Dios ha muerto. Y es que es normal pensar que el significado de esa frase pueda entenderse desde un sentido muy marxista y cercano al materialismo histórico, en el que la religión, opio del pueblo, pierde su fuerza y se debilita ante el escepticismo de quien prefiere creer más en lo que puede observarse.
Sin embargo, lo que realmente quería expresar Nietzsche es que, en el preciso instante en el que constatamos que era nuestro guía, muere y sentimos que hemos sido engañados, perdemos el propósito de nuestra existencia. Nuestra presencia deja de tener un sentido, por lo que la vida deja de ser un camino marcado para convertirse en una llanura solitaria y poco accidentada. Una explanada parca en señales. Bojack Horseman explora a fondo este planteamiento.
A través de la tragicomedia, la serie refleja que la vida de este caballo de aspecto antropomórfico no es otra cosa que un mal chiste. En realidad, asevera que ninguno de sus personajes tiene algo claro, y simplemente se dedican a pasar por este mundo afrontando los problemas cuando y como pueden. Porque no creen en un ser superior o una meta a la que aspirar para trascender. Subyace un mensaje triste pero verdadero, en el que ser creyente y poseer la virtud de la fe es mucho más sencillo que estar desamparado espiritualmente. Pero también refleja que la sombra de la moral cristiana es alargada, ya que la verdadera obsesión de Bojack es poder ser una persona decente, sin llegar a conseguirlo nunca.
La esencia de Horseman es bien sencilla: se odia a sí mismo. Se encuentra en un círculo vicioso perpetuo del que no puede escapar. Realiza un daño y se culpa por ello, lo que lleva a causar más daño. También se declara existencialista, y por si no fuera suficiente, no deja de intentar engañarse, sin permitir que abandone esa rabia interna que arroja indiscriminadamente hacia los demás (que bastante tienen con lo suyo). Se cobija bajo una dura infancia, ya que fue constantemente despreciado por sus padres y desapegado de afecto maternal alguno e imbuido de los complejos que pasan de generación en generación. Un afecto que busca en su círculo cercano, sin encontrar el Santo Grial que supone la absolución. Una culpa imborrable que necesita ser exonerada por quienes no tienen nada que ver con lo sucedido.
Durante la primera temporada, contrata a una periodista llamada Diane para que escriba una biografía sobre él. Ella consigue captar a la perfección la personalidad y las decisiones que ha tomado este actor famoso de medio pelo. En realidad, ella comprende mejor que nadie la personalidad gris de Bojack. Y, precisamente por ello, el caballo, durante la presentación del libro, le pide a su nueva amiga que le admita que es una “buena persona“. Quiere que aquella que mejor le conoce actualmente le conceda un respiro, un soporte al que agarrarse y seguir engañándose. Diane, con su silencio y una posterior explicación, le hace entender que lo que define a la gente no es su fondo o sus pensamientos, sino sus acciones. Por ello, no basta con creer que un rinconcito de tu corazón posee bondad, sino que son nuestros actos los que lo dictaminan. En este momento, a Bojack se le cae el mundo encima.
El escritor y filósofo Albert Camus pensaba que ante el existencialismo y el absurdismo de la existencia, solo hay tres posibles respuestas vitales. La primera, el suicidio, que no sería un acto de cobardía sino de colaboración ante la inutilidad del ser. La segunda, la búsqueda de distracciones y paliativos (empleos, drogas, alcohol, el arte o la religión) que te alejen de ese continuo dolor que supone la vida terrenal. La tercera y última, la aceptación de que ésta carece de sentido, y por tanto, se debe vivir como uno pueda y quiera sin pensar demasiado en ello.
Nuestro protagonista pasa por todas ellas durante la serie, sin encontrar nunca cuál de ellas es la correcta, ya que no consigue posicionarse en ninguna. Además, el resto de personajes se sitúan también en una de estas respuestas: el señor Peanutbutter prefiere llevar una vida superficial y vacía para no pensar, Todd y Princess Carolyn se refugian en el trabajo y quehaceres auto-impuestos para probar que tienen algún objetivo (segunda respuesta), y Diane estaría muy cerca del suicidio y la constante depresión de quien lo intenta pero nunca lo consigue.
Es también irónico que Horseman sea famoso por su papel protagonista en la serie “Horsin´Around“, una sitcom tradicional en la que, después de cada episodio, el ambiente familiar reiniciaba sin consecuencia alguna de las acciones que acontecían en los episodios anteriores. Básicamente, la encarnación del sueño de Bojack: una existencia en la que nuestros actos no tienen repercusión en el futuro. Un pasar del tiempo inalterado y sin consecuencias negativas debidas a nuestras elecciones erróneas. Una vida feliz y utópica en la que no hace falta reflexionar demasiado.
Bojack se encuentra en una depresión crónica. En gran medida, esto es debido al pensamiento de que ser bueno o realizar actos éticamente aceptables no implican necesariamente la felicidad y la autorrealización. Esto es precisamente lo que le aleja de su anhelo de ser alguien pretendidamente magnánimo, porque en el fondo sabe que ello no garantiza nada, de modo que nunca estaría dispuesto a arriesgarse sin tener el viento a favor.
Esto se lo reprocha Todd Chávez en una memorable discusión: “no puedes estar refugiándote siempre en la culpa y creer que eso arregla las cosas. No es culpa de tu niñez o de las drogas y tus vicios. Es tu culpa, y lo será hasta que no cambies de verdad“. Le hace ver que esconderse en sus remordimientos no le exime de nada. Le abre los ojos para que entienda la verdadera problemática que le rodea.
Bojack Horseman es, finalmente, la encarnación de la gran mentira del capitalismo actual. Ha conseguido todo lo necesario para alcanzar éxito: es famoso, tiene mucho dinero y posee la casa que muchos sueñan. Y, sin embargo, es incapaz de ser feliz.
Ha comprendido que una vez has llegado a unas metas inventadas por una sociedad materialista, el ser humano debe imponerse unas nuevas. Pero, como podréis comprender, para Bojack, Dios ha muerto desde que lo consiguió todo. Desde que consiguió la nada.
Al menos nos queda el consuelo de haber podido disfrutar de esta magnífica historia.