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Coronavirus, neoliberalismo y salud pública

El pasado miércoles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al brote de Coronavirus (COVID-19) como pandemia y confirmó aproximadamente 118 000 casos en 114 países, y alrededor 4291 muertos. En varios países, en donde ya hay muchas personas con el virus, se ha visto una fuerte debilidad en el sistema de salud pública. ¿Cuál es la relación del neoliberalismo con esto?

Una de las premisas de oro del neoliberalismo es la privatización de bienes y servicios. Entiéndase esta como el proceso por medio del cual un bien público (salud, seguridad, educación, telecomunicaciones, energía), que es competencia exclusiva del Estado (representante institucionalizado de los ciudadanos), pasa a ser controlado por empresa privadas.

Para los defensores del neoliberalismo, el Estado es un ente que debe ser lo más reducido posible. Y cuando esto no es así  y el Estado controla lo que a ellos les gustaría controlar, porque, por supuesto, es un gran negocio para sus bolsillos (de ahí que les gustaría controlarlo), entonces es “gasto público”, “Estado obeso”, “Estado peso pesado” como diría el presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil. El neoliberalismo sataniza el supuesto gasto público, nos dicen que lo público es malo, y lo privado es la solución a  todos los males.

El común de los ciudadanos se preguntará qué es eso del gasto público. Las consecuencias del Coronavirus nos están enseñando lecciones de vida en estos días. El gasto público tiene que ver por ejemplo, con la inversión que un Estado asigna para el sector de salud. En España e Italia, la pandemia dejó entrever que el sistema público de salud no está preparado para atender la alta tasa de pacientes con Coronavirus.

No cuentan con el equipamiento suficiente en las Unidades de Cuidados Intensivos (y tienen que elegir por medio del triaje a quien dejar morir y a quien no). Tampoco hay los recursos para el diagnóstico del virus y para que mayor personal de salud atienda a los pacientes. Como consecuencia del déficit de inversión en la salud, ambos países enfrentan un sistema de salud colapsado por la emergencia sanitaria.

Como el neoliberalismo cree en un Estado reducido, cuando sus defensores están en el poder, la salud es un sector que casi siempre queda descuidado y falto de presupuesto y que en algunos casos extremos inclusive no tiene ni siquiera un ministerio. En 2018, por ejemplo, el entonces presidente de Argentina, Mauricio Macri, neoliberal por excelencia, eliminó de un solo plumazo el ministerio de Salud.

Ecuador no se queda atrás. El gobierno de Lenín Moreno, llegó a la presidencia con un discurso antineoliberal. Sin embargo, en la práctica, gobierna con el manual del neoliberalismo. Ha despedido a día de hoy aproximadamente 25000 personas del sector público. De esa cantidad, 3500 profesionales de la salud (médicos, enfermeros, auxiliares, etc.) fueron despedidos solo en 2019. El neoliberalismo no genera empleo, lo quita.

Cuando tú, querido ciudadano, vas al Hospital público y no te atienden rápido porque hay un solo doctor en el área de emergencias. Cuando dicen que no hay pediatra y tienes que llevar a tu nene con fiebre de 40 grados a una clínica privada teniendo que asumir facturas, o cuando te envían a las farmacias de fuera a que compres sueros, gasas, medicamentos y hasta jeringas porque ahí no tienen, eso, precisamente eso, es lo que el gobierno y sus amigos neoliberales llaman gasto público y al que no quieren brindar presupuesto.

En un primer momento se vio como algunas casas de salud privadas en España, derivaban a los hospitales públicos los casos sospechosos de Coronavirus. En otros, cobraban entre 300 a 800 euros por el diagnóstico. ¿Y qué pasaba con aquellos pacientes que al no poder ser atendidos en el sistema público fueron al privado y no tenían para pagar el test de diagnóstico del Coronavirus?

Estados Unidos tiene el sistema de salud más caro del mundo. Este país tampoco ha sido eficaz en el manejo del virus. A nivel público, no todas las personas sospechosas del virus tienen acceso al test. Solamente aquellos que presentan los síntomas (fiebre, tos y dificultad respiratoria).

A nivel privado, los laboratorios aceptan análisis post prescripción médica, pero no todos tienen acceso por el alto costo para las aseguradoras de salud. Entonces, muchos no acuden al médico por los elevados costos que les representa, tengan o no seguro médico.

La salud como negocio y no como un derecho. En muchos países las empresas de salud ofrecen servicios que les convenga a sus bolsillos, y los que no, que la salud pública se haga cargo. Así funciona lamentablemente el sistema.

En el caso de las Aseguradoras de salud en Ecuador y en muchos países como México, España, entre otros, que a pesar de que cuyo contrato y ley las exime de brindar atención en caso de epidemias o pandemias, se han manifestado a favor de cubrir la atención y gastos a pacientes con Coronavirus luego de ser declarada por la OMS  como pandemia. ¡Bien por esto!

Cabe aclarar que no se trata de satanizar al sector privado y decir que no debe existir atención en lo que concierne a salud, sino de dejar sentado que el sector público debe ser el protagonista en esta área. Eso significa que el Estado tiene que proveer los suficientes recursos (económicos, insumos, medicamentos y talento humano), para poder enfrentar una pandemia de semejante envergadura como lo es ahora con el Coronavirus.

Los ciudadanos debemos exigir una salud pública de calidad. Eso implica mayor inversión en hospitales, centros de salud, médicos, enfermeros, auxiliares, tecnología y equipamiento. El Presidente de Francia, Emmanuel Macrón, de derecha por cierto, en relación a esta situación se ha manifestado. El jueves pasado dijo: “Lo que ha revelado esta pandemia es que la salud gratuita, nuestro estado de bienestar, no son costos o cargas, sino bienes preciosos (…) y que este tipo de bienes y servicios tienen que estar fuera de las leyes del mercado”.

Según los últimos acontecimientos, China parece tener controlado la pandemia. Construyó algunos hospitales en tiempo récord. Sus estrictas medidas de salud están dando frutos. Ahora han enviado personal e insumos para la detección del virus y para cuidados intensivos a Italia, donde la situación es harto delicada.

En el imaginario mundial se instaló que el virus tuvo origen en la ingesta de animales (que en Occidente generalmente no se consume) en China. No obstante, se plantea otra teoría. Dicen que en la guerra y en el amor todo vale, bueno, en la geopolítica también.

El canciller del gobierno de la República de China afirmó que se presume que el Coronavirus fue introducido en China por el ejército de Estados Unidos. Hecho que habría sucedido en los pasados juegos mundiales militares de octubre en Wuhan. Japón, Taiwan e Irán manejan también esta idea.

Aunque esta teoría de conspiración aún es una especulación basada en el análisis de genomas, mutaciones y otras situaciones (como las muertes de muchos estadounidenses presuntamente por influenza, cuando en realidad fue por Coronavirus), no me sorprendería. ¡Oh coincidencia! Cuando China se erige como la mayor potencia económica del mundo, le llega esta pandemia del Coronavirus.

En fin. Es responsabilidad de todos exigir al Estado un sistema de salud pública que pueda responder a las necesidades de la población. El Estado no es un actor sin guión que se disfraza de piedra o de árbol. El Estado es la institución que debe velar por el bienestar de sus ciudadanos, para que todos puedan acceder a una salud de calidad. Es derecho de todos. Es democracia.

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