Hablamos con Miky Corregidor, principal integrante del equipo de redes de Izquierda Unida (IU), fuerza política presente en el gobierno de Pedro Sánchez dentro de Unidas Podemos (UP). Centramos la conversación en el trabajo político que se hace en las redes sociales por parte de las fuerzas rupturistas.
¿Por qué debe una fuerza política con propuestas de ruptura destinar recursos a las Redes Sociales?
Para las fuerzas rupturistas es complicado colocar su mensaje en medios generalistas o de masas. No son mensajes que les interese demasiado difundir.
Por otro lado, tampoco las fuerzas políticas rupturistas suelen tener grandes recursos económicos como para tener medios propios potentes. Por tanto las redes, aunque su alcance es obviamente mucho más limitado que una TV o radio importante, es un medio útil para lanzar y amplificar tu mensaje.
En realidad no se aleja mucho de cuando tirábamos octavillas desde un coche. Tienes que buscarte la vida con los medios a tu alcance.
¿En qué se diferencia el trabajo del equipo de IU que usted lidera con el de otras fuerzas políticas en RRSS?
Creo que cuando este equipo se hizo cargo de las redes de IU había muchísima diferencia con el resto, precisamente por eso se generó cierta polémica. Lo que hicimos, esa forma irreverente de hacer comunicación política, no se había hecho nunca en España, aunque sí en otros países.
Con el tiempo otras formaciones políticas han visto que ese era el camino correcto y ya no hay tantas diferencias. Tienes que adaptarte al medio, es de pura lógica. Cuando hablas en un mitin no lo haces igual que si intervienes en un pleno o haces una entrevista. Pues esto es lo mismo.
Si usas el mismo lenguaje y estilo en redes sociales que en una nota de prensa, no estás entendiendo el medio que estás usando. De hecho, si usas el mismo lenguaje y estilo en todas las redes sociales tampoco lo estás entendiendo.
¿Por qué usar el humor y el sarcasmo?
La alegría también es revolucionaria. Y este es el país del cachondeo. Es más fácil llegar a la gente si usas sus códigos, y por lo general queda más grabado en la memoria un mensaje que te hace gracia que uno aséptico y meramente descriptivo.
Al final se trata de llamar la atención, de que tu mensaje llegue y se quede. Y por otro lado, a nadie le gusta la gente que está enfadada todo el día. Obvio que hay cosas en las que hay que ser absolutamente serio, y de hecho el 90% de nuestras publicaciones lo son. Pero también hay que defender la alegría como una trinchera más de la lucha. Alegres y combativas, ¿no?
¿Qué éxitos demuestran que el trabajo político en redes es necesario?
Es difícil cuantificar con exactitud la repercusión de las redes en el trabajo político. Sí podemos ver que el número de seguidores en nuestras cuentas no ha dejado de aumentar, lo cual parecería un indicativo de “éxito”.
También hay estudios que demuestran que el voto decide cada vez más a última hora y que en eso tiene mucha influencia el último mensaje que puedan ver de un partido en sus redes. En cualquier caso, preferimos ver el trabajo en redes como una trinchera más de la batalla cultural. Y en ese aspecto es totalmente necesario.
¿Son las RRSS una herramienta útil para romper el silencio y la manipulación mediática contra Unidas Podemos?
Sin duda. Como decía antes, a veces nos cuesta no ya colocar nuestro mensaje en los mass media sino incluso defendernos de las fake news de turno. Por tanto, cuando las organizaciones que formamos Unidas Podemos sumamos más de 2 millones de followers sólo con las cuentas oficiales, estamos ante una herramienta de primer nivel. Hubiera sido prácticamente imposible contrarrestar la guerra sucia de propaganda que se ha sufrido sin tener las redes.
¿Cómo afrontar el trabajo en redes desde posiciones marxistas con la vigencia del franquismo sociológico?
En realidad, como se ha hecho siempre. El franquismo sociológico nunca se fue, y los y las marxistas lo hemos estado combatiendo siempre. Si antes teníamos carteles, pintadas u octavillas ahora a todo eso le sumamos una nueva herramienta que son las redes.
Pero el trabajo se debe afrontar exactamente igual: pedagogía y más pedagogía. Aunque a veces parezca que predicas en el desierto, no hay otro camino. Y en este momento concreto, también es clave hacer una tarea ingente contra la desinformación de las fake news, que es la gran pata sobre la que sustenta la propaganda del franquismo sociológico institucional.
