El Ecuador es un país que se encuentra afectado por el COVID-19, sin embargo, no es la única enfermedad que consume a la ciudadanía, pues de a poco las decisiones tomadas por las autoridades ecuatorianas entierran a las personas en la pobreza, especialmente a los más necesitados.
Las disposiciones tomadas por las autoridades del Ecuador actualmente son un dolor de cabeza, pero lo lamentable, es que la consecuencia principal sea la pérdida de vidas humanas. En el año 2019 se deslindó de sus puestos de trabajo aproximadamente a 25000 funcionarios públicos, la pregunta es ¿cuántos médicos, enfermeras se vieron afectados?
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Los días han pasado y los médicos ahora son llamados héroes, pero no es fácil olvidar críticas como a la infraestructura hospitalaria que fue realizada por el Gobierno del economista Rafael Correa, decían que se hicieron grandes hospitales que no eran funcionales, pero hoy en día qué falta hacen. Las personas a las afueras de los centros de salud en el país lloran la partida de sus familiares y muchos reclaman no ser informados del estado actual de sus enfermos.
El país en días atrás fue informado de la renuncia de la exministra de Salud, Catalina Andramuño, quien en su carta de renuncia aseguró que “enfrentar una emergencia sanitaria sin recursos es complicado”, pero las declaraciones no fueron tomadas en cuenta, ya que el Gobierno decidió utilizar recursos para pagar la deuda externa.
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Las decisiones de las autoridades causaron impacto, de tal manera que incluso uno de los candidatos a la presidencia como es Guillermo Lasso confesó que es momento de arrimar el hombro expresando que las personas con mayores recursos deberán aportar más.
El Ecuador ya pasó una situación similar más no semejante, pero las medidas económicas que se dieron en aquel entonces nos pusieron de pie, es hora de pensar en los más necesitados.