne Evo Morales”, “Los mexicanos ya no creemos en López Obrador”. Pues para dolor de las vísceras de los políticos que los detestan, los tres líderes, según varias encuestas, tienen bastante aceptación en sus países. “Yo no sé cómo es que ganó las elecciones Alberto Fernández, si mi novio, mi papá, mi mamá, mi abuelita y el panadero de la esquina iban a votar por Mauricio Macri”. El falso consenso genera que creamos que las personas que piensan igual que nosotros están por encima o exceden al número real existente.
Abstracción selectiva
Este error cognitivo consiste en enfocarse solo en lo negativo o lo positivo de una determinada cosa o persona. ¿Se puede decir algo positivo del gobierno de Donald Trump de Estados Unidos, Jair Bolsonaro de Brasil. Sí, el primero por ejemplo ha logrado la creación de 4,5 millones de empleos desde que llegó a la presidencia en 2017, el segundo ha logrado reducir un 22% los homicidios y su economía permanece estable.
Sesgo de Autoridad
Es la tendencia a valorar la información, pensamiento o idea si esta viene de una figura de autoridad o de un experto, sin dar la posibilidad a que sea persona se equivoque ni cuestionar nada. Por ejemplo, ¿Cuantos de los seguidores de Hitler sabían que lo hacían no estaba bien y siguieron haciéndolo? “Si Trump dice que Corea del Norte es una amenaza, es verdad, si dice que Guaidó es el verdadero presidente de Venezuela, así es”.
Sesgo de generalización
Ejemplos sobran. En Ecuador, los anticorreístas repiten una y otra vez: “todos los correístas son corruptos”. También es muy común escuchar en el imaginario social eso de “todos los políticos roban”. Incluso a nivel mundial se está extendiendo esto de “todos los medios de comunicación manipulan y mienten”. Generalizar es no reconocer que dentro de tal o cual grupo puede haber excepciones o muchas personas que no son parte del estereotipo socialmente divulgado.
Efecto de arrastre o efecto Bandwagon
Este sesgo tiene que ver con seguir a la multitud o al grupo sin cuestionar nada. Se presenta cuando los seguidores de un grupo político, religioso o social llegan hasta el fanatismo o extremismo. Entonces asumen creencias y hacen todo lo que el grupo ordena/cree, renunciando a la razón o al sentido común en nombre del grupo. Lo vemos en grupos como Al Qaeda, e Isis.
También hay grupos extremistas domésticos, por así decirlo así, y que están en contra de brindar derechos a grupos vulnerables (migrantes, LGBTI, mujeres, indígenas, etc.) y a favor de emplear la violencia como herramienta política. Los seguidores de Jair Bolsonaro, Luis Fernando Camacho y Santiago Abascal por ejemplo.
Se presenta también en las votaciones, muchos electores votan por el candidato que más probabilidades tiene de ganar (basado en lo que ven o escuchan de los medios).
Sesgo de atribución
Es la tendencia a sobrevalorar las cualidades propias para explicar un hecho, y también infravalorar las cualidades del otro ante ese mismo suceso. Por ejemplo: “si ganó mi partido político es porque la gente votó con inteligencia, trabajamos duro para lograrlo, el pueblo es sabio”. Pero si perdió mi candidato, entonces “hubo fraude, deben privar del voto a la gente ignorante, a la gente le gusta votar por corruptos”.
Sesgo de encuadre
Esto tiene que ver con el framing, muy empleado en los medios de comunicación. Obedece a una ley de oro: La manera en cómo las cosas son enmarcadas influyen en cómo interpretamos la información. Si quiero posicionar que en Venezuela hay una dictadura y que Maduro es un tirano, entonces el titular será: “Miles de manifestantes fueron reprimidos por el régimen de Maduro”. Si otro presidente que goza de nuestro agrado hace peores cosas, entonces el titular será: “Disturbios entre manifestantes y carabineros en Chile”.
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