¿La estrategia es la misma en todas las redes sociales?
No, para nada. Cada una tiene sus códigos, su estilo, incluso su propio lenguaje. Hay expresiones que en Twitter las entiende todo el mundo pero en Facebook o Instagram estarían fuera de lugar. Instagram es un gran espacio para fotos, por ejemplo, pero no funciona especialmente bien para vídeos, IGTV no acaba de arrancar.
Sin embargo Facebook es al revés, además de ser más tolerante con mensajes largos que en Twitter no leería nadie. Cada red es un mundo, así que para cada comunicación importante tienes que pensar casi en tres formas distintas de hacerla, incluso en los formatos de los materiales audiovisuales.
¿Cómo eligen a qué redes sociales destinar más recursos y cuáles menos?
Posiblemente la más activa sea Twitter, pero no por nada en especial sino porque es la más tolerante a publicar mucho. Y afortunadamente, seguimos teniendo mucho que decir y hacemos muchas cosas que hay que comunicar.
Facebook e Instagram las dejamos para las cosas más importantes, porque no son redes en las que puedas hacer 20 publicaciones diarias sin que se te vayan seguidores por spam. Por tanto no es que prioricemos una sobre las otras, sino que nos adaptamos a la propia idiosincrasia de cada una.
¿Qué es lo mejor y lo peor de Twitter?
Lo mejor posiblemente sea que es casi como una agencia de noticias. Es decir, es el camino directo si quieres que algo llegue a los medios porque todos están ahí y todos te siguen y te leen. Puedes conseguir una noticia completa en un medio importante con un simple tuit. Lo peor, sin duda, que se ha convertido en un espacio extremadamente hostil donde es imposible el debate sosegado y constructivo.
Hay un grado de agresividad totalmente exacerbado. A esto ha contribuido enormemente la política de bots que se ha usado, sobre todo desde la derecha y extrema derecha. Cuentas que están ahí sólo para generar ruido.
¿Y de Instagram?
Pues justo lo contrario a Twitter. Es un espacio mucho menos viciado en el que aún se puede hacer una publicación sin que te insulten a la primera de cambio. Lamentablemente se está contagiando poco a poco, así que veremos lo que dura. Pero todavía es un espacio amable.
¿Por qué Facebook ha perdido tanta vigencia?
No tengo tan claro que haya perdido vigencia. Es cierto que incluso la propia empresa ha apostado fuerte por Instagram, pero Facebook sigue siendo la red más usada, la más transversal y generalista, en la que encuentras a más gente que no es especialmente amiga de las nuevas tecnologías y en la que la horquilla de edad es más amplia.
Twitter e Instagram están más “especializadas”, la segmentación es diferente. Es evidente que Facebook no es la que más crece ni la que está de moda, pero es que eso es muy complicado en una red tan veterana y que ya es tan grande. De hecho, te diría que la que va camino de perder mucha vigencia es Twitter si sigue por los derroteros que va.
Las redes permiten sostener un diálogo con la sociedad, ¿cómo aprovechar esa posibilidad políticamente?
Interactuando, sobre todo. La gran ventaja de las redes sobre la comunicación digital tradicional (webs, blogs…) es que es un camino de doble sentido. No lanzas una información y ahí se queda, sino que recibes feedback. Eso es muy positivo para ambas partes.
Tú como organización puedes medir la reacción de la gente, conocer su opinión; y la gente puede preguntar y obtener respuestas a sus dudas. Eso genera empatía y cercanía.
¿Existe censura o persecución contra las posturas de izquierda en las principales RRSS?
Algo de eso hay. En Facebook más que persecución hacia la izquierda lo que hay es un puritanismo que da cierta grima. Se eliminan y censuran publicaciones por cosas absolutamente absurdas como que una madre amamante a su bebé o que se vea un pezón (femenino, claro. Si es masculino no pasa nada). Es una red del siglo XXI con posiciones moralistas del XIX.
En Twitter sí que hay cierta persecución. No tanto porque lo haga la propia red por iniciativa propia, sino porque su sistema de denuncia de cuentas y tuits es tan soberanamente malo que el ejército de bots de la extrema derecha lo usa para realizar auténticas cacerías contra las cuentas de izquierdas. Pero bueno, ahí estamos y estaremos